Por Julia Callapa *
Enfermería una profesión que elegí como salida laboral rápida como seguramente muchos, pero a medida que la fui ejerciendo, me fui enamoré de la misma y fui aprendiendo de la gente que en un momento determinado de su vida se encontraba en una situación de vulnerabilidad.
El espacio de consulta/escucha de enfermería: Es un espacio donde sin despreciar lo técnico (mi primera formación fue esencialmente biomédica), contemplé a la persona en forma holística, como un ser humano sómato-psico-social.
La tarea de enfermería no pasa solo por lo técnico como controlar una TA. Que representa apenas la punta de un un iceberg, en la parte superior está lo visible para la biología, en la parte inferior la invisible: la biografía. Es necesario entonces comprender que una cuestión técnica significa además cuidar, sanar, compartir el dolor con el prójimo. Allí empieza la trayectoria de lo humano, lo social, que muchas veces deja en evidencia el sufrimiento y la tristeza que hay en todos nosotros.
La construcción social de enfermería es puramente “técnica”: El enfermero/a está para controlar la presión, para poner inyecciones, para ayudar al médico, para curar enfermos, dirán muchos.
Me atrevo a escribir estas líneas para de construir esa forma de pensar. Para objetivar lo que digo voy a contar solo 2 historias de las tantas que día a día sucede en un “consultorio” de enfermería (prefiero llamar un lugar de escucha).
1er Caso: Una chica de 26 años concurre en horas de la tarde refiriendo nauseas sudoración, temblores, malestar general, y desea controlarse la presión (iceberg/biología) porque no sabe lo que le pasa. La hago pasar, se sienta, se la ve pálida, al tocarle las manos, estas están frías y mientras preparo el tensiómetro trato de entablar un diálogo (biografía) con ella. Ella comenta que su padre es médico, que está en el tercer año de Contaduría, que hace poco se fue a vivir con su novio, ambos trabajan y estudian, que están alquilando y tiene un autito con el que se moviliza. Hasta ahí aparentemente bien. Pregunté de qué trabajaba y cómo le estaba yendo, comenzó a contar y poco a poco empezó con más temblores hasta entrar el llanto. Entre sollozos contó que se sentía poco valorada, que le exigían mucho, nunca lograba conformar a sus jefes que había claramente un abuso de autoridad. Del mismo relato traté de recuperar sus fortalezas, que no estaba sola, etc, etc, perdimos la noción del tiempo. De a poco se fue sintiendo reconfortada, volvió a sonreír y antes de irse me preguntó si me podía dar un abrazo.
2do Caso: Una señora de unos 50 años concurre a controlarse la presión, cuenta que hace un tiempo que no se siente bien. Mientras preparo aparato, planilla de registro comienza mi diálogo desde antecedentes familiares, personales, hábitos de vida en fin lo relacionado con lo biológico, para ir entrando en la biografía, pregunto sobre cómo se compone su familia. En esta oportunidad no fue necesario preguntar más, la señora entró en llanto, la tomé de las manos y dejé que llorara, luego contó que tenía un solo hijo de 22 años que vivía con él, su pareja y dos nietitas. Una mañana su hijo demoró en salir de la habitación cuando es de levantarse temprano, no respondía al llamado, entonces decide entrar. Otra vez llanto……vio a su hijo tirado en el piso… muerto… perdió el sentido de seguir viviendo…. Contó que intentó suicidarse, que su marido estaba peor, que no sabía qué hacer….solo le quedan las nietitas. Otra vez estuvimos hablando, perdiendo la noción del tiempo, tratando de buscar redes de apoyo entre familiares, amigos, y profesionales de la salud como psicología, trabajo social… Se fue más tranquila, por cuanto tiempo, no sé.
Ahora pregunto: ¿Las dos personas pudieron concurrir al médico? No. Por los tiempos, los horarios. En el sistema público hay que madrugar para conseguir un turno, ¿Psicología? Hay lista de espera, los turnos no son el día
Desde el “consultorio” de enfermería se brinda no solo la atención técnica sino el abordaje de distintos temas como: lactancia, cuidados de la salud sexual y reproductiva, asesoramiento en ITS/SIDA – VIH, pautas alimentaria, etc. Se la enriquece incluyendo la subjetividad del consultante, la visión que el mismo tiene de su salud/enfermedad.
Francisco Maglio medico antropólogo acuñó el término “escuchatorio” para referirse a la escucha activa, respetuosa del paciente, interesándose en lo biográfico, en su proyecto de vida, en su visión de la enfermedad, diferenciándola del “interrogatorio” palabra que connota autoritarismo. Es necesario escuchar las palabras del paciente desde su propia perspectiva, convertir el interrogatorio en un escuchatorio, afirma. Recuerda un aforismo hipocrático, “muchos enfermos se curan con la satisfacción de un médico que los escucha”, esto fue hace 2500 años, se adelantó a Sigmund Freud, quien reconocía en la escucha el efecto benéfico sobre la salud del paciente. Es necesario el escuchatorio porque responde a los intereses de los individuos.
Miguel de Unamuno definió al paciente como “un ser humano, de carne y hueso, que sufre, ama, piensa y sueña”.
Yo, solo soy la enfermera que controla la presión.
* Lic. En enfermeria Julia Callapa del CeSAC N°46 Area Programatica del Hospital Argerich
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