El ex presidente Mauricio Macri fue designado presidente ejecutivo de la Fundación FIFA. El paraguas protector de la multinacional del fútbol se abrió para el ex presidente. Infantino-Macri, buenos negocios y favores en una fábrica de millones.
Por Carlos Aira (*)
La noticia cautivó a la opinión pública: FIFA designó a Mauricio Macri presidente ejecutivo de la Fundación FIFA. Según el sitio web de la entidad, la fundación “tiene como objetivo contribuir a la promoción de un cambio social positivo“. El ex presidente tendrá en sus manos una de las cajas más importantes: se proyecta que manejará mil millones de dólares, producto de donaciones empresariales globales. Macri tendrá visibilidad global a través de diversos programas enfocados hacia la educación, salud, fomento de paz e igualdad de género. Mauricio Macri será una celebridad FIFA.
Para el ex presidente esta designación es un gran paraguas protector. FIFA es una multinacional que hace negocios. No pregunta historia y procedencia. Barre con disimulo viejas historias. Los sucesos de corrupción que desencadenaron el FIFA Gate obligaron un profundo cambio en la imagen pública de la entidad. Nombres que quedaron de lado: Joseph Blatter, Michel Platini o Juan Ángel Napout. El suizo Gianni Infantino inició una nueva etapa el 25 de octubre de 2015. Una etapa caracterizada por una nueva estrategia empresarial: arrepentimiento público, manos limpias y ayuda global.
Hay que dimensionar el fenómeno FIFA. La Federación agrupa 211 asociaciones de fútbol de diversos paises con una singularidad: tiene diecisiete paises afiliados más que las Naciones Unidas. Una máquina de hacer dinero. En 2010, la facturación de FIFA llegó a 1.291.000.000 dolares. Una década después, en 2019, el ejercicio contable arrojó ganancias por 4.641.000.000 dólares.
La relación Macri-Infantino nació en 2016. El actor común fue Fernando Marín, interventor de FPT y responsable de la negociación por el estado argentino en la organización de la Copa del Mundo 2030. En ese mismo año comenzaron los favores. El 28 de mayo de 2016, cuando el conflicto interno AFA – inducido por el propio Macri – parecía no resolverse, Mauricio Macri pidió la intervención de Gianni Infantino. La respuesta del suizo fue astuta: preservar al gobierno macrista permitiendo influir en una intervención Sui Generis. Nació la Comisión Normalizadora. Hombres del riñón de Mauricio Macri: Armando Pérez y Javier Medín (abogado de SOCMA). La historia es conocida: la intervención macrista fue un rotundo fracaso.
La devolución del favor fue inmenso. Argentina organizó la Reunión G-20 en noviembre de 2018. Mauricio Macri abrió las puertas a Infantino. Nunca un presidente FIFA se sentó junto a los veinte líderes más importantes del mundo. El discurso del suizo se centró en el fútbol como fuerza positiva de unidad global. En junio de 2019, Infantino devolvió el gesto: FIFA entregó a Macri una distinción por su trayectoria “como dirigente deportivo“. El favor que hizo Macri a Infantino fue de alta política.
Nadie pregunta en Suiza lo poco que Mauricio Macri se prodigó como presidente argentinopor los mismos valores que ahora trabajará. Seguramente tienen claro que el nuevo titular de la Fundación es uno de los principales implicados en el escándalo global Panamá Papers. Poco importa. Negocios son negocios. Mauricio Macri catapultado por una de las industrias culturales más importantes a la estatura de estadista. El lobby FIFA lavará la imagen del ex presidente de la Nación. Es parte del gran favor de Buenos Aires en 2018.
El gobierno nacional no hizo acuso de recibo. Casi sin reflejos ante la situación. El fútbol argentino mostró todos sus anticuerpos. El repudio fue casi unánime. Un amplio espinel mostró su explícito repudio. Desde la propia AFA, pasando por Rodolfo D`Onofrio – quien se acercó a Macri en el negocio Monumental – Jorge Ameal, Marcelo Tinelli, Diego Maradona y muchos clubes. Pero llama la atención la posición de Superliga. Organización de negocios creada por Mauricio Macri. El comunicado explicita el acercamiento de la entidad hacia la órbita AFA.
FIFA brinda cobijo al hombre más nombrado de los Panamá Papers. La Federación es buena pagadora. Mauricio Macri no es el primer funcionario de primer rango de un gobierno argentino con cargo ejecutivo FIFA. El Almirante Carlos Lacoste, presidente interino de la Nación en diciembre de 1981 y motor del EAM 78 (Ente Autárquico Mundial 78) fue vicepresidente FIFA entre 1980 y 1984.
El marino acercó un negocio casi perfecto a FIFA: una Copa del Mundo que fue un agujero negro de dinero. La salida de Lacoste se debió a la presión internacional, no a las atrocidades cometidas por el gobierno que Lacoste integró.
Con o sin maquillaje, FIFA cuida a sus aliados. Mauricio Macri lo agradece: desde esa posición estratégica organizará su futuro político.
(*) Periodista. Conductor de Abrí la Cancha. Colectivo de Dirección de Radio Gráfica.
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