Mientras continúan las gestiones para enviar el tercer vuelo a Moscú, en búsqueda de una tanda de 600 mil dosis de la Sputnik V, el gobierno nacional se prepara para lo que será la campaña de vacunación masiva más importante de la historia. Radio Gráfica dialogó con el bioquímico y miembro de la junta interna de ATE Malbrán, Javier De Filippo, sobre las expectativas en torno a las diferentes vacunas, la preocupación sobre las mutaciones del virus, y el desarrollo científico argentino como pieza clave de la soberanía sanitaria.
A principios de enero el gobierno nacional anunció un plan estratégico de inversión de $5500 millones para la investigación científica y un “suplemento científico-sanitario” que implicó una mejora salarial (del 12 al 37%) para los trabajadores del Instituto Nacional de Microbiología Dr. Malbrán.
“Si hacemos un análisis de todos los institutos de ciencia del país, el Malbrán, en cuanto a producción científica y capacitación de sus profesionales, está en una línea media, pero en cuanto retribución por esos servicios, estaba muy por debajo” aseguró De Fillipo, al tiempo que celebró la decisión del gobierno: “el reconocimiento salarial siempre es algo que gratifica, pero es más que eso, es el entendimiento de parte del Estado nacional de la función científica del Instituto, que es el único organismo del país dependiente del Ministerio de Salud, cuya función es tanto científica como sanitaria”.
“Con este gobierno estamos empezando un trabajo para desprecarizar a por lo menos 10 mil compañeros por año”
El bioquímico, además, analizó el cuestionamiento mediático en torno la Sputnik V, que consideró “una gran vacuna”, con la cual “no ha habido casi problemas, cerca de 300 mil personas ya están inoculadas y los efectos adversos son muy pequeños”. “Nuestra mentalidad está muy occidentalizada, lo bueno viene de Inglaterra, de Francia, EEUU, por resabios de la Guerra Fría siempre se pensó (no la gente que sabe, sino el público en general) que lo que viene de lo que era el viejo bloque soviético, son cosas de dudar. Nada más alejado de la realidad”, aseguró.
“El modelo de adenovirus recombinante, con el que está hecha la Sputnik, es el mismo que tiene Oxford, y la gente de Oxford ha conveniado con la del Gamaleya para que les ayude a mejorar su vacuna”
Por otra parte, el investigador señaló que el escrutinio mediático que recibe la vacuna rusa, no es el mismo para la desarrollada por Pfizer, que “ha tenido problemas en EEUU y Noruega, y no reacciones moderadas o severas, ha habido muertes que hay que investigarlas”, y agregó que si bien es difícil ocultar información sobre las muertes: “si hubiera pasado en Sierra Leona no sé si nos enterábamos”.
Mutación del virus
En los últimos días circularon versiones sobre una supuesta mayor letalidad de la nueva cepa de coronavirus descubierta en Reino Unido. Así lo sugirió el primer ministro británico Boris Johnson el viernes pasado: “Además de propagarse más rápidamente, ahora también parece que hay alguna evidencia de que la nueva variante, la que se identificó por primera vez en Londres y en el sureste, puede estar asociada con un mayor grado de mortalidad“.
Consultado por las mutaciones que puede sufrir el virus, De Fillipo explicó que el Covid “es un ARN virus, que tienen una gran capacidad de mutación, cambian mucho. Por lo general, hay un sistema de vigilancia epidemiológica de naturaleza genómica que permanentemente está mirando que es lo que está pasando en el territorio para esos cambios que tienen que ver con la inmunidad y el posible efecto de la vacuna”. De todas maneras recalcó: “que cambie el virus no es ninguna novedad, pero que cambien la estructura de la espícula que es el antígeno sobre el cual están basados las vacunas, es raro. Hasta ahora no ha pasado y no creo que pase, pero que de todas maneras es algo que hay que vigilar”.
“Van a seguir pasando estas cosas mientras nos sigamos metiendo allá donde la naturaleza no nos ha llamado”
Respecto del origen y causas de la pandemia, el científico fue categórico: “Hay que volver a esto de cuidarse, que tiene dos acepciones; una es cuidado inmediato, aun cuando la vacuna esté hay que seguir cuidándonos, y por otro lado, el más grande, el de la humanidad, empezar a limitar los lugares el hombre va a meterse, a la naturaleza hay que dejarla donde esta y observarla, no destruirla”.
“El hombre es un animal más, y si metes un animal distinto en un contexto que no le es propio, ese animal se va a agarrar enfermedades que antes no se agarraba porque está en un lugar donde nunca estuvo”, agregó.
El bioquímico también fue crítico de los modos de producción agropecuario, en tanto favorecen espacios para que un virus determinado logre “saltar” de una especie a otra: “esto de poner muchos animales en lugares muy reducidos, comiendo todo el tiempo para que engorden rápido, eso también genera ecosistemas que no existían, porque los animales no viven de esa manera, y como viven de otra manera se enferman de manera distinta, porque es otra forma de vivir a la que tenían. Si además, el hombre está ahí, porque es parte de la explotación agropecuaria, probablemente el hombre también se enferme”.
Por otro lado, señaló las limitaciones del modelo de explotación animal que inyecta antibióticos para evitar enfermedades, pero que a la larga termina generando otro efecto no deseado: “Es un problema que ahora no vemos, pero lo veremos en un tiempo, vos te vas volviendo resistente a los antibióticos, los comes y vas adquiriendo pequeñas dosis de antibióticos, con lo cual, el día que lo necesites porque te enfermes, ese antibiótico no te va a servir”.
“El avance científico que nos permite tener nuevos antibióticos, es más lento que la capacidad que tienen los microorganismos de cambiar, y si nosotros forzamos esa barrera todo el tiempo, no podemos crear nuevos antibióticos tan rápido como lo que estamos destruyendo porque los usamos indiscriminadamente”
Para finalizar, el bioquímico destacó la necesidad de avanzar hacia un plan de desarrollo científico que permita inversiones en el sector: “durante el gobierno de Cristina apareció la ley de producción publica de medicamentos y vacunas, a eso hay que darle encarnadura, la ley está muy bien pero tiene que haber instituciones con capacidades técnicas para hacerlo”. Además señaló que el Malbran está desarrollando un suero equino propio para el covid, pero las instalaciones necesarias para desarrollar vacunas son extremadamente caras: “son inversiones que el Estado tiene que tener” expresó, al tiempo que concluyó: “Existen equipos de desarrollo de vacunas, pero para la producción masiva hay que dar un salto muy importante en infraestructura”.
- Entrevista realizada por Lucas Molinari en Punto de Partida (8 a 10hs)
- Redacción: Leila Bitar
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