Gustavo Lahoud, especialista en energía y geopolítica del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP), abordó en Radio Gráfica la discusión en torno a cómo se legislará el uso de agro o bio combustibles en Argentina. En el parlamento se define si se prorroga la vigente ley de 2006 o se avanza hacia una nueva.
Actualmente rige la Ley 26.093 de biocombustibles aprobada en el año 2006, bajo el gobierno de Néstor Kirchner. “Este régimen vence en mayo del 2021 ya que que había sido aprobado por 15 años“, recordó Lahoud sobre la ley que algunos sectores sostienen tiene que continuar.
En contraposición “el proyecto de Máximo Kirchner lo que introduce es una modificación en el funcionamiento del régimen, que tiene que ver con habilitarle un mayor protagonismo en el mercado interno a empresas pymes, que hasta ahora tienen un límite de producción anual”, explicó el especialista.
Para graficar la importancia de desconcentrar la producción de los biocombustibles, indicó que “por un lado el biodiesel es el que proviene de la llamada industrialización de la soja y que se utiliza para cortarlo, como se dice en la jerga, con el gasoil. En los últimos años ha habido un crecimiento en el que ese biodiesel sea cortado con el gasoil de origen fósil y eso ha permitido que pueda ir ganando mercado. En el caso del bioetanol, que se mezcla con nafta y viene tanto de la caña de azúcar como del maíz en su origen productivo, tenemos una alta concentración de empresas que están vinculadas con las grandes cerealeras exportadoras”.
Debido a la creciente demanda “las petroleras están obligadas a comprar esas cuotas a una cierta cantidad de productores de biocombustibles, que es un mercado muy concentrado”, plasmó Lahoud, quien afirmó que “estas empresas son las que están presionando nuevamente para que se genere una renovación de este esquema que va a vencer en mayo del 2021”.
“Por eso ahí Máximo Kirchner apuntaba a hacer protagonistas a un conjunto de más de 50 Pymes, de la Provincia de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba”, provincias que tienen la mayor producción de biodiesel y bioetanol. Puntualmente, el proyecto del jefe del bloque de diputados del Frente de Todos dice que las grandes empresas de combutibles deberán comprarle a las pymes las provisiones para generar los derivados y no podrán comercializar con subsidiarias o asociadas que sean parte de su conglomerado.
“Hay otro componente en la discusión que en general no se ve, o no se aborda, que tienen que ver con la perspectiva a largo plazo. Los biocombustibles se inscriben dentro del capítulo de la producción que llamamos bioenergéticos. Uno tendría que pensar que un bien como el caso de la caña de azúcar o el maíz puede ser utilizado fundamentalmente para abastecer en términos alimentarios a tu propia población. Tiene que establecer cuestiones muy claras respecto de cuáles son los topes, los límites”, consideró.
El investigador sumó al análisis que “el aumento de los precios de las materias primas agrícolas es otro factor exógeno que presiona sobre el conglomerado de las empresas productoras de agrocombustibles. Ven que el precio del insumo básico aumenta e inmediatamente tienen la perspectiva que a través de este esquema de producción tanto de biodiesel como de etanol, se les reconozca un precio diferencial y además se les abra el mercado para la exportación”.
En cuanto al balance de las emisiones que derivan de esta producción, opinó el especialista que siempre va a ser desfavorable debido a “la lógica extractiva, ultra productivista” que tenemos en nuestro país. Visibilizó que “Argentina, como produce soja en escala, produce en escala biocombustibles”. En ese sentido, para reducir el impacto ambiental “lo que se trata realmente es de ir a un escenario de utilización de restos de productos orgánicos, lo que llamaríamos biomasas, o desechos orgánicos para la reducción de biogas, con impactos regionales localizados, y que permita cerrar el ciclo productivo al modo de la economía circular. Los impactos los podés controlar mejor de manera regionalizada”.
Lahoud analizó que justamente llevando a cabo la descentralización productiva “no te quedás con estos grandes números que las empresas siempre te ponen sobre la mesa. Los biogeneradores te van a decir que en el balance final ese combustible, que el auto quema, va a emitir menos”, pero sin considerar los pasos previos. “Hay que poner en consideración todo el proceso productivo y ver si finalmente esos números son tan buenos. Los balances internacionales que hay sobre esto indican que en ese horizonte provisorio que marcan los productores de biocombustibles falta esa visión integral”.
- Entrevista realizada por Lucas Molinari y Leila Bitar en Punto de Partida (lunes a viernes de 8 a 10hs)
- Redacción por Carolina Ocampo
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