Por Fidel Fourcade *
“Desquite” se refiere a la acción de resarcirse de una pérdida o de cobrarse una revancha. Y el pasado domingo 21 de diciembre en el estadio Vélez Sarsfield, más que un recital, fue la noche del desquite. Saldada la suspensión de septiembre, Dillom no solo cumplió con la fecha: rompió su propio techo y ofreció un show superlativo.
El artista se guardó una de las últimas fechas del año para hacer de todo, algo memorable. Sorteados el deficitario acceso y un mar de gente que llegó un domingo al Amalfitani sin miedo al éxito, la tensión previa a que sonara “(irreversible)” marcó el tono. Siguiendo la línea de su disco Post Mortem, Dillom transita la música como un exorcismo, campo de batalla personal, y Vélez fue el terreno para una revancha de un año difícil.
La revancha de polimorfo
Dillom transitó el escenario en una sucesión de facetas que eran, en sí mismas, guiños, apuestas y marcas de estilo. Abrió tocando la guitarra en una pose intermedia entre Liam Gallagher y Pity Álvarez, reclamando un lugar en un linaje rockero del que un “rapero” podría estar excluido. Porque no hay nada más rockero que abrir tu propio Vélez tocando la viola.
¿No harían acaso ustedes lo mismo?
Luego, con ayuda de Lali Espósito, se vistió de monstruo en un guiño pop masivo. Estrenó canciones nuevas con la actitud caótica de Viagra Boys y se dio el lujo del cover más impensado: ”Enlace” de Los Ratones Paranoicos junto a Juanse, para después cantar a Sinatra.
Este carrusel de identidades no fue dispersión, sino una declaración: el género, cómo su futuro artístico, es una pyme que él administra a su antojo, y su revancha es no deberle lealtad a ningún canon.
La noche arrancó con un tándem fatal que incluyó “Coyote”, “Mick Jagger”, “Rili rili”, “Duo” y “Piso 13” antes de tocar uno de los puntos altos de la jornada, literal y metafóricamente hablando con “La novia de mi amigo”, dónde vimos a Dillom elevarse por los aires en una aventura digna de UP.
Ellos no se olvidaron de lo artesanal
Será el sello Bohemian Groove y la Rip Gang, ¿la primera productora independiente en hacer un estadio de fútbol? Con la estela del espíritu de los Redondos aún visible es difícil asegurarlo, lo que es valioso fue la inversión en el espectáculo: El corazón, las telas, los fuegos, la maquinaria de la producción dispuesta a entretener, impactar y sorprender durante la noche jugó un rol fundamental, no como un lujo, sino como una inversión estratégica de una “pyme” cultural.
La historia no terminó ahí, Dillom les cumplió a todxs hasta casi sin proponérselo: tocó “Rocketpowers”, “Ovario”, Side” entre otras y hasta dejó entrever algunas canciones nuevos con un tinte más funky con pasajes que denotan su acercamiento a los Viagra Boys. Fueron en total 33 canciones, una performance sólida y algunos trucos nuevos también.
No agotó pero llenó
¿Fue un piletazo? Sin duda. ¿No agotó? Tal vez. Pero llenó. Y la pregunta sobre si la gente tiene plata para pagar estas entradas encuentra su respuesta en otro número: ¿30 mil pesos por un show de esta magnitud? Dillom ha hecho más por el peso argentino que Caputo en seis años de gestión. Apueste al súper rapero nacional, que es moneda fuerte.
El festejo unió desde la última butaca de platea alta hasta la persona más comprimida junto a la valla. Nuestro frontman fue el catalizador perfecto para el humor de una multitud que quizás llega con sus propias cuentas pendientes y las transforma, por dos horas, en pura potencia celebratoria.
Al final, se fue siendo, simplemente, Dillom: habiendo demostrado que su revancha no es contra un rival concreto, sino contra la mediocridad, la etiqueta fácil y la baja expectativa. Su Vélez fue la prueba de que, cuando el futuro se ve incierto, hay quienes deciden administrarlo como una pyme: con riesgo, con oficio y con la voluntad feroz de saldar todas las deudas pendientes.
Pasan los años y los géneros, pero al final la diferencia se zanja ahí: entre quienes son comerciantes del espectáculo y quienes, como él, son músicos-empresarios de su propio destino.
(*) Columnista de Resistiendo con Ideas.
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