El mensaje evangélico dice que los bienes no son propiedad de los hombres sino que los hombres deben administrarlos para que satisfagan las necesidades comunes.
Por Héctor Amichetti*
En línea con el postulado de la Constitución Peronista de 1949, el Programa del 1º de Mayo de la CGT de los Argentinos planteaba que “la propiedad sólo debe existir en función social”.
Una banda de forajidos se apropió hace 45 meses de la República Argentina con el fin de satisfacer pura y exclusivamente los deseos de un puñado de ricos, de poderosas multinacionales y especuladores financieros.
Ahora que el pueblo ha dicho basta comienzan a preocuparse por la protección de sus bienes
Ayer se reunieron los miembros de la Asociación Empresaria Argentina (AEA) para hablar de la crisis y del futuro del país que ellos ayudaron a destruir.
Además de escuchar el discurso de despedida del socio y empleado en desgracia que en breve deberá abandonar la Casa Rosada.
Entre las múltiples definiciones de estos hombres ricos, voy a elegir la del señor Carlos Herminio Blaquier Arrieta, presidente del directorio del Ingenio Ledesma, quien reclamó en su intervención el “respeto irrestricto a la propiedad privada”.
La estructura económica y social argentina se derrumba, las organizaciones del pueblo reclaman la emergencia alimentaria y a “Charlie” (como lo llaman sus amigos), sólo le preocupa proteger sus bienes.
Aparte de sus negocios familiares, los siete lujosos barcos amarrados en Punta del Este con 30 marineros a disposición, la colección de Mercedes Benz, los 13 aviones privados y una fortuna calculada en más de 6500 millones de dólares, en gran parte oculta en cuentas secretas del exterior tal como denunció en 2016 la firma panameña Mossack Fonseca.
Dinero manchado con la sangre de trabajadores azucareros desaparecidos durante la dictadura de la que fue cómplice su padre, ese anciano impune que en un reportaje manifestó:
“La propia naturaleza ha puesto en los hombres muy grandes desigualdades… los hombres mejor dotados han sido siempre minoría. Pretender eliminar esas desigualdades es ir contra el orden natural de las cosas”.
Muchos de los empresarios que integran AEA, como es el caso de Clarín con Papel Prensa, incrementaron sus propiedades por su complicidad con los genocidas, parte de sus deudas privadas fueron estatizadas en aquel período trágico en Argentina, lo que significa que sus deudas fueron transferidas al conjunto de la sociedad argentina, incluyendo a quienes hoy no pueden garantizar el plato de alimento en su mesa para mantener a la familia reunida.
Una vez más estamos a punto de asumir la gran responsabilidad de reconstruir, con enorme esfuerzo de la mayoría del pueblo, la nación argentina, como otras veces en la historia, no habrá revanchismo, pero no nos pidan en esta oportunidad que tengamos cautela en la misión de restituir definitivamente el orden natural de la justicia humana, que no es “el orden natural de las cosas”.
Una vez más estamos a punto de asumir la gran responsabilidad de reconstruir, con enorme esfuerzo de la mayoría del pueblo, la nación argentina
Comunidad Organizada sin hirientes desigualdades bajo la consigna innegociable de que la propiedad sólo debe existir en función social.
(*) Secretario general de Federación Gráfica Bonaerense y referente de la Corriente Federal de Trabajadores-CGT
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