Todavía no se vislumbra la profundidad del daño que Mauricio Macri le produjo a la sociedad. No sólo a lxs argentinxs. Prefiero no entrar en el terreno de la intencionalidad de los siniestros personajes de los que se rodeó el Presidente para llevar adelante su plan. Digo plan, porque resulta evidente que el resultado de casi cuatro años de la sistemática destrucción del tejido social, no fue casual. Como tampoco fue un error. Menos aún un fracaso.
Por Daniel Mojica*
Tampoco es relevante si Macri es el autor intelectual, o es el simple ejecutor de una estrategia colonizadora, que a todas luces lo excede. Lo que es innegable es el prolijo aprovechamiento que hizo de las condiciones de sometimiento social. Que va en línea de simetría con el propio enriquecimiento para sus empresas, las de sus amigos, familia y testaferros.
Un capítulo que de manera inevitable debe ser investigado en profundidad y a la luz pública es el de los sectores del Poder Judicial y del Poder Legislativo que hicieron posible instrumentar este saqueo a los bienes materiales y subjetivos del pueblo argentino. Ningún proyecto colonizador puede llevarse a cabo en país alguno sin la complicidad de (en nuestro caso particular) los tres poderes que componen, según la Constitución Nacional, el Gobierno Nacional.
Otro capítulo no menos sustancial es el que le cabe a los medios de comunicación social en el sostenimiento de la estafa en curso. Mediante el ocultamiento, la distracción, y la mentira flagrante. Aquí incluyo a los propietarios, periodistas, comunicadores, personalidades, ricos y famosos varios. Por el ascendente social de los mismos.
Abro un paréntesis. La realidad puso en evidencia lo nocivo, perjudicial y peligroso para el bienestar social y económico, que los medios de comunicación social estén en manos de empresarios, cuando no, en manos de sociedades, o empresas ajenas a la especialidad del periodismo, la comunicación y/o las artes varias. Resulta incontrastable la necesidad de una mejorada y robusta Ley de Servicios de Comunicación Social, donde los medios de comunicación comunitarios, cooperativos y de gestión barrial sean los principales portavoces de la sociedad en cada una de sus zonas de arraigo.
Un artículo específico, de la futura ley de la Comunidad Comunicacional Argentina, debe ser su genuina fuente de financiamiento. Donde un estado nacional y popular debe sostener y posibilitar su crecimiento. Para que la realidad circule como una alianza estratégica de supervivencia y sostenimiento de una democracia participativa.
Mas allá de algunas voces autorizadas de compañeros que respeto profundamente, soy de los que cree que este debe ser el último gobierno que endeude al país y lo someta a las políticas colonizadoras del FMI y sus potencias mandantes. Para que nadie sienta la necesidad de volver a hacerlo debemos someter a un juicio ejemplar a los autores de este crimen de lesa humanidad que significa una deuda que saquea y mata de hambre a lxs argentinxs.
(*) Conductor de Tejiendo Redes (sábados de 9 a 10)
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