Por Carlos Aira (*)
Era la pelea esperada por todos. El combate unificador de las cuatro coronas de la categoría Superwelter. El invicto Brian Castaño (17-0-2) ante Jermall Charlo (31-1-1). El AT&T Arena de San Antonio fue testigo del gran trabajo del matancero. Pero el fallo de las tarjetas lo despojó de la victoria y la gloria. En Radio Gráfica nos preguntamos, ¿Que hay detrás de éstas peleas estelares? ¿Como se manejan promotores, árbitros y jurados?
Gustavo Nigrelli cubre boxeo para Diario Popular. En diálogo con Gabriel Fernández, analizó el combate: “La pelea fue clara. Los rounds que ganaron cada uno fueron claros. Fueron ocho contra cuatro. Yo le dí los tres puntos a Charlo porque hay un criterio en el boxeo que se llama eficacia, que es el efecto de los golpes, el ataque es la cantidad de golpes que uno pega, no que tira. En cantidad de golpes ganó Castaño en casi todos los rounds, salvo el segundo, el noveno y el décimo”
Nigrelli profundizó sobre un tema urticante como es la deshonestidad del negocio del boxeo. Para explicarlo hizo hincapié en la figura del juez Nélson Vázquez, quién falló 117-111 a favor de Jermell Charlo: “Este hombre no solamente es anti argentino, es un servil de los organismos internacionales de los intereses creados, porque acá no es cuestión de ser anti algo, es pro-negocio. El negocio de esta pelea era evidente que como mínimo saliera empate. Primero, porque el empate pagaba 20 a 1; Segundo, porque cada uno se queda con los títulos pueda haber una revancha en una categoría chata donde no hay grandes monstruos como para poder revitalizarla”
“Los organismos que son los que lo mandaron a cumplir una misión ¿lo van a sancionar, le van a decir acá no trabajas más?. No, el tipo cumplió una función que no sé si le pagaron o no le pagaron. Con que lo vuelvan a citar para cualquier otra pelea importante le alcanza porque ahí gana plata y se la pasa bien en un hotel cinco estrellas, comiendo y viajando”
El boxeo regido por las reglas del negocio. Nigrelli comentó las razones por las cuales Brian Castaño resignó en su momento su corona mundial. Una explicación necesaria para comprender el transfondo del deporte: “Brian Castaño resignó su título porque la licitación del combate ante Soró la ganaron los hermanos Acariés, que son unos transfugas. La ganaron con mucha guita y a nadie le constaba que éstos tipos paguen la bolsa que habían puesto en la licitación, que era cerca de medio millón de dólares para Castaño. Sebastián Contursi, mánager del argentino, también dudó de la orgazación porque en otras peleas armadas por los Acariés hubo problemas con el control antidoping. Ante la posibilidad de una encerrona prefirieron ceder el título mundial”.
Enrique Martín cubrió durante tres décadas boxeo para diversos medios. Autor de un libro exquisito como Narices Chatas, explicó en Abrí la Cancha un tema controversial, como es la decisión de los jueces: “Las tarjetas son un mal necesario. Desde que el boxeo dejó de ser una lucha a finish, la decisión del combate quedó en manos de terceros. Eso hace del boxeo un deporte de apreciación, que es lo más subjetivo que existe”
“Los jueces están ubicados en tres lugares diferentes. Cada uno con una perspectiva diferente. Historicamente, los jueces debían juzgar cuatro cosas: ataque, defensa, ciencia y eficacia. Conforme pasó el tiempo ésto se modificó. La defensa no tiene valor puntuable. Lo primero que se premia es la eficacia. Los golpes que llegan a destino. La eficacia también tiene mucho valor. Una cosa es golpear cinco veces y no hacer daño contra un golpe que hace daño”; señaló Enrique Martín, quién agregó: “Los fallos del boxeo es el cuento de la buena pipa. Una cosa es dar una diferencia de un punto y otra de seis. Las tarjetas son mentirosas porque los números no dicen nada porque tal vez los jueces dieron el mismo número pero fallando diferente en cada round”.
El veterano periodista expresó una idea que pondría fin a la controversia de las tarjetas: “Lo que tendría que hacerse es mostrar la tarjeta de los jueces en todos los rounds. Terminada la vuelta, los espectadores tendrían que saber como fallaron los jueces cada round. No habría sorpresas al final”.
“No quedan dudas del triunfo de Castaño, sobre todo por la eficacia. Pero todos vimos qué el propio Castaño no se encontraba enojado ni disconforme y hablaba de una revancha. La verdad es que éste tipo de fallos busca una revancha. Porque las peleas taquilleras son las revanchas polémicas. Esto significa dinero para ambos boxeadores. Ahí está una de las explicaciones por la cual no estaba enojado Castaño”, sentenció Narices Chatas.
“El boxeo es un deporte, pero también un trabajo, un espectáculo y un negocio. Y también hay algo para tener muy en cuenta: a quienes llevan el negocio del boxeo no les importa su credibilidad. El boxeo sigue siendo uno de los espectáculos deportivos que promueven la mayor venta de abonos televisivos. Una gran pelea conscita la atención de millones de espectadores en todo el mundo. La parte comercial está muy aceitada y al aficionado tampoco le importa mucho. El aficionado solo quiere ver una gran pelea”
(*) Periodista. Conductor de Abrí la Cancha.
Desgrabación realizada por Carolina Ocampo.
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