El 16 de octubre se cumplieron 50 años del título Intercontinental conseguido por Estudiantes de La Plata. El cabezazo del laboratorio de City Bell, que Juan Ramón Verón metió dentro del arco del Manchester United, permitió ingresar al mítico Estudiantes de Zubeldía en el olimpo del fútbol argentino.
En Abrí la Cancha conversaron con Walter Vargas, periodista, escritor y reconocido hincha del club platense, quién brindó su recuerdo sin menoscabar la polémica: «Aquel Estudiantes sinceró la posibilidad latente en nuestro fútbol, que con convencimiento, buenos jugadores, estudio del rival y potenciar los valores propios, el débil puede ser más fuerte que el fuerte y el chico más grande que el grande. Eso lo estableció aquel Estudiantes para siempre»
En diálogo con Carlos Aira, Vargas se metió de lleno en el análisis de aquel Estudiantes: «Fue un equipo que da para muchas vertientes. Creo que nadie puede negar su carácter revolucionario. Fue el primer equipo en la historia del fútbol argentino que llevó al máximo de sus posibilidades la preparación física, la táctica y estrategia. También uno de los primeros en sincerar el carácter competitivo del fútbol. Esto sirvió para que los más débiles pudieran ser más fuertes que los fuertes»
Analizó: «En aquellos años sesenta casi todos los equipos jugaban de la misma manera, con el mismo sistema y la misma preparación. Así iba a ganar quién tuviera los mejores jugadores y eran los cinco grandes tradicionales quienes tenían esos grandes jugadores. Zubeldía tomó algunas cosas del fútbol más noble, de potrero, y prefiguró el fútbol táctico-científico. Cincuenta años después, hasta el técnico más lírico tiene scouting, analiza los rivales y prepara jugadas. Aquel equipo de Estudiantes tenía cinco o seis grandes jugadores, pero tenía una gran picardía, un inmenso sentido de lucha y entendía mucho el juego y pensaba al máximo las posibilidades del reglamento. Para bien o para mal».
Para Walter Vargas, aquel triunfo de Estudiantes «fue la gesta más grande a nivel clubes del fútbol argentino. Hay que ponerla en contexto, sino parece el disparate de un pincha irreflexivo. En 1968 el campeón del mundo a nivel selecciones fue Inglaterra. El Manchester tenía varios jugadores campeones del mundo, entre ellos a Nobby Stiles que era el jugador más temido del planeta, una especie de Bilardo inglés, pícaro y violento. Ese Manchester venía de ganarle la final de la Copa de Europa al Benfica de Eusebio, considerado junto con Pelé, los mejor del mundo. Ese Manchester tenía a Tonny Dunne, considerado el mejor 4 de la historia, Bobby Charlton, mejor jugador inglés de todos los tiempos, George Best, mejor jugador irlandés de todos los tiempos, Denis Law, mejor jugador escocés de todos los tiempos. A ese Manchester le ganó un equipito de La Plata que fue y le dio la vuelta en Old Trafford. Es una proeza irrepetible. Corona aquel equipo extraordinario. Cuando el Manchester pierde 1 a 0 en Argentina se abrazaban porque creían que iban a golear en Inglaterra»
La polémica siempre estuvo alrededor de aquel equipo. ¿Era el Antifútbol como muchos plantearon? el autor de Periodistas Depordivos explicó: «Cierta parte de la comunidad futbolera no le perdona haber sido un hecho maldito. Un equipo que rompe, en 1967, el molde de los campeonatos. Gana el Metropolitano y se clasifica a la Libertadores. En aquel 1967 le ganó tres veces al Racing campeón del mundo de José. En 1968 le ganó cinco veces a Independiente. Jugó cinco finales en tres años. Decir que eran el Antifútbol es un insulto a la inteligencia de aquel equipo«.
Los excesos violentos sobrevolaron la historia de aquel equipo. Vargas, a punto de presentar «Fútbol, antifútbol y otras yerbas» se mete a fondo con el debate: «Claudio Tamburrini, ex arquero, filósofo, detenido-desaparecido durante la última dictadura y exiliado en Suecia, plantea que en el fútbol se da un etos ampliado. Una ética ampliada que escapa la mirada de los árbitros, del periodista y de los hinchas. Él dice que si ese fuera del reglamento esta consentido por ambos rivales dentro de la cancha no merece ninguna impugnación moral«
«Alguna vez Carlos Pachamé me dijo: `Walter, la mayoría de las picardías que hacíamos nosotros, también las hacían los rivales. Vas a encontrar muy pocos rivales nuestros que vayan a llorar o cuestionar esa cosa antipática que teníamos nosotros en cuanto al límite´. Me parece que es muy interesante este aspecto. Parte de la fantasmagoría del límite del reglamento y de prácticas, entre las cuales hay algunas que yo en ningún momento aplaudiría, no son una leyenda ni rigurosamente ciertas. En este libro “Fútbol, Antifútbol, y otras yerbas” digo un par de cosas. Basile cuenta como le agarraba los testículos Aguirre Suarez en un tiro libre y se lo festejan. A nadie se le ocurriría decir que aquel Racing de José encarnaba el anti fútbol. Juan Carlos Rulli me dijo hace unos años que si ellos no mataban a patadas al Celtic escocés, no podían ganarle la copa intercontinental»
Vargas amplió: «El Tolo Gallego cuenta que se dejaba las uñas largas para lastimar a los jugadores que tenía que marcar. Y fue el número 5 de Menotti. Cuando Gallego lo cuenta, se ríen. Me parece que campea sobre ese Estudiantes una especie de deshonestidad intelectual. Alguna vez Madero dijo que ellos se hacen cargo de las páginas oscuras, de la noche del Milán, pero no se hacen cargos que nos satanicen y pongan a los demás jugadores de nuestra época en el lugar del bien y no nos hacemos cargos de que nos quiten los méritos objetivos que tuvimos como gran equipo en nuestro tiempo»
Carlos Aira repuso el debate periodístico de aquellos días. Dante Panzeri con su frase “Estudiantes es la representación de la violencia para el lucro aplicada al fútbol”; Desde otro lugar, Osvaldo Ardizzone escribió: “A Estudiantes no lo perdonan ni repartiendo estampitas“. el periodista platense afirmó en Radio Gráfica que «Panzeri tuvo la honestidad para decir todo lo que dijo y siempre lo criticó a Estudiantes. Llegó a decir que aquello no era un equipo de fútbol si no una asociación ilícita. Por otra parte encuentro muy meritorio lo de Ardizzone, porque fue menottista antes que existiera el menottismo».
Un punto polémico de la charla fue pensar si en Estudiantes no se exalta y se hace una apología de los excesos de aquel equipo. Para Walter Vargas esa conducta es más propia de los seguidores de Bilardo que de Osvaldo Zubeldía: «Surge cuando se construye el Menotti vs Bilardo. Tengo un doble debate: jamas me van a escuchar hacer una apología del resultadismo, o hacer una analogía del deporte y la guerra. El hincha de Estudiantes, conforme pasaron los años y fue atacado, se le fue la mano y ve detractores de Zubeldía y Bilardo en todos lados. No creo que el segundo sea un fracaso, no creo que valga todo dentro de una cancha. No creo en el resultadismo. Creo que el hincha del Estudiantes tiene el legítimo derecho de reponer parte de lo que yo digo»
Finalmente; Walter, ¿Cómo viviste aquel 16 de octubre de 1968? «Yo era más tripero que pincha. Vivía en Villa Arguello, un barrio de Berisso. Me acuerdo que escuche el partido por radio con mi viejo, que tomaba mate. Terminó el partido y lo abracé fuerte, se me cayeron unas lágrimas. Tenía acordado jugar un picadito con el chico de la otra esquina. Fui y le toqué timbre a Alberto “Cuervo” Farías y cuando me abrió me dijo ´te felicito Wal, y nos fuimos a jugar el picadito. El pibito era hincha de Gimnasia».
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