Por Carlos Aira
Cabo Verde vive un sueño deportivo —y nacional— hecho realidad. Las miradas del mundo se posaron sobre este pequeño archipiélago africano luego de su histórica victoria por 3 a 0 sobre Estuani. Con ese resultado, la selección masculina de fútbol caboverdiana logró la clasificación a la Copa Mundial de la FIFA 2026. Su campaña en las eliminatorias fue asombrosa: finalizó como líder del Grupo D, superando incluso a una potencia continental como Camerún.
Pero detrás de cada éxito hay una historia.
Cabo Verde fue parte del proceso de colonización portuguesa en África. Ubicado frente a las costas de Senegal y Guinea-Bisáu —país con el que comparte su herencia lusa—, el país está conformado por un archipiélago de diez islas, con capital en la ciudad de Praia. Su población no llega al medio millón de habitantes. Cuando la pelota comience a rodar, Cabo Verde se convertirá en el país con menor población en disputar una Copa del Mundo de fútbol.
Y cuando eso ocurra, Cabo Verde tendrá hinchas en nuestro país. No será una presencia caricaturesca, como el inolvidable Hincha de Camerún creado por el Negro Caloi para el Mundial de España 1982. La realidad es que la diáspora caboverdiana tuvo una presencia significativa en la Argentina. Miles de personas llegaron desde las islas y se asentaron, en su mayoría, en el corredor que une Dock Sud con La Plata.
Hoy ya quedan pocos de aquellos pioneros que arribaron décadas atrás. Uno de ellos fue Tomás Adriano Custodio Mendes, el único futbolista nacido en Cabo Verde que no solo llegó a jugar en la Primera División argentina, sino que también fue campeón. Lo logró con Estudiantes de La Plata, en el Torneo Nacional de 1983.
En las Charlas de Vestuario del programa Abrí la Cancha, Custodio Mendes recordó sus primeros pasos en Argentina:
“Nací y viví en Cabo Verde, una isla de África que era colonia portuguesa. Cuando fallecieron mis padres, una hermana mayor que vivía en Argentina tomó mi tutela y me vino a buscar. Tenía solo 12 años. Fue todo muy duro. No conocía a casi nadie… ¡ni siquiera a mi hermana! Ella se había venido con mi mamá, pero mi madre extrañaba y volvió a Cabo Verde, donde me tuvo a los 40 años. Mi hermana se quedó en La Plata viviendo con una tía, y terminé en casa de ellas. Nunca voy a olvidar el día que llegué al país. En Ezeiza tenía colgado un cartelito que decía ‘Me llamo Adriano Custodio Mendes’. Mi hermana me saludó, subimos a un vehículo y fuimos a La Plata. Esa noche me invitó a comer pizza… ¡La miré de una manera! Le dije enojado que no comía eso. En Cabo Verde ‘pizza’ tenía otro significado.”
Instalado definitivamente en nuestro país, Custodio Mendes desarrolló una extensa carrera profesional. Además de Estudiantes, vistió las camisetas de Temperley —donde es muy querido—, Chacarita Juniors, Colón y San Martín de Tucumán. Zurdo, talentoso, inteligente para jugar, tal vez su irregularidad impidió que llegara aún más lejos. En Radio Gráfica, el propio Custodio reflexionó:
“Era liviano, pero la piloteaba porque era muy inteligente para jugar. No sé si hoy hay jugadores con mi estilo. Tal vez, el último fue Juan Román Riquelme.”
Otro hijo de la inmigración caboverdiana dejó una huella indeleble en nuestro fútbol: José Manuel Ramos Delgado. Fue uno de los mejores defensores de su tiempo. Profesional entre 1956 y 1973, el “Negro” —herencia de la tierra de su padre— debutó en Lanús, brilló en River Plate y fue figura en el mítico Santos de Pelé. Además, representó a la Selección Argentina en los Mundiales de 1958 y 1962 y fue parte del equipo campeón de la Copa de las Naciones de 1964.
El vínculo entre Cabo Verde y nuestro fútbol es profundo. Un lazo que nació de la mixtura social y cultural que caracteriza a nuestro país: construido por hombres y mujeres de buena voluntad que llegaron desde todos los rincones del planeta. Incluso, desde este pequeño archipiélago en medio del Atlántico.
Conductor de Abrí la Cancha / Autor de Héroes de Tiento y Héroes en Tiempos Infames.














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