En Santiago de Chile, la expectativa de vida de las mujeres que residen en barrios pobres es de 18 años menos que el resto de las mujeres pertenecientes a otros sectores socioeconómicos. Una revista médica general realizó este informe con el objetivo de analizar la expectativa de vida en 6 ciudades latinoamericanas y el estado socio económico de la población. En Buenos Aires, la brecha es de 6 años entre las mujeres pobres y el resto de las clases sociales.
Por Juliana Milanesio
El dato más relevante del informe publicado en la revista científica The Lancet Planetary Health fue sobre la expectativa de vida de las mujeres en Santiago de Chile, donde en este momento todavía continua un estado de crisis y lucha permanente. Allí, las mujeres de los barrios pobres tienen una expectativa de vida de 18 años menos respecto a las mujeres que residen en los barrios de mayor poder adquisitivo. El dato no sólo es relevante por la brecha que existe entre las mujeres sino también la que hay entre los varones pobres. Ellos tienen una expectativa de vida de 8 años menos respecto a los demás hombres de otros sectores sociales. Es decir que si sos pobre y mujer en Santiago tenes casi 20 años menos por vivir, teniendo 10 años de diferencia respecto a los varones pobres.
“La diferencia que existe entre las mujeres y los varones, más que nada en los sectores pobres, es que las mujeres se encargan de las tareas de cuidado y el trabajo doméstico. Estas son fundamentales en el acceso a la salud, la educación y el ámbito laboral. Son las mujeres tienen a su cargo el cuidado no solo de los niños sino de los adultos mayores. Ahí los varones no participan en lo absoluto”, expresa Isabel Serra, arquitecta y Jefa de Proyectos del Laboratorio Ciudad y Territorio de la Universidad Diego Portales de Chile, para Radio Gráfica.
La publicación sobre la inequidad en la expectativa de vida en 6 ciudades de Latinoamérica fue llevada a cabo por Salurbal, un proyecto de investigación sobre la salud urbana en Latinoamérica de la Universidad Drexel, de Filadelfia, Estados Unidos, junto a diversas instituciones de América Latina. Las ciudades relevadas fueron Buenos Aires (Argentina), Belo Horizonte (Brasil), San José (Costa Rica), Ciudad de México (México), ciudad de Panamá (Panamá). Los datos tomados para su realización fueron del periodo 2011 al 2015, de los censos nacionales de cada país.
El estudio marca que el acceso a la salud es el factor principal por el cual la expectativa de vida de las mujeres pobres esté tan por debajo del resto. “La salud pública en Chile está en crisis, desde lo geográfico, los insumos hasta los profesionales de la salud que trabajan allí. El trato que hay en los Hospitales públicos es poco digno. Se llueven, la gente espera horas en el piso, las listas de espera son interminables”, comenta Isabel.
“el acceso a la salud es el factor principal por el cual la expectativa de vida de las mujeres pobres esté tan por debajo del resto”
“Hay tres instancias cuando tienes un problema de salud. La primera es la atención médica, que si bien la atención primera es más accesible, no da soluciones. La segunda instancia es la realización de los exámenes correspondientes para hacer un diagnóstico, acá se complica ya que la cobertura que tenemos no cubre los exámenes por lo tanto tienes dos opciones, pagarlos o ir a una lista de espera. Los exámenes van de 70 mil a 120 mil pesos chilenos, lo que significa dos semanas de comida de una familia, por lo que es imposible pagar los estudios. Así las mujeres esperamos entre 6 meses y dos años un examen. Tengo compañeras que ya no están porque se postergaron y cuando fueron a verse los estudios tardaron tanto que quedaron en el camino. Yo estoy esperando una colonoscopia, por un posible diagnóstico de cáncer. Hace tres meses espero y me dijeron que lo mínimo de espera son seis meses. Llamo todos los días al hospital para ver si hay algún turno”.
Estas palabras las dice para este medio Lorena Eyzaguirre, dirigenta y secretaria de la junta vecinal de La Pincoya 1, barrio en donde vive y el cual nació hace 50 años al tomar las tierras que hoy ocupan. “Las mujeres tenemos roles diversos, somos madres, hijas, dirigentas, trabajadoras, cuidadoras. Eso hace que tengamos siempre que encargarnos de otros y relegarnos. A diferencia de las mujeres pobres, las de clases altas no crían a sus hijos, lo hacen las mucamas, no tienen que hacer todas las tareas del hogar y encargarse de sus hijos y sus padres. Yo creo que por eso viven más”.
“estoy esperando una colonoscopia, por un posible diagnóstico de cáncer. Hace tres meses espero y me dijeron que lo mínimo de espera son seis meses”
En Chile la salud pública en general es precaria. Las listas de espera son interminables y si no tenes el dinero para atenderte y realizar los estudios correspondientes puede ser muy tarde. Los hospitales públicos están colapsados y en ciertos casos en Santiago, hay un solo hospital para abastecer a toda la población de 9 o más comunas de la ciudad. Las mujeres pobres además de tener poco acceso a la salud realizan más trabajos que cualquier otro de la población, lo cual desgasta y relega la salud.
Informe radial con los testimonios de Lorena Eyzaguirre y de Valeria Bustos, dirigentas vecinales:
Rodolfo Lavenque, médico recibido en Cuba y director sindical de los trabajadores de la salud, revela que entre el setenta y ochenta por ciento de la población se atiende en la salud pública, son trece millones de inscriptos. Además, que el sistema hospitalario público viene con leyes que datan de la última dictadura chilena, en donde se sentaron las bases para el desfinanciamiento de la salud pública y el régimen neoliberal. “Los machos en general no somos tan machos, la mujer termina en la mayoría de los casos criando sola al hijo. Eso produce que tenga que trabajar muy duro en un sistema económico donde la mujer sale muy temprano y vuelve muy tarde a su casa. Y además tiene que dedicarse al cuidado de su hijo, de su casa y poco de ella“.
“En ese contexto las mujeres por ejemplo no realizan los exámenes ginecológicos recomendados, como el Papa Nicolau (PAP). Se hacen campañas pero nunca cumplimos la meta del PAP. De toda la población femenina, el ochenta por ciento tiene que haberse realizado el estudio para cumplir la meta. Además el periodo para cumplirlo es de tres años, cuando el PAP debe realizarse anualmente. Una de las cosas que siempre pusimos sobre la mesa en las discusiones por las metas sanitarias es precisamente esto, que nunca podemos alcanzar la meta del PAP y lo que implica en la salud de las mujeres”, dice Rodolfo.
La expectativa de vida en 2016 según la Organización Mundial de la Salud es de 82 años para las mujeres, unas de las más altas de Latinoamérica. “Las cifras generales esconden las desigualdades. En Santiago hay una segregación que provoca una división entre los sectores altos, medios y bajos. Siempre hubo una estratificación del espacio, que genera violencia en una cuidad neoliberal. Pareciera que son países distintos, lo cual condice con el hecho de que a diferencia de las expectativas de vida generales de las mujeres, en realidad las mujeres pobres vivan mucho menos que el resto y esto tiene que ver íntimamente con la recarga de actividades que tienen. La tareas de cuidado están a cargo de ellas, lo que afecta a la salud no solo física sino también mental. La depresión en las mujeres es una problemática que se ha acrecentado en Chile, la toma de antidepresivos también” expresa Olga Segovia, coordinadora de la Red Mujer y Hábitat de América Latina y autora de diversos proyectos de investigación y consultoría en los temas de espacios públicos desarrollo urbano, seguridad ciudadana y violencia de género.
“Las cifras generales esconden las desigualdades. En Santiago hay una segregación que provoca una división entre los sectores altos, medios y bajos”
En esta línea Isabel Serra suma que “hay que tener en cuenta cómo es envejecer en Chile. Las mujeres ancianas llegan en muy malas condiciones. Necesitan casi siempre de otros para poder sobrevivir a esta pobreza. Creo que no solo tiene que ver con el acceso a la salud como tal sino también a sus proyectos vitales en cuanto a educación; acceso a servicios, como áreas verdes; alimentación saludable, tan necesaria debido a que luego de la dictadura y la llegada de los alimentos procesados, que son mucho más baratos y accesibles para las clases más pobres, provocan que nuestras mujeres tengas problemas asociados a vivir en la ciudad, a la obesidad, al estrés, a la contaminación”.
Y continua sobre la situación de “las mujeres que envejecen y viven en sectores totalmente contaminados en donde no solo tenemos problemas de obesidad o diabetes sino también de depresión”. “Y aunque es una enfermedad que está en auge, no hay información ni médicos con los cual tratarse de manera eficiente y con una buena experiencia. La salud mental en nuestro país es mal vista y está mal enfocada y de alguna manera se piensa que es una salud de segunda categoría, en contraste con eso, las tasas de suicidios en ancianos suben porque no tiene posibilidad a acceder a una mejor calidad de vida”, agrega.
Informe radial con los testimonios de Isabel Serra y Olga Segovia:
La expectativa de vida de las mujeres pobres es de 18 años menos que las mujeres de clases más altas y 10 de los varones de su misma clase. El acceso a la salud es el principal fundamento, pero no solo es la salud física y el sistema de salud público en crisis. Sino la explotación y recarga de las mujeres por el trabajo doméstico no remunerado que realizan y recae en sus hombres, el cual genera que su salud mental tampoco este cuidada y el deterioro de sus cuerpos y mentes provoquen que vivan un promedio de 14 años menos que el resto de la población en Santiago.
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