Por Gabriel Fernández *
El big bang arrasador sigue su curso. Un caso único en el planeta: 75 años de supervivencia, no sólo por su masiva evocación histórica sino también por su presencia actual en la vida política nacional. Otra vez, y con una intensidad superlativa, millones de personas se movilizaron este sábado para decir al país y al mundo que la identidad peronista y las banderas que la componen, se encuentra viva y porta una potencia envidiable.
Desde muy temprano los miembros de esta extraña comunidad que se define peronista inundaron las redes sociales. No esperaban nada de los medios tradicionales. Bucearon en las webs amigas y se conectaron entre sí forjando una trama sólida. Sobre media mañana y a pesar de un cielo amenazante, empezaron a ocupar las calles con vehículos de todo tipo. Si la Ciudad de Buenos Aires operó como caja de resonancia, bueno es indicar que se registraron caravanas semejantes en numerosas capitales.
Radio Gráfica acompañó a una parte de esa masa con producciones especiales. En secuencia, Feas Sucias y Malas, De acá para allá, En qué nos parecemos y Causas y Azares brindaron productos de excelencia para evocar el ayer hincando el diente en el hoy. Hasta que llegó la hora de conectarse para participar del evento virtual; como no podía ser de otra manera, la transmisión prevista reventó de visitas y al mismo tiempo sufrió los ataques de quienes, así, ratificaron la trascendencia del movimiento nacional.
De ser posible mixturar las expresiones recogidas durante la marcha camionera y las manifestadas multitudinariamente en internet, es válido afirmar que quedó transparentada la emoción profunda que generan fecha y concepto vinculados. El llanto recurrente, el grito por Perón a voz en cuello, la evocación de los hitos de la jornada del 45, el sonido vibrante de la Marcha surgiendo de los hogares silenciaron a las minorías menores que sólo hablan en voz alta cuando tienen a los medios concentrados como guardaespaldas.
Claro, esa vivacidad compromete. Las palabras de Alberto Fernández surgieron del entorno y ratificaron rumbos. Incluyeron una firme reivindicación de dos tramos bien precisos del sendero nacional: los diez años del peronismo clásico y los de la gestión kirchnerista. En medio, una interesante narración de las persecuciones y como contracara del tesón popular para afrontarlas. No ahorró críticas para quienes a través de pequeñas marchas y cuestionamientos envueltos por el odio han buscado trabar el desarrollo argentino. E insistió en el respaldo a los más humildes y la decisión de avanzar según lo planteado en la campaña y al comienzo de su gobierno.
Dada la preocupante situación económica, y el marco que implicaba el salón Felipe Vallese de la CGT, podía esperarse algún anuncio que ofreciera una esperanza cercana. Pero no. Es sincero puntuar que el alza de precios significativa que viene impactando sobre el bolsillo popular brindaba crédito a esa expectativa que quedó fuera de juego. Seguirá el debate con gremios y organizaciones; menos épico que la movilización justicialista pero determinante a la hora de inferir si en Octubre del año venidero además de celebrar el Día de la Lealtad los trabajadores respaldarán electoralmente al Frente de Todos.
Antes de la alocución albertiana, la vicepresidenta dijo acá estoy mediante un mensaje: “Que la lealtad a las convicciones, al pueblo y a la Patria sigan inalterables en tiempos de pandemia. Con la misma pasión y el amor de siempre”. Resultó visible la apelación a los conceptos, no a las personas para exigir ese valor muchas veces declamado y no tantas cumplido. Si logró, por su propio peso, atraer la atención a lo largo de la jornada -¿habla, no habla?- cabe interpretar su ausencia física como un respaldo al actual jefe de Estado. De haber llegado Cristina Kirchner a la central obrera, otro cuadro de situación se hubiera generado.
Debido a la tremenda exposición de fuerza presentada por el peronismo surgen algunas conclusiones y varios interrogantes. Hay desequilibrio ostensible a favor del campo nacional popular. Los militantes que estaban atribulados al admitir la intromisión en sus vidas de los medios concentrados, pudieron sentir el vigor de su propio movimiento. Es previsible que presidente y funcionarios hayan atisbado un horizonte semejante. Eso llevaría, en concreto, a una convocatoria del Consejo Económico y Social con todo el Espacio Producción y Trabajo incluido. Ya basta de debatir con franjas minoritarias y hostiles al crecimiento.
Es legítimo, tras un día de semejante volumen, plantearse esas cosas.
Al final de los actos, salió el sol. Las nubes se despejaron y el clima se tornó grato, primaveral.
- Área Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal
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