Por Lucas Molinari y Leonardo Martín
La Academia y medios masivos, muchas veces lejos del sentir popular, no comprenden lo que significa MALVINAS. En los sindicatos y en las canchas de fútbol, sin embargo, se da cátedra de patriotismo, de respeto. Con homenajes emotivos, como hemos vivido desde Radio Gráfica en La Boca, en la inauguración de la Unidad Básica “Con la patria al hombro”.
“Donde hay un trabajador está la patria”, definió Evita y no se equivocó. Desde el movimiento obrero nacen los abrazos más firmes a quienes han dado su vida por la Causa Nacional.
Nos detenemos este 4 de abril en Malvinas, por dos motivos. Para hacer algunos apuntes históricos, y para imprimir una épica nacionalista en este siglo XXI, en el que el liberalismo se ha naturalizado.
“Fue una aventura de un general borracho” que llevó a la muerte a esos “pobres chicos de la guerra”, podríamos decir que es una síntesis brutal del discurso que los británicos inocularon en nuestra “democracia de la derrota”.
Aquel 2 de abril de 1982, el movimiento obrero argentino que había sido reprimido días antes (el 30 de marzo), apoyó la recuperación de nuestras islas, pero con consignas propias.
“Las Malvinas son argentinas y la plaza es de Perón”, fue una de ellas. Contexto de ebullición nacionalista que tuvo su repercusión en la prensa británica: “¿Por qué el pueblo de Evita se vuelve a alegrar?” (Sunday Telegraph, 4/4/82). También en una de las fotos difundidas presentaban al general Perón y Evita, con un epígrafe diciendo “los fantasmas arrogantes nacionalistas de Perón sobreviven” (citado en “Malvinas, el pasado es el prólogo”, Enrique Oliva, Ediciones Fabro).
Como en el anterior Panorama destacamos la resistencia obrera a la dictadura, muchas veces invisibilizada, esta vez resaltamos que las Plazas de Mayo de abril del 82, no fueron a favor de la dictadura. Se apoyó la Causa Nacional, que toda América Latina respaldó. Vale recordar las enormes listas de voluntarios que se anotaron para luchar en el Atlántico Sur.
Se trató de una guerra de descolonización, más allá de quienes la habían decidido. Hasta Cuba llegó el por entonces canciller Nicanor Costa Méndez a la reunión de los países “No Alineados”, en los primeros días de junio del ´82. El líder de la Revolución, Fidel Castro, lo esperó con mapas de nuestras islas desplegados para postular una estrategia de defensa. Pero esa no era la voluntad del gobierno de facto.
Desde los altos mandos todo se hizo para perder, mientras que desde el campo de batalla todo se hizo para ganar.
Peor aún, Argentina pagó durante todo el conflicto la “deuda externa” a su enemigo Pirata.
En los cánticos de aquellas manifestaciones de abril del 82, nadie se engañaba sobre quiénes seguían al frente del plan económico. Por eso en la Plaza se cantaba “ya se van, ya se van, se fueron los ingleses, que se vaya el Alemann”. Se referían al cipayo de Roberto Teodoro Alemann, ministro de Hacienda de aquella dictadura.

¿Y el movimiento sindical? Apoyó la Causa, sin dejar de decir lo suyo. La CGT Brasil, bajo la consigna “Primero la Patria”, decidió hacer “un paréntesis en su plan de acción”, “con el propósito de no perturbar la gesta de la recuperación soberana de las Malvinas y la lucha entre todos los frentes contra el imperialismo“ y destacó “el coraje y la valentía de los soldados que lucharon por las Malvinas y la firme oposición argentina a las absurdas pretensiones del colonialismo caduco”, pero sin apoyar la dictadura, a la que le decía que “Los subversivos de ayer somos los patriotas de hoy”, en referencia a la convocatoria del gobierno a la CGT para integrar la delegación de organizaciones civiles que se trasladó a las Islas Malvinas, cuando tres días antes sostenía que la central obrera había sido disuelta.
Ricardo Pérez, secretario de Prensa de la CGT Brasil, explicó la postura de la central sindical:
“Deseamos aclarar que no estamos aquí para hacer más fuerte la posición del gobierno argentino, que es una dictadura, que no es un gobierno elegido. Estamos aquí para explicar la posición del pueblo argentino, que ha sentido por largo tiempo que los territorios perdidos debían reconquistarse. Pero la reconquista de las Malvinas no modifica en modo alguno nuestros serios problemas internos”.

Por esto mismo, a quienes hacen eje en que “la prensa mentía” (como si en otras guerras hubiese sido diferente), creemos que el problema está en que subestiman profundamente a nuestro Pueblo. Y peor aún, desvalorizan la GESTA MALVINERA, que en 1982 encarnó al mismísimo Gaucho Rivero y los Cóndores de 1966 (operativo planeado desde la juventud peronista y sindical).
La desmalvinización parió una “democracia de la derrota” que pensó a la política como “el arte de lo posible” en los límites del coloniaje.
De allí que, desde la comunicación popular, pensamos en Malvinizar. Que hoy significa debatir proyecto nacional, cómo quebrar los nudos de la dependencia que se consolidó en la posguerra.
A fin de este mes de abril se termina la concesión de la Red Troncal Fluvial (Hidrovía del Paraná), de los puertos… ¿Qué va a pasar con eso? El movimiento popular está diciendo lo suyo.
Se trata de recrear el debate de cómo lograr la JUSTICIA SOCIAL, con datos cada vez peores sobre la pauperización de nuestra gente, que perdió en muchos casos la esperanza de un futuro mejor.
La épica malvinera tiene mucho para enseñar, en aquel 82 la actitud unitaria de las mayorías se abalanzó para apoyar la GESTA. El Imperialismo respondió con todo, primero en la guerra, luego en la cultura y la política. No podía permitir que ese hecho maldito vuelva a tomar protagonismo, había que “humillar a la Argentina” como expresó Woodrow Wyatt, asesor de Thatcher, en el Daily Mirrow el 13/6/82.
Por eso, este abril del 2021, el patriotismo debe recuperar la fuerza de aquel pueblo argentino en la lucha anticolonial, para debatir nuestra actualidad en la que empresas extranjeras dominan nuestros recursos naturales, haciendo de Argentina un país empobrecido.
SALARIOS, POBREZA. Esta semana, el INDEC difundió dos datos de extrema preocupación. Uno fue la pobreza correspondiente al segundo semestre de 2020 que alcanzó al 42% de la población, que agrava el análisis al subir al 57% cuando se trata de los menores entre 0 y 14 años. Casi 6 de cada 10 niños en el país son pobres. Consecuencias de la Argentina neoliberal que el paréntesis kirchnerista no logró revertir (transformar la matriz económica).
Otro dato difundido esta semana es el de la caída salarial correspondiente a la medición de enero. En ese mes, comparado con diciembre, los salarios se incrementaron 3,3% (4% el sector privado registrado, 2,4% el público, 2,5% el privado no registrado) y en la medición de los últimos 12 meses acumuló una suba del 29,6%. Sobre este último punto la inflación correspondiente al mismo período fue del 38,5% es decir una caída en los últimos 12 meses del 6,4%, que se acumula al desplome de los cuatro años de Macri.
Para este año, el Gobierno plantea una recuperación salarial de tres o cuatro puntos frente a una inflación que tuvo un primer capítulo negativo, ya que las previsiones no son alentadoras para el primer trimestre. El camino de la recomposición salarial tiene dos carriles, uno es la negociación paritaria, el otro es el control de precios para que los incrementos de los sueldos no se conviertan en un juego de suma cero (o negativo).
Una buena noticia es que la economía viene creciendo en la medición desestacionalizada desde hace nueve meses, aunque hay que ver cómo impacta la llegada de la segunda ola de contagios de Covid-19 (con la necesidad planteada por diferentes epidemiólogos de hacer un cierre de actividades de por lo menos quince días para evitar el colapso sanitario).
Volviendo al tema precios y salarios, hay una pregunta para hacerse: ¿Administró bien el Gobierno la crisis económica? ¿Pudo haber hecho más? Esta semana, entrevistado por Gabriel Fernández en Radio Gráfica, el economista Horacio Rovelli criticó las medidas tomadas por Martín Guzmán y, especialmente, el accionar del presidente del Banco Central, Miguel Pesce.
“Hay un punto que muestra que las cosas no están bien, el salario promedio en febrero de Argentina, no llega a 600 dólares por mes. Estamos en un país que tuvo un promedio que osciló entre 1200 y 1500 dólares por mes. Menos de la mitad de lo que históricamente fue. El Salario Mínimo, Vital y Móvil recién en marzo llegó a 20.800 pesos cuando la canasta básica para no caer bajo la pobreza fue de 57.997 pesos en febrero, sin contemplar alquileres. El salario promedio apenas supera la canasta básica. En el interior predomina el empleo público y de empleados de comercio con salarios que no superan los 30 mil pesos. Hay una situación desesperante con la caída del poder adquisitivo”, describió Rovelli.
“Veníamos de una situación caótica del macrismo con las sucesivas devaluaciones, pero este gobierno siguió devaluando. En nuestro país existe una relación inversamente proporcional entre el salario y el tipo de cambio. Si subís el tipo de cambio el salario se cae. El Gobierno tiene responsabilidad porque siguió ajustando el tipo de cambio, recién ahora en marzo, después de 15 meses, está evaluando la posibilidad de no seguir ajustando para evitar que se disparen los precios”, agregó.
Ante la pregunta del porqué del aumento desmesurado de los precios una respuesta es la concentración de sectores de la alimentación, pero Rovelli añadió que hubo incrementos en los precios internacionales y una devaluación por goteo, pero sostenida en el último año.
“Los precios de los alimentos subieron en los mercados internacionales, de la soja, del trigo, del maíz, del girasol, el precio de la carne vacuna, aumentaron entre un 40 y 50% en dólares. Vos encima le ajustaste un 60% más con el tipo de cambio local. Cuando asumió Alberto Fernández el dólar estaba a $59,60, hoy está a $97,25. Es más de un 60%, eso impacta en los precios de los alimentos”.
El Gobierno ha acelerado algunas medidas en los últimos dos meses para controlar la inflación, pero falta ver la efectividad que tienen. Convocó a las mesas de precios y salarios, Guzmán anunció que detendrán la devaluación por goteo, prorrogó el Programa Precios Máximos, entre otras medidas como la anunciada por la Secretaría de Comercio Interior: la aplicación del SIPRE (Sistema Informativo para la Implementación de Políticas de Reactivación Económica), orientado a que las empresas grandes den cuenta de las cantidades producidas y vendidas, y el stock de los productos.
La primera presentación del SIPRE deberá realizarse hasta el 10 de abril. Las empresas tendrán que informar los datos disponibles para enero, febrero y marzo de este año en esta primera presentación. Las posteriores deberán incluir la información correspondiente a esos ítems del mes inmediato anterior. El Sipre se aplicará en dos etapas: en la primera, los sectores que deberán enviar estos datos al Gobierno serán los de alimentos, bebidas, higiene personal y limpieza; construcción; química y agroquímica; electrónica y electrodomésticos, y muebles, que suman más de 500 grandes empresas.
Pero desde la cámara de las alimenticias (COPAL) rechazaron el SIPRE, esta semana presentaron un “recurso administrativo” que es el paso previo para luego judicializar la medida de Estado. Su titular, el abogado laboralista Daniel Funes de Rioja, afirmó: “Creemos que el sistema se da en el marco de la Ley de Abastecimiento a la cual consideramos inconstitucional, porque avanza sobre el derecho a la propiedad y a ejercer industria lícita”
La puja está planteada, veremos cómo se mueve el gobierno en un contexto donde su base electoral exige mayor dureza ante estos especuladores de siempre. Es estratégico que nuestro Pueblo pueda debatir qué tasa de ganancia deben tener estas patronales, que hoy están determinando el hambre de las mayorías. Un derecho sagrado (a la propiedad), como ellos lo exponen, que el protagonismo sindical debe poner en discusión, anteponiendo el interés común.

PARITARIAS. Con el comienzo de abril, se larga la temporada alta de negociaciones paritarias que se extiende hasta junio. De las de mayor relevancia numérica han cerrado Bancarios, Encargados de Edificio, gremios docentes, entre otras. Muchas otras organizaciones gremiales también negociaron en este primer tramo del año el cierre correspondiente al año 2020.
Esta semana hubo reuniones por dos paritarias de peso en cantidad de trabajadores. Una es la metalúrgica (UOM), la otra la de Sanidad, ambas continúan en cuarto intermedio.
En el caso de la organización que lidera Antonio Caló, trascendió un pedido de suba salarial del 35%, con una mejora de mayor volumen en el caso del salario inicial. La respuesta empresarial es del 30% estirándose algún punto extra, números que no parecen lejanos en un contexto de una fuerte recuperación de la actividad y el empleo en el sector. El próximo 7 de abril habrá una nueva reunión.
En el caso de los trabajadores de sanidad tampoco hubo acuerdo, continuando vigente la Conciliación Obligatoria. En este caso puntual, que afecta a los trabajadores del sector privado, lo que está en discusión es el cierre de la paritaria 2020.
Para las paritarias que comenzaron a negociarse en estos días o lo que lo harán en los próximos existe una variable que tensa esas discusiones. ¿Va a decidir el Gobierno avanzar con restricciones a actividades económicas ante el aumento de casos de Covid-19?
PAUTA OFICIAL. Este martes estuvimos en la Plaza del Congreso. Radio Gráfica pertenece a FARCO (Foro Argentino de Radios Comunitarias), que integra a 120 emisoras en 22 de nuestras provincias. Esta acción la desarrollamos junto a otras redes de medios autogestivos y sindicatos que traccionan para “democratizar la pauta pública publicitaría”: FATPREN (Federación de sindicatos de prensa), la Federación Gráfica Bonaerense y el sindicato de Canillitas.
Un espacio de unidad para fortalecer el entramado de medios de propiedad social, comunitarios, cooperativos y populares. Debatir la pauta es parte de nuestra paritaria, aunque a la vez implica polemizar sobre “un subsuelo de nuestra democracia”. Porque no hay criterio en cómo se distribuye. En realidad suele utilizarse desde los diferentes oficialismo para “negociar las líneas editoriales de los medios”.
La actividad en la Plaza Congreso constó de un programa de TV donde se explicó la propuesta de 12 puntos que hemos consensuado para que haya una ley.
”Democratizar la pauta es crear trabajo”, fue una de las consignas porque nuestra experiencia lo demuestra. Hemos hecho un relevamiento sobre 190 medios, en los que con una inyección de recursos públicos podría multiplicarse el número de periodistas, técnicos, etc. Se trata de apostar a la producción local y federal, como se definió en la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (de la que hoy algunos se avergüenzan).
Recomendamos el artículo de Úrsula Asta, para comprender el debate de fondo y también para ver en números cómo el gobierno está financiando a quienes militan a favor de la Pandemia.
YAPA: SINDICALISTAS EN EL LIBRO DE MACRI. El ex presidente busca retomar una centralidad política en el espacio opositor con la reciente edición de su libro “Primer Tiempo” y la reaparición en medios de comunicación amigos. Libro en que busca dar algún tipo de explicación para justificar la debacle de sus cuatro años de gobierno.
En uno de los capítulos habla de las “dificultades del cambio” en el que apunta contra el sindicalismo como uno de esos factores que rechazaron las reformas “necesarias” para la transformación del país. Describió que los gremios “rechazaron la reforma laboral” y “un marco laboral moderno”, porque defienden “privilegios”. Nada nuevo bajo el sol.
Pero también dejó elogios y críticas para algunos dirigentes. Entre ellas la más negativa es con Pablo Moyano que es el “que tiene la mirada más extrema”, recordando las negociaciones que mantuvo con Camioneros en la primera etapa para introducir reformas. “Tuvimos dos años de conversaciones, de pequeños avances y pequeños retrocesos”, que luego voló por los aires tras las elecciones legislativas de 2017.
Dentro de los elogiados está el dirigente petrolero neuquino, Guillermo Pereyra que en estos días anunció su retiro tras liderar 40 años ese gremio. Macri (o Avelluto o quien haya escrito el libro) en referencia a las inversiones promovidas para Vaca Muerta se jactó de “lograr entusiasmarlo” para introducir una flexibilización laboral para los trabajadores del sector.
También es elogioso con el gastronómico Luis Barrionuevo al que tras contar un episodio que incluye a Antonio Caló indica que “ha sido mucho más consecuente y consciente de los problemas de los trabajadores”. También hizo referencias positivas para el gremio de los trabajadores municipales de la Ciudad, Sutecba, y Andrés Rodríguez de UPCN.
A su vez, recuerda la lamentable gira “all inclusive” donde Jorge Triaca (h) viajó con 12 dirigentes gremiales por Holanda, Alemania y España en febrero de 2018 para entusiasmarlos con una reforma laboral que finalmente no pudieron concretar.
Pero eso no es todo, también se jacta de haber hecho la “primera flexibilización laboral en Argentina”. Cuenta que en el año 1995, en plena consecuencias del Efecto Tequila, siendo un joven ejecutivo de Sevel le tocó negociar con el viejo dirigente metalúrgico, Lorenzo Miguel, al que convenció de suspender trabajadores con un pago parcial de los salarios evitando despidos.
“La mayoría de los argentinos quieren cambiar este modelo laboral (…) se trata de una lucha que tenemos que seguir dando para hacer valer la voz de las mayorías (…) Sin una legislación laboral moderna no vamos a lograr un flujo de inversiones importantes que genere los millones de empleos formales de calidad que necesitamos”, concluye Macri.
Para el futuro próximo, queda una cosa muy clara: Ningún trabajador puede estar desprevenido o ser sorprendido con lo que venga, tampoco ninguna organización gremial. Con Macri a esta altura no hay sorpresas ni puede haber sorprendidos.

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