Por Jorge Rachid*
La revolución Bolivariana de Venezuela, fue en el siglo XXl, la más alta expresión de la vocación de Patria Grande concretada, a partir de 2005 por Lula, Chávez y Néstor en la construcción del UNASUR, consolidando la idea de nuestros Padres Fundadores, San Martín, Bolívar y Artigas.
El UNASUR al cual fueron adhiriendo los demás países, entre los cuales Bolivia y Ecuador se destacaron por su vocación latinoamericanista, en las figuras de Correa y Evo Morales, más Lugo de Paraguay, hicieron del sueño sudamericano una realidad.
De hecho fue Venezuela, el único que resistió los ataques sistemáticos que recibieron el conjunto de los países, gobernados por el populismo, según terminología peyorativa de EEUU, en su impulso colonial neoliberal, que arrasó las democracias populares, con maniobras de Lawfare y Fack News, golpes Parlamentarios y Judiciales, que cambiaron el mapa de nuestra región.
En ese sentido EEUU conformó el Grupo de Lima para atacar la democracia venezolana, creó un presidente “designado”, bloqueó a ese país amenazando con invadirlo, además de Cuba y Nicaragua y sometiendo al resto de los países, al compromiso de doblegarse a sus planes, muchos de los cuales lo hicieron con vocación neoliberal.
La llegada al gobierno de México con AMLO y Argentina con Alberto y Cristina, complicó los planes de EEUU, ya que ambos con caminos heterodoxos en lo económico y sociales en lo político, como parte de la batalla cultural, representan un paso atrás a los planes imperiales de colonización.
En ese sentido redobla el imperio sus ataques con violencia, en una forma de recuperar espacios perdidos y lo hace de todas las formas posibles como lo estamos viviendo, en plena Pandemia en nuestro país, con maniobras desestabilizadoras y golpistas.
Sin embargo es muy difícil navegar en dos aguas, bajo ataque y esto quedó demostrado en la triple posición argentina en Naciones Unidas, en un voto de apoyo al informe sesgado de DDHH de ese organismo, un voto de abstención en el tema de la ayuda económica a Venezuela, también de NU y un voto favorable a nuestros hermanos venezolanos en la OEA, frente al Grupo de Lima y sus secuaces directivos de esa organización, como su secretario general Almagro.
Esos caminos sinuosos, son de difícil explicación a una militancia y un pueblo, sacudido a diario por la lucha contra la Pandemia heredada del macrismo, más la del virus, la crisis económica y los ataques permanentes de una prensa canalla, que hasta ha combatido la Cuarentena, poniendo en riesgo la salud de 44 millones de argentinos. Hasta ahí llega la brutalidad inhumana y criminal del imperio y sus lacayos locales, que no dudan en atacar, antes que salgamos del mar de incertidumbres y alcancemos la orilla de las vacunas.
Sin embargo un gobierno que no reconoció al gobierno golpista de Bolivia, ni al autodesignado Guaido en Venezuela, que no se acopló al desconocimiento de las elecciones convocadas, que hizo alianza estratégica con México, se paró de manos en el G20 rechazando cualquier intervención extranjera en Venezuela y sólo se quedó en el grupo de Lima, para evitar la intervención del país hermano, sea catalogado como claudicante y servil por quienes, apoyados por las redes y los grandes medios, debilitan al movimiento nacional, al no reconocer a un gobierno de alianza electoral que tiene un presidente y dos bastiones más de protagonistas, de ese espacio, como conducción.
No se trata de no desarrollar el pensamiento crítico, por lo contrario, quienes somos nacionalistas, peronistas, revolucionarios y latinoamericanistas, que luchamos por la Patria Grande, debemos ser los más responsables en exigir, por las vías que corresponde, a nuestro gobierno, las explicaciones que diluciden el rol de nuestro país, que puede inscribirse en un marco estratégico que desconocemos.
Las construcciones del movimiento nacional son de colectivos que estructuran la Comunidad Organizada, nunca acciones individuales, porque ellas no contribuyen de manera significativa a la consolidación del gobierno, que tanto le costó al pueblo y a sus dirigentes recuperar de las garras del neoliberalismo colonial.
Nuestras críticas, que las hay y muchas, se inscriben en el aporte al rumbo del gobierno, entendiendo de antemano, el asedio al cual está sometido, sin claudicar en nuestros objetivos estratégicos, pero reconociendo que los caminos a transitarlos son variados y que ninguno de ellos, puede favorecer los planes destituyentes del enemigo.
Por lo tanto la reconstrucción del UNASUR y la CELAC, son ejes prioritarios de nuestra política exterior, como lo plantease Perón en el Modelo Argentino para un Proyecto Nacional en 1974, en donde la conformación del Bloque regional, es la única barrera a los planes imperiales de colonización neoliberal, en nuestros territorios.
La militancia política en especial comprende que el camino entre dos puntos en política, pocas veces es la línea recta y podemos esperar, que de las decisiones que se han adoptado en estos tiempos, quizás salgan soluciones a mediano plazo para nuestros hermanos venezolanos, porque eso es un compromiso del peronismo, inscripto en la historia y en la doctrina de nuestro movimiento.
*Medico y militante popular. Integrante de la Agrupación Primero la Patria.
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