Durante los últimos años los cortes de energía eléctrica en el barrio de La Boca han ido creciendo, generando graves perjuicios en la población. El aumento exponencial de las tarifas solo parece haber impactado en el decreciente poder adquisitivo de los usuarios.
Por Ramiro Coelho y Manuel Crespo
Ese dinero es girado al exterior, dejando al sistema de distribución de energía sin la inversión necesaria para su mantenimiento. La empresa Edesur, si bien hizo algunas inversiones menores en la Sub Estación de la Avenida Benito Pérez Galdós, no ha atendido los problemas estructurales del un sistema de distribución que se viene deteriorando desde hace décadas, debido a un problema de fondo que supera la escala del barrio: la lógica de gestión de las empresas multinacionales adjudicatarias del sistema de distribución que sólo priorizan el aumento de la rentabilidad.
Redes de distribución viejas e insuficientes
En La Boca, la red de distribución de electricidad muestra en la mayoría de las zonas un alto nivel de deterioro, producto de largos periodos de falta de inversión. En los últimos dos años, aunque se realizó la repotenciación en la subestación Benito Pérez Galdós, en la red de distribución de baja tensión no se ha concretado inversión alguna, lo que impide que esa mejora llegue a los hogares.
Los cables que llevan la electricidad se diferencian en su antigüedad y modo de tendido de acuerdo a la zona del barrio que se trate. En la Ribera, desde el año noventa y cuatro, existe una red de baja tensión aérea, instalada de ese modo con el fin de evitar su deterioro por las inundaciones que periódicamente anegaban las calles de Caminito y Pedro de Mendoza. Problema que fue solucionado con las obras del año 1997 y, sin embargo, nunca se realizó el soterramiento ni el recambio de dichos cables. En los alrededores de la cancha de Boca existe la red subterránea de cables más antigua. Con cables de más de cincuenta años de antigüedad, los cortes de energía son constantes en el verano y, por lo general, duran más de tres días. En el caso particular de la Cancha de Boca, si bien se re direccionó la provisión desde otras centrales, se deben utilizar grupos electrógenos para iluminar el estadio los días de partido. Por lo tanto, las mejoras no llegan a los usuarios ya que, con cables sumamente antiguos en el sistema de baja tensión, se generan cortes de luz de manera continua.
Un sistema eléctrico nacional luego de casi treinta años de privatización
Existen tres niveles de tensión eléctrica en el sistema argentino. Un nivel de alta tensión que transporta la energía desde su lugar de generación las subestaciones en las puertas de las ciudades, un sistema de distribución de tensión media hacia las sub estaciones y un tercer nivel de baja tensión que lleva la electricidad a los hogares.
Actualmente en la Argentina se genera suficiente electricidad para abastecer a toda la población. El problema radica en la baja inversión en el sistema de distribución por parte de empresas privadas que, a pesar del aumento de tarifas siguen remitiendo la amplia mayoría de las ganancias a sus casas matrices en el exterior.
La mala calidad del sistema radica, además, en el modo en que se llevó adelante su privatización durante el gobierno de Carlos Saul Mennem. Al haber entregado la distribución y la generación a grupos separados de empresas, se generó un sector con alto nivel de ganancia en la generación de energía y otro sistema de distribución con altos costos de mantenimiento y porcentajes de reinversión. Esto hace que el sistema de generación esté en buen estado y con energía suficiente para las necesidades del país. Pero que el sistema de distribución se encuentra en una situación crítica que llevo en julio al colapso de sistema nacional.
La situación se agrava para los usuarios a la hora de atender los reclamos. A través de retiros voluntarios y despidos directos la empresa ha reducido en los últimos tres años su personal en más de seiscientos puestos de trabajo, a pesar de haber aumentado sus ganancias, gracias al aumento exponencial de la tarifa eléctrica. Reestructuración que afectó al sistema de atención al público.
La lógica de falta de inversión parece instalarse como una enfermedad endémica en estas empresas. Ya que son cautelosas a la hora de proyectar futuras mejoras en el sistema de distribución. Cautelosas ante el futuro cambio de gobierno, sostienen que no realizarán dichas inversiones sin una actualización de las tarifas acorde al aumento del dolar. Escenario que reabre la discusión en torno a la necesidad de la re estatización del sistema de distribución eléctrica que reinvierta las ganancias remitidas al exterior por estas empresas extranjeras en la infraestructura de un sistema nacional eficiente que garantice el acceso de los usuarios a energía a bajo costo y pueda promover el desarrollo industrial.
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