Por Erika Eliana Cabezas
Otra vez el mismo debate, otra vez la misma confusión y moralina. Sky Rojo, la serie hispanohablante creada por Alex Pina y Esther Lobato, cumplió su cometido. Todxs estamos hablando de la producción de Netflix estrenada el pasado 19 de marzo. El contexto no es inocente. En este momento en España se está debatiendo el anteproyecto de la Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual, que introduce normas que criminalizan el trabajo sexual.
El primer borrador de la ley, también conocida bajo el nombre “sólo sí es sí”, surgió poco antes del 8 de marzo de 2020 como respuesta a los acontecimientos que tuvieron lugar con el juicio del caso La Manada. El objetivo, eliminar la distinción entre abuso y agresión sexual establecida por el Código Penal, y legislar sobre las violencias tal como lo dictamina el Convenio de Estambul. El foco estaba en el consentimiento de las mujeres en el plano sexual.
Un dato. Durante la pandemia se apuntó fuertemente contra las putas. Estigma y persecusión. El Ministerio de Igualdad envió el 21 de agosto una carta a las comunidades autónomas para pedir que se cierren los prostíbulos por considerarlos “focos de infección”. De esta manera se dejó a miles de trabajadoras sexuales sin trabajo ni recursos. Muchas, incluso, quedaron excluidas del Ingreso Vital Mínimo por ser migrantes y estar en una situación irregular.
“Nuestras compañeras que son multadas a través de las ordenanzas municipales no pueden acceder a cambiar su situación irregular en España porque esas multas son delitos penales”, contó María José Barrera, del Colectivo de Prostitutas de Sevilla, en diálogo con Radio Gráfica. En España, además de las ordenanzas municipales, está la Ley Mordaza, que multa por exhibicionismo a las trabajadoras sexuales que ejercen en la calle.
Hacia una mayor clandestinidad. Seis meses después de que se diera a conocer el primer borrador, el Ministerio de Igualdad publicó el Anteproyecto de Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual, en el que se establecieron nuevas temáticas. Una de ellas criminaliza el trabajo sexual. Así es como en el artículo 187 bis del Código Penal se reincorpora la tercería locativa: “El que, con ánimo de lucro y de manera habitual, destine un inmueble, local o establecimiento, abierto o no al público, a favorecer la explotación sexual de la prostitución de otra persona, aun con su consentimiento, será castigado con la pena de prisión de uno a tres años, y multa de seis a dieciocho meses sin perjuicio de la clausura prevista en el artículo 194 de este código. La pena se impondrá en su mitad superior cuando la prostitución se ejerza a partir de un acto de violencia, intimidación, engaño o abuso de los descritos en el apartado 1 del artículo 187”.
🔴 ¿Sabías que la próxima Ley del #SóloSíEsSí a debatirse en el Congreso invalida el consentimiento de las #TrabajadorasSexuales y nos apeligra? te lo contamos en este Manifiesto y te pedimos por favor apoyo con tu
🖊firma y difusión https://t.co/GHt2ftEQZT#EscucharParaLegislar pic.twitter.com/HlB6Hx0h64— Colectivo Prostitutas de Sevilla#RegularizacionYa (@ProstitutasSev) March 18, 2021
“Nosotras creemos que la Ley de Libertades Sexuales va a generar que muchas compañeras pasen por situaciones complicadas. Nos están vendiendo que la tercería locativa va a ser beneficiosa para el cierre de los clubes, pero nosotras no le vemos ningún beneficio”, expresó María José Barrera.
Y remarcó: “Que el discurso abolicionista use a estas compañeras como armas en contra de nosotras es vergonzoso, cuando precisamente son ellas las que tenían las herramientas para poder cambiar esta situación y, sin embargo, no ha hecho nada”.
La situación en España es similar a lo que ocurre en Argentina. En el plano normativo, el trabajo sexual no es ilegal pero está penalizado. También, se recae en la falsa dicotomía “regulación o abolición”, cuando el reclamo del sector en realidad pasa por otro lado. “El movimiento abolicionista ha creado una lucha entre regularización y abolición, que es un debate que nosotras no hemos creado ni hemos pedido en ningún espacio. Nosotras aquí preguntamos siempre si nos quieren clandestinas o nos quieren con derechos, y la despenalización. Esa es nuestra lucha ahora mismo”, manifestó Barrera.
“Las trabajadoras sexuales tenemos que hacer mucho hincapié en que nosotras no somos regulacionistas, nosotras somos pro derechos. Queremos el reconocimiento de derechos, independientemente del espacio donde trabajemos. Por supuesto que lo ideal sería trabajar autónomamente y autogestionada en un espacio que sea autónomo y autogestionado”, destacó.
Sky Rojo, un discurso de ficción
A la ficción no se le exige que sea un fiel reflejo de la realidad. Eso no se discute. Pero, las casualidades no existen y el sector al que se vapulea siempre es el mismo. Todo el aparato contra las putas. Mientras tanto el abolicionismo se regodea y levanta en alto una serie que “visibiliza la realidad de las redes de trata”. Puras falacias: lo único que hace es generar más confusión y embarrar la cancha.
Sobre la trama. La producción de Netflix narra la historia de tres prostitutas que escapan de sus proxenetas. Gina (Yani Prado), la cubana que cayó engañada. Wendy (Lali Espósito), la argentina a la que no le quedó más opción que prostituirse para salir de la pobreza. Coral (Verónica Sánchez), la española universitaria que, tras cometer un crimen, elige cambiar de vida y refugiarse en el club de alterne Las Novias. Drogadicta, por supuesto. Trata, situación de prostitución y elección. Una verdadera ensalada.
“Es un discurso abolicionista desde la primera palabra hasta la última. Aparte, todas sabemos que confunde prostitucion con trata y que eso es lo que hace el movimiento abolicionista”, sostuvo María José Barrera.
Para mayor confusión, tampoco se aclara en qué situación están las otras chicas que integran el club de alterne que, dicho sea de paso, está ubicado en medio de la nada. Además, ofrece una concepción equivocada y prejuiciosa del BDSM. Pareciera ser que se trata de una práctica sexual cargada de violencia, donde no media ningún tipo de consentimiento.

Estética. El estereotipo y el imaginario colectivo están a la hora día. Los cuerpos son hegemónicos. Todas flacas y con culos sin celulitis (hay que decirlo, los planos de culos abundan, nada que envidiarle a una porno). Los vestuarios, sumamente extravagantes y lujosos. Y el show acontece ni bien se traspasa la puerta. “En que cabeza cabe de que se va a abrir la sala y que justo ahí vamos a estar haciendo felaciones, vamos a estar haciendo una orgia. Esos cuerpos esculturales, esa violencia que solamente recibe la migrante, porque la española recibe poca. Esa es la puta politizada blanca, privilegiada, como nos venden aquí en España. Es el mismo perfil”, analizó la trabajadora sexual.
“Ahi las gordas no folllan. Los tíos son todos gordos y babosos”, observó la integrante del Colectivo de Prostitutas de Sevilla. Sí, porque como la serie estereotipa todo, también lo hace con el cliente. Pareciera ser que solo los viejos pajeros contratan servicios sexuales. “Cuando un anciano con sobrepeso te está penetrando, el cerebro busca camino para fugarse”, dice la voz en off de Coral. Gerontofobia y gordofobia en una misma partida. ¿Acaso si sos viejo o gordo o viejo y gordo no podes ser deseado?
El guión. Los diálogos no solo son victimizantes, sino que por momentos se convierten en una comedia crismorenista plagada de sentidos comunes. “Hoy por lo menos no nos rompieron el culo”. “¿Tu crees que la mirada de puta se quita?”. “La Villa 31 en Buenos Aires no parece un lugar para querer a nadie, menos si sos lesbiana, por eso teníamos que salir de ahí como fuera”. “¿Crees que es agradable para mi ponerte vaselina en el culo, que me pongan cocaína en la vagina para divertirse? ¿De verdad pensás que lo hacemos libremente?”. “Si nadie pagara por follar, no habría personas secuestradas como nosotras”.
Sky Rojo más que mostrar “la realidad de las redes de trata”, se ajusta a los valores morales del feminismo abolicionista y resulta funcional a las disputas que se están dando en este momento en España con el debate del anteproyecto de la Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual.














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