Por Emiliano Vidal
El cierre de las listas para las primarias de septiembre es inminente. En esa línea, descifrar, comprender e intentar conocer al importante sector de la denominada clase media argentina, es primordial no solo en las intenciones electorales de cualquier gobierno de turno, sino para querer y saber de qué país se trata la Argentina. ¿Por qué a los sectores que mejores les ha ido en términos económicos son hoy los más reacios al modelo que más oportunidades les brindó?; ¿Se trata de una cuestión de clase en términos estrictamente económicos o está relacionado con aquella primera educación primaria?; ¿tiene que ver con complejos de clase?. Algunos de estos interrogantes, citando expertos en el análisis, en la eterna matriz de encontrar en el archivo de pasado respuestas para este presente, refieren los párrafos siguientes.
La pandemia del covid19 descobija que los dos males que aquejan históricamente a la sociedad son los negociados en función del endeudamiento público, por un lado, y la formación y acumulación de riquezas en manos de unos pocos sectores protegidos por sus escudos: los medios dominantes. Tras el golpe cívico/militar de 1976 hasta la implosión de ese modelo en diciembre 2001, la Argentina se endeudó en más de 200 mil millones de dólares.
Según el periodista y escritor Hernán Brienza, ese resultado fue el empobrecimiento de la mayoría de los argentinos, excepto unos pocos, que vieron garantizada su acumulación de riquezas gracias a los negocios millonarios que realizaron con el Estado. Incluso, en los momentos más difíciles, millones de argentinos y argentinas, pusieron el hombro y se endeudaron obligatoriamente por empresas privadas. En 1982, plena dictadura militar, Domingo Cavallo nacionalizó la deuda de esas empresas y les cargó a millones de argentinos una deuda de 15 mil millones de dólares.
¿Qué es y qué lugar ocupa la llamada clase media?… es posible determinar a los sectores medios no sólo en su relación con la posesión de los medios de producción, su lugar en el mercado de trabajo y su ingreso, sino también por sus habilidades en el área educativa, su formación y sus conocimientos, por sus patrones de consumo y estilo de vida. Para el escritor Eduardo Anguita, la definición de clase media no pasa por una identidad común objetiva, respaldada en aspectos materiales, como la de los terratenientes o los obreros, sino por lo que algunos denominan “identidad simbólica”.
¿Por qué a ese sector que mejor le fue, al menos en términos económicos, es hoy quien más resiste al modelo que más oportunidades le otorgó? Anguita sostiene que no fueron los crímenes y la debacle del proceso militar, incluida la gesta de Malvinas, ni el desmantelamiento neoliberal, lo que desilusionó a la clase media, sino que debió llegar la crisis del 2001 para que se sintiera realmente abandonada. Con el primer gobierno kirchnerista, en términos económicos, este sector consiguió estar mejor, pero ideológicamente se encontró seducida por el proyecto conservador, que derivó con la llegada por las urnas de Mauricio Macri, primero a la jefatura de Gobierno porteño en 2007 y ocho años después, 2015, a la primera magistratura.
Los tiempos que persisten son de larga data. Las críticas y dudas se relacionan con arrastres ideológicos y con una serie de cuestiones simbólicas que la clase media siente como ataques personales. La sociedad argentina tiene muchos problemas que en su mayoría son herencia de muchas décadas pasadas. Una enorme lista de problemas, que se acumulan y no fueron resueltos, en el bombardeo mediático constante, algunos grupos de los sectores medios se los atribuyen al actual Gobierno. Quizá esta es una costanilla donde la clase media reposa su descontento y se ve seducida por los sectores más reaccionarios, quienes siempre terminan embaucando.
En las últimas décadas, ha habido gobiernos de toda índole. Para el periodista Luis Bruschtein, “un buen gobierno sería el que desarrolla estrategias que benefician a la mayoría y un mal gobierno, el que hace todo lo contrario, es decir, que beneficia a una minoría. En los casos del radicalismo y el peronismo han tenido gobiernos que transitaron por toda la gama, desde lo que se definiría como “malos” gobiernos –los de Carlos Menem y Fernando de la Rúa– hasta los que podrían ser encuadrados entre los “buenos” gobiernos, como los de Hipólito Yrigoyen y Juan Domingo Perón. El radicalismo, con una base social más instalada en las capas medias, priorizó en su discurso –sin excluir a los demás temas– la institucionalidad y el desarrollo de los derechos ciudadanos. El peronismo, con una base social plebeya con urgencias de tipo económico y social más inmediatas, centró el suyo en la justicia social, también sin excluir los otros temas. Las formas plebeyas del peronismo con sus descamisados y tosquedades han sido rechazadas históricamente por las clases medias. Y al peronismo, los “buenos modos” de la clase media le han parecido pura hipocresía”.
Es decir, que los aceptables gobiernos peronistas han tenido inconvenientes para dirigirse a las clases medias, pese a que ellas han crecido y han tenido buenas épocas, de ingresos, viajes y posesiones materiales bajo esos gobiernos.
Más preguntas y respuestas
La clase media ha tenido enormes modificaciones en las últimas décadas, y hace tiempo dejó de ser el estamento creciente, que mejoraba su posición económica y social de generación en generación. No obstante, para el escritor Anguita, la fraccionada clase media constituye un actor social de la mayor relevancia. Lo que ese segmento hace y piensan hace una diferencia en la sociedad. Sin claras representaciones corporativas, están presentes en la vida social, económica, política y cultural del país.
¿Qué hacer con ese estrato medio encandilado por los sectores conservadores con anclaje en el distrito porteño? Un pasó sería profundizar cambios en las áreas educativas, en el camino de una nueva narración histórica que introduzca todas las tendencias. No tiene sentido, generar provocaciones inconvenientes en el arduo camino de querer atraer al sector medio para fines electorales. No es solo una cuestión en términos estrictamente económicos. Es inútil que el peronismo intente llevar a cabo medidas que han sí han servido para otros sectores más rezagados en materia económica y social. Explica el periodista Brienza: “obviamente, la clase media no está preocupada por el cumplimiento, por ejemplo, de la Constitución Nacional o la plena activación de los Derechos Humanos. Los enferma la imposibilidad de salir del país si no se tiene la economía doméstica en regla en términos fiscales. Es decir, como todo sector social o grupo de presión, pelea por sus propios intereses y representaciones”.
Cultura, consumo, gustos, estilos, son parte de aquellos elementos que definen a un individuo dentro de una sociedad. ¿Por qué pelean las clases media y alta argentinas? Según Brienza “no por el dinero. Sino por la posibilidad de ser distintos en el marco de la sociedad. Y de qué manera cultivan esa distinción las clases medias argentinas es europeizándose, consumiendo productos extranjeros, viajando por el mundo, a Nueva york. Esa es la forma en la cual se logran diferenciar de las mayorías que no acceden a esos beneficios y para poder distinguirse, los sectores medios y altos necesitan de un aliado especial: el dólar barato”.
Para la especialista Paula Canelo, “un sector de la oposición no para de buscar, recrear, agitar, a toda costa, un clima de visceral odio social. Porque es allí donde está su fortaleza, su capacidad para mantener las distancias sociales. Así que dejemos de esperar que dejen de votarlos cuando se den cuenta que no pueden pagar la luz, porque esa factura impagable es el precio que muchos pagan, voluntariamente, por mantenerse a salvo del otro”.
La versión kirchnerista del peronismo posee una idea homogeneizadora en términos políticos, económicos y culturales. Con relación a la clase media, lo ideal es atender sus demandas, y la opción real es hacer oídos sordos y seguir con paciencia y perspectiva histórica. El cierre de las listas para las primarias de septiembre es inmediato y por supuesto que la peor parte la lleva el oficialismo, sea por el desgaste que produce la gestión, el tendal de la pandemia y porque algunas decisiones ejecutivas pueden generar malestar dentro de las propias filas. Es un deber ciudadano entender y saber que es la clase media.
*Conductor – De acá para allá (Sábados de 12 a 13 hs.)
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