Luego de la salida del ejército de los Estados Unidos de Siria, comenzó una incursión armada por parte de Turquía denominada “manantial de paz” que muy lejos está de serlo.
Por Valeria Rodríguez*
Una vez más demuestra su postura ultra nacionalista contra un pueblo que históricamente pide su reconocimiento como estado, los Kurdos.
Si bien este pueblo está dividido y cuenta con facciones bastante polémicas, es histórico el accionar turco de utilizar la persecución como método para imponer su postura imperial.
Un ejemplo tangible es el caso de los armenios quienes sufrieron un genocidio terrible que hasta el día de hoy es negado categóricamente por Erdogan.
Ahora son los kurdos, los perseguidos por los turcos que la semana pasada, luego de que Donald Trump anunciara el retiro de 2000 militares de la zona cercana a la frontera de Siria y Turquía, Erdogan, decidió lanzar una operación militar.
El objetivo era la expulsión de las milicias kurdas denominadas Unidades de Protección del Pueblo, Ypg, del norte de Siria y crear una franja de 480 kilómetros de largo por 30 de ancho donde aspira a reubicar a los 3.500.000 refugiados sirios que tiene en su territorio.
Cabe destacar que el Ypg es considerado como un grupo terrorista para Ankara, según ellos por sus conecciones con el partido de los trabajadores del kurdistán, Pkk, los cuales están proscritos y a su vez fueron aliados de los Estados Unidos contra el Daesh, a pesar de que su desarticulación en gran medida fue por la participación conjunta con el ejército árabe sirio, la experiencia aérea y técnica rusa, además de asesores y fuerzas especiales de Irán y Hezboláh.
Sería imposible negar la importancia del pueblo kurdo en el escenario actual de Siria pero lo que debe quedar en claro es que no son el centro del problema sino que una vez más son utilizados como herramienta política, tras el acuerdo tripartito del mes pasado, se llegó al acuerdo de que las fuerzas sirias los contendrían en su frontera y Rusia negociaría.
Los Intereses en Siria
No es nada nuevo que existen intereses en esta zona principalmente por su importancia geoestratégica y energética que se conjugan con las fragmentaciones internas que son utilizadas en pos de los intereses de cada actor externo.
Estados Unidos,además de pretender conseguir los recursos energéticos tiene como ideal la hegemonía regional y para ello tiene que desarticular al eje de la resistencia compuesto por Irán, Irak, Siria, Hezbollah y por el otro lado, detener el ascenso chino en Siria que es, después de Rusia su contrincante más peligroso.
Irak, ha demostrado que cuenta con la decisión política de aumentar las relaciones con Irán a pesar de las presiones de Estados Unidos, cabe recordar la visita sorpresa de Pompeo en el mes de mayo, luego de la imposición de nuevas sanciones a Irán, a pesar de ello, la intención de continuar con las buenas relaciones siguieron adelante, de hecho, nunca dejaron de comprar electricidad a Irán, es más, Bagdad finalmente abrió un puesto fronterizo entre Irak y Siria de al-Qaem de esta manera aumentan las tensiones con Trump.
No es casual que se desaten un serie de manifestaciones “populares” ultraviolentas contra el gobierno de Iraq a escasos días de la multitudinaria peregrinación a Karbala, las cuales fueron apaciguadas luego de un acuerdo entre el gobierno iraquí y la oposición pero con la ayuda de la visita del ministro de relaciones exteriores de Rusia que se reunió con líderes iraquíes y kurdos.
Por su parte, el movimiento Hezbollah, aliado y parte del eje de la resistencia, fue atacado por parte de Israel, varias veces el mes pasado buscando de alguna manera debilitarlo cuestión que no surte efecto, por el contrario, endurece aún más la respuesta del movimiento ante los ataques de Israel, fiel aliado de los Estados Unidos.
Que Iraq fortalezca sus relaciones con Irán es contraproducente para Estados Unidos y sus intereses así como también que el movimiento de resistencia Hezbollah continúe teniendo fuerza en la zona ya que son todos aliados de Bashar Al Asad que es la piedra en el zapato de Trump. Quien luego de la salida de Bolton, intenta evitar las incursiones armadas directas y prefiere sembrar discordia para evitar quedar pegado directamente y jugar con las negociaciones fiel a su estilo empresarial.
El retiro de las tropas norteamericanas indica que la semilla de la discordia ya está activa entre la zona con la campaña militar de Turquía contra los kurdos ya no tiene que continuar gastando recursos en militares pero se le pasó por alto que el ejército sirio había acordado su participación para evitar un mal mayor, por lo tanto, las sanciones impuestas por Trump a Turquía podrían considerarse como castigo por su acercamiento con Irán y Rusia durante la última reunión trilateral en Ankara donde el tema central justamente era Siria y los Kurdos.
A esto se le suma la presencia de China que no sólo cerró un acuerdo de infraestructura a cambio de petróleo con Iraq sino que ya se firmó una nueva asociación estratégica entre China e Iraq . No se puede ignorar que Xi Jiping está buscando hacer un trabajo posterior a la reconstrucción en Siria para convertirlo en un punto clave en la Nueva Rutas de la Seda.
El gigante asiático acecha
En junio de éste año se oficializó la presencia de China en la zona a través de inversiones económicas, con las cuales pretende influir políticamente principalmente en Siria ya que por un lado el gobierno sirio necesita avanzar en la reconstrucción del país y no cuenta con recursos suficientes ya que asciende a 200 mil millones de dólares, algo así como el Pbi de Grecia y por otro lado, el único país que cuenta con el músculo económico para ello es China que tiene como principal objetivo la famosa nueva ruta de la seda.
Asimismo, el gigante asiático en Siria pretende tener influencia en el acero y otros recursos naturales a través de las inversiones, es así que la Corporación Estatal China, Cnpc, cuenta con inversiones en la Compañía de Petróleo de Siria y en la empresa Al Furat Petroleum, que son dos de las mayores petroleras sirias.
Además, según datos publicados en “The Financial Times”, dos centenares de empresas chinas participaron el verano pasado en la feria internacional de Comercio de Damasco y Pekín anunció fondos por 2.000 millones de dólares para invertir en la industria siria y otros 23.000 millones adicionales a través del Foro de Cooperación entre China y los Estados árabes.
A su vez, empresas chinas firmaron contratos para expandir el puerto de Trípoli, que se convertirá en Zona Económica Especial y contará con un nuevo muelle de 58 millones de dólares su instalación, que está más cerca de Damasco que los puertos sirios de Tartus y Latakia (donde se encuentran las tropas rusas) , tendrá el potencial para convertirse en la puerta de entrada para materiales pesados, excavadoras con destino Siria.
Más allá del tema económico, China ha impulsado proyectos sociales en Siria como la entrega de transformadores eléctricos o incluso programas deportivos como el convenio para que el equipo nacional sirio de basketball entrene en Pekín.
Finalmente Siria nuevamente es la punta de un iceberg que nunca se termina de develar y que cada vez se hace más grande y complejo, donde cada actor lo utiliza como le conviene.
(*) Co-conductora de Feas, Sucias y Malas
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