El ex secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, conversó en el aire de Radio Gráfica acerca del rumbo del gobierno nacional, así como de la situación regional y mundial.
Entrevista realizada para Punto de Partida por Manuel Rivas y Mario Sadras.
¿Qué le hace ‘hervir la sangre’ y qué le genera tranquilidad evaluando estos primeros días de gobierno de Alberto Fernández?
-Corresponde que al nuevo gobierno lo veamos transitar hasta marzo. Van a cumplirse sesenta días en febrero. Para el diez de marzo la suerte va a estar echada. Por ahora hay que verlo caminar. Es obvio, hay marchas y contramarchas como corresponde a todo nuevo gobierno. Van a tener que resolver con precisión el tema de la masa jubilatoria, de lo que los jubilados se llevan como ingreso del trabajo que han tenido durante toda su vida porque la jubilación no es otra cosa que la retribución a un trabajador pasivo. Es un ingreso que se han ganado con su esfuerzo, por lo tanto de ninguna manera vos podés plantear que la masa jubilatoria que tiene que pagar el Poder Ejecutivo mes tras mes, sea menor en marzo que la que pagaron en diciembre, sin el bono estamos hablando obviamente, ajustada por inflación como mínimo.
Que arranque por acá indica que es una de las prioridades que usted ve entre tantos sectores vulnerados. ¿Que tiene que decir del alcance de medidas más transversales como Precios cuidados?
-En nuestra doctrina los únicos privilegiados son los ancianos y los niños, y en un gobierno peronista hay cosas que no se pueden vulnerar. Entonces, vuelvo a decir, los jubilados cobraron en diciembre un ingreso, en enero otro, y vamos a ver cuándo cobran en febrero. En marzo la cosa tiene que estar resuelta. De ninguna manera podés avanzar sobre el ingreso de los jubilados. Siempre está la opción de poner retenciones en la Pampa húmeda, o que la deuda que tomó un oligarca la paguen los oligarcas, y esa una decisión política que se objetiva con las retenciones. Ahora, son decisiones que se tienen que tomar. Que un gobierno peronista esté dudando no puede ser. Entre un jubilado y un oligarca la opción está muy clara.
Lo vamos a terminar sabiendo cuando estén hechas las cuentas en marzo y comparemos cuánto tendría que haber cobrado un jubilado con la movilidad jubilatoria y lo que va a terminar cobrando. Si lo que tendría que haber cobrado es más que lo que cobra finalmente estamos en una dificultad, si es igual está perfecto, si es menos… es la historia que tenemos que resolver, y ahí estará la precisión sobre la política de gobierno.
“Siempre está la opción de poner retenciones en la Pampa húmeda, o que la deuda que tomó un oligarca la paguen los oligarcas, y esa una decisión política que se objetiva con las retenciones”
Para pensar la realidad con cierta proyección: la derecha, o el Imperio si se quiere, pueden recurrir a mecanismos políticos que se creían superados, como el golpe militar en Bolivia, pero pareciera que en la batalla cultural nos impusieron que no podemos hablar de IAPI o reforma agraria sin ser señalados como nostálgicos del pasado o expropiadores.
-El golpe en Bolivia fue muy ‘sui generis’. Lo que yo sé es que era un país amigo de la Argentina y ahora no lo es. Ahí tenemos un problema muy serio, porque es la primera vez que sucede en más de cien años. Y del otro lado está Brasil. En términos geopolíticos hemos sufrido un retroceso muy importante. Espero que se revierta porque si no la responsabilidad del gobierno de haber pasado de tener un país extremadamente amigo como el boliviano y su pueblo, a tener un país que está confrontando en este momento con la Argentina, ha sido una crueldad innecesaria por opiniones vertidas de una manera no suficientemente profesional. Bolivia es un punto estratégico para la geopolítica del cono sur de Hispanoamérica. Todos los países que son fronterizos con Brasil, obligatoriamente tienen que ser amigos nuestros.
“El golpe en Bolivia fue muy ‘sui generis’. Lo que yo sé es que era un país amigo de la Argentina y ahora no lo es. Ahí tenemos un problema muy serio, porque es la primera vez que sucede en más de cien años”
Bolivia es un gran productor de litio y de coltan, dos recursos estratégicos para el desarrollo económico. Ya que nos metimos en la cuestión regional, ¿cómo la evalúa en la actualidad, y a las organizaciones como UNASUR y el MERCOSUR?
-El mundo ha cambiado sustantivamente desde la asunción del presidente Donald Trump. Si Estados Unidos no conduce el neoliberalismo nadie lo hace. No vamos a pensar que lo harán los ingleses. La primera cuestión es si Estados Unidos es neoliberal. ¿Alguien puede pensarlo seriamente cuando Trump hace lo que nosotros hicimos desde 2012? ¿Alguien puede creer que Trump administrando y usando el comercie exterior para premiar o perjudicar la reconstrucción de su liderazgo a escala global, conduce el esquema neoliberal en Latinoamérica? No hay duda de que es un gobierno nacionalista.
Que el modo de producción sea capitalista, al igual que en la Argentina, no amerita para decir que Estados Unidos hoy conduzca un esquema global neoliberal, porque dejó de ser esto último. El tema es qué tipo de nacionalismo conduce. Se trata de uno que le plantea al mundo hacer muros en vez de tender puentes, como enseña su santidad el Papa Francisco. Que sea un nacionalismo de destrucción, similar al que hizo pie en Bolivia, no impide diferenciar que hay dos nacionalismos en pugna: el de exclusión y el de inclusión.
Aquel empieza a tener expresiones en Hispanoamérica y en Europa, como en Hungría, Polonia, el norte de Italia, partes de Francia. Pero también hay una corriente del otro tipo, como la que expresamos los peronistas. Desde esa visión hay que entender el continente, y en particular al Cono Sur. Por otra parte, ¿Bolivia fue un tema de Trump o de Bolsonaro? Porque si es del último el retroceso que ha tenido la Argentina en la región es importante, por una mala lectura de lo que está aconteciendo en Bolivia.
“Que el modo de producción sea capitalista, al igual que en la Argentina, no amerita para decir que Estados Unidos hoy conduzca un esquema global neoliberal, porque dejó de ser esto último. El tema es qué tipo de nacionalismo conduce”.
¿Bolsonaro es la extensión del brazo de Estados Unidos?
-El que quiera interpretarlo así va a tener que demostrar en la práctica cómo se expresa eso. Porque el ministro de Economía de Brasil es neoliberal, un muchacho formado en Chicago. Pero insisto en que Estados Unidos dejó de ser neoliberal. Y en todo caso para entender la política brasileña habría que pensar qué esta haciendo su ejército, sus cuadros, y si son lo mismo que Bolsonaro.
¿Qué información tenemos al respecto?
-Es análisis. Yo podría decir que quizás hoy no hay un sentimiento antiargentino, pero no es lo que quizás está pasando en el gobierno brasileño. Y hay que ver la capacidad de hegemonía que tiene Bolsonaro dentro de Brasil, y si lo de Bolivia le permitió avanzar en ese sentido o retroceder.
Ahí claramente usted expresa estas dos categorías de análisis, de un Estados Unidos neoliberal, coincidimos que es nacionalista, pero en la calle y en lo cotidiano lo que proyecta la realidad regional hay otras vías de interpretación dentro del mismo campo popular y del peronismo. ¿Cuáles son los acuerdos básicos para que este frente no se disgregue?
-Por eso hay que esperar hasta marzo. Yo veo difícil si la variable de ajuste son los jubilados, que puedas encontrar caminos de comunión. Ahora, hoy no se puede decir. Marzo será el punto de inflexión donde se empiezan a desandar esos caminos. Ningún peronista va a aceptar que los jubilados sean la variable de ajuste.
Hoy los gremios se avienen a negociar en paritarias sumas fijas y no, como es su costumbre, a partir de porcentajes. Esta es la parte que pone el movimiento obrero para sentarse a negociar. El Estado reconstruyó el Ministerio de Trabajo, pero hay sectores formadores de precios que ni terminada de enfriarse la silla donde estaban sentados empiezan a claudicar la negociación. ¿Cómo se labura eso?
-Vastos sectores del movimiento obrero van a seguir planteando el tema de la rectificación de los ingresos salariales por vía paritaria. Hay que ser contundentes, los únicos que tienen plata para aportar al pago de la deuda son las mil familias, los oligarcas de la Pampa húmeda. Tiene los negocios con una rentabilidad tal que pueden hacer el aporte para una propuesta de pago para la deuda. No hay ningún otro sector social que pueda aportar. Ni los trabajadores, ni los jubilados, ni las economías regionales, ni las PyMes…
Después veremos qué son los formadores de precios. Los únicos que tienen explotaciones productivas con una rentabilidad tal para afrontar una carga, patriótica o como se llame, para hacerle una propuesta de pago a los acreedores externos y sacarnos el default de encima son los oligarcas de la Pampa húmeda. Hicieron la deuda, que la paguen. Todo lo demás es empezar a dar vueltas para no tomar el toro por las astas. Después se empieza a decir que los trabajadores tienen que poner el hombro. ¿Qué hombro tienen que poner ellos o los industriales, o los jubilados después de cuatro años de un gobierno oligarca?
“Hay que ser contundentes, los únicos que tienen plata para aportar al pago de la deuda son las mil familias, los oligarcas de la Pampa húmeda”
¿Cuál es el rol de la militancia en la calle en este momento que hay que expresar ese 25% de poder que representa el pueblo movilizado?
-Está bien la consigna ‘Empujar sin romper’, siempre que la conducción sea la adecuada. ¿O vas a empujar si le ponen la mano en los bolsillos a los jubilados? Estamos llegando a marzo y hay que empezar a tomar definiciones contundentes. Ya en febrero hay que pagar. El jubilado que tenía el haber mínimo y recibió los bonos de diciembre y enero, ¿cuánto va a cobrar ahora? ¿Tiene que volver a cobrar la mínima o tiene que añadir los bonos a su ingreso fijo? Ahora, si la propuesta de pago a los acreedores es a costa de los jubilados yo voy a decir que tenemos un problema muy serio. Si dicen que hay que empujar y se pierde a Bolivia y a las relaciones con Brasil por leer mal los acontecimientos, voy a decir que estamos empujando hacia un destino muy complicado. Si en vez de generar un esquema peronista, se genera un esquema socialdemócrata, también voy a decir que no me hagan seguir empujando. De todas formas no sé ahora qué va a pasar, lo vamos a ver con precisión en marzo.
Una pregunta de la audiencia: ¿qué opina de la Tarjeta Alimentar y qué medidas tomaría de volver a ser Secretario de Comercio?
-No hay Secretaría de Comercio que pueda trabajar correctamente si no hay un continente macroeconómico ordenado. Eso fue lo que se generó en el ciclo peronista que empezó en 2002 y continuó con los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kichner, o al menos en el de él y el primero de ella. Lo que hay que hacer es ordenar la macroeconomía. Lo segundo que hace un gobierno peronista es que los trabajadores tengan ingresos para adquirir su comida. Lo tercero, es generar las estructuras de costos de los alimentos, y cuando vas a eso te das cuenta que todo arranca con la renta agraria de los oligarcas de la Sociedad Rural. Un tercio del costo de la leche es el alquiler de la tierra, la salida de tambo. Cunado hablamos de formadores de precios, hay que calcular los costos, y cuando se hacen, en todos los productos aparecen los oligarcas. Si resolvés el tema de la oligarquía los alimentos bajan inmediatamente su precio.
“Un tercio del costo de la leche es el alquiler de la tierra, la salida de tambo. Cunado hablamos de formadores de precios, hay que calcular los costos, y cuando se hacen, en todos los productos aparecen los oligarcas”.
Por último, ¿qué reflexión le merece el tema Vicentín?
-Hay que ser muy cuidadoso. Cuando veo a la gente de FLACSO haciendo tanta alharaca sobre temas que no están bien trabajados digo que hay que tener ojo. Porque casualmente Vicentín es una empresa, casi junto a Aceitera General Deheza, las últimas cerealeras en manos de familias argentinas. Y tiene ofertas de compra. No sea cuestión de que le quieran bajar el precio. Si vos querés hacer una cerealera argentina la hacés en cinco minutos, como hicimos ARSAT, como hicimos ENARSA, y un montón de empresas en la época de Kirchner. No hace falta hacer ninguna historia, ni destruir miles de puestos de trabajo, y si hay un tema de un crédito, que según dicen estuvo mal acordado, hay que tener cuidado. Porque cuando le cortan el crédito a la Argentina se lo cortan también a las empresas.
Cuando Cargill va a buscar un préstamo afuera, le sale de garantía su holding. Pero cuando va Vicentín, ¿quién le sale de garantía? Entonces hay que ser muy serio. El peronismo no atenta contra las empresas. Se para en la discusión del lado del movimiento obrero organizado porque mira a la sociedad de abajo para arriba, pero no hace una política antiempresaria, no incentivamos la lucha de clases. Generamos en la práctica lo que nos dijeron nuestros diseñadores de la doctrina. Sí avanzamos contra un enemigo claro de la nacionalidad, la oligarquía. Si generamos otros enemigos, ella sigue campante y sonante por ahí. Le echamos la culpa a Coto por el precio de los fideos en vez de explicar que la renta agraria que se lleva el oligarca sin trabajar cuando alquila su tierra, un tercio del precio de la materia prima.
Hasta que no resolvamos esto va a ser muy difícil resolver el tema de los alimentos, y hasta que no clarifiquemos el enemigo nos dispersamos buscando situaciones donde no está. Si hay un hecho jurídico se puede solucionar, separemos la persona jurídica de los accionistas. El nacionalismo de inclusión defiende al movimiento obrero organizado, a los niños, a los jubilados, pero también a las empresas argentinas.
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