Por Héctor Amichetti*
Augusto Timoteo Vandor, popularmente conocido como”El Lobo”, fue un férreo conductor de la Unión Obrera Metalúrgica que jugó un rol importante en el período inicial de la resistencia peronista intentando después crear un frustrado “Peronismo sin Perón” asumiendo actitudes conciliadoras con la dictadura de Onganía para luego comenzar a reconciliarse nuevamente con el líder exiliado en Madrid.
Vandor, aquel que terminó sus días baleado en la sede del sindicato en la fría mañana de un lunes 30 de junio de 1969.
Años después Juan Domingo Perón en un reportaje concedido al diario “Mayoría” comentaría que en abril del ’69 había convocado al “Lobo” a Madrid, relatando de esta manera una parte de su conversación:
“En Irún, yo le dije: ‘A usted lo matan: se ha metido en un lío. Lo matan unos o lo matan otros’, porque él había aceptado dinero de la embajada norteamericana y creía que se los iba a fumar a los de la CIA. ‘¡Hágame el favor…! Ahora usted está entre la espada y la pared. Si usted le falla al Movimiento, el Movimiento lo mata; y si usted le falla a los norteamericanos, la CIA lo mata…’. Me acuerdo que lloró”.
El diario “La Nación” atribuyó la ejecución de Vandor a “elementos castristas”, “La Prensa” se refirió a “asesinos profesionales contratados al efecto” y el dictador Onganía manifestó que se trataba de “un plan subversivo de ideología perfectamente determinada, que trata de cambiar nuestra forma de vida”.
Además de sus conversaciones con Onganía, Vandor mantenía buen diálogo con Aramburu, quien procuraba respaldo político y sindical para un posible recambio gubernamental.
A través de una carta enviada a la conducción de la UOM, Perón repudió el crimen y por otros medios admitió que el hombre se estaba disciplinando a las directivas de la conducción del Movimiento y que se le había encomendado una “misión de gran importancia”.
La CGT de los Argentinos abiertamente enfrentada al “Lobo”, repudió el asesinato del dirigente metalúrgico.
Onganía, que venía sacudido por las puebladas que culminaron en el Cordobazo apenas un mes antes, impuso el Estado de Sitio, ordenó el allanamiento de la Federación Gráfica Bonaerense, sede de la CGT-A, intervino varios sindicatos y encarceló a un buen número de militantes y dirigentes sindicales.
Raimundo pasaría otros seis meses en prisión, sería su sexta detención en el término de 12 meses.
El viernes 4 de julio el gobierno disponía la clausura definitiva del Semanario de la CGT de los Argentinos.
(En la primera plana del diario Clarín del 1º de julio de 1969, aparece un registro gráfico -abajo a la derecha- del operativo policial de allanamiento a nuestra sede de la FGB en la Avenida Paseo Colón 731)

* Secretario General de la Federación Gráfica Bonaerense (FGB)













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