Por Fidel Fourcade *
Dejar la guitarra, pero no la fuerza: Pareciera, que esta vez, la distorsión pasa por las ideas y el discurso , antes que por los pedales. Menos riffs, más tensión, el mismo resultado: un disco y una foto de una época.
¡Pero oreja! que “Para quién trabajás Vol.1” marca un nuevo hito en el tratamiento del sonido que le da la oriunda de Sunchales a la viola. Parecer simple para sonar elaborado, tocar menos para sonar mejor y no perder así, ese sonido de vanguardia.
Las múltiples dimensiones que convierten a un músico en un artista con todas las letras, se pueden ver muy bien en todo momento en este disco. Está la Marilina transgresora de estandartes y luchas (que parece se volverán a dar), la guitarrista fina (que recorre el amplio espectro que existe entre “Cosas Imposibles” de Gustavo Cerati a la magnética St. Vicent) y por supuesto, la estrella de rock.
El homenaje a nuestro rock ha virado a la referencia, al sampleo y por suerte, a la transformación. Si antes pudimos ver en otros artistas contemporáneos (cómo Catriel y Dillom, por citar a los más recientes) jugar en un mundo memético y de referencias, la reina del rock abre un portal, se permite establecer un paralelismo de época entre aquel rock nacional de resistencia y lucha y el presente. Los contextos serán distintos, pero los parecidos sí que asustan.
Suenan Spinetta, Sumo, Charly y GIT. Suena Marilina en toda su extensión.
Hay una vieja leyenda —o un dato “duro” disfrazado de refrán— que documentar la cima es, muchas veces, el principio del descenso. Marilina Bertoldi pareció entender eso al revés: sus shows en el Luna Park y en Obras Sanitarias, compartido en diciembre del año pasado y titulado “Luna en Obras”, no fue un cierre, sino una apertura.
Pareciera que “No quieren más mi rocanrol” es la síntesis perfecta de eso, pero al disco vamos un rato. Paciencia con esta reseña.
Más que inmortalizar una etapa, lo que hizo esas noches fue dejar constancia de que lo que venía después iba a ser otra cosa.
¡No te digo!
La metamorfosis de Bertoldi de figura del rock “alternativo” o “emergente” a artista integral. O algo así, esta definición puede ser tomada como un work in progress.
La certeza de que lo suyo no es hacer “otro disco de rock”, sino poner el cuerpo en un espacio que se expande con cada proyecto. Vista con el diario del lunes (y con este nuevo álbum a la mano), aquella noche parece haber dicho más de lo que sabíamos. Fue la despedida de una versión de Marilina que ya no necesitaba demostrar nada, que no le debe nada a nadie y que encima te pregunta, a vos, para quién (carajo) trabajás?
10 canciones, 29 minutos y 29 segundos, dura este volumen 1. Que arranca lo más cerca que vamos a estar de lo que ya conocemos en “Para quién trabajás” para luego alejarse lo más posible de esa época (en lo discursivo) con “No quieren más mi rocanrol” donde con algo de ironía y humor implico se ríe del último lustro y la hegemonía del trap en argentina. ¿Cómo lo hace? Un loop sencillo, una voz súper procesada casi inentendible y una pista que no supera los dos minutos.
Te podías burlar, no tenías que mearlos.
“Todo el día porquería, Y más” dice entre tantas cosas “Autoestima” entre el look noventoso de Marilina en el clip, el beat super Charly Garcia y la gran banda que supo armar junto a los GIT y Fito Paez y el sampleo de Luca Prodan en “Mejor no hablar de ciertas cosas”. Un raro mix, desde lo musical, lo mejor que este país ha dado, desde la estética y las épocas, lo peorcito de Argentina.
Misma tónica; sintética, programada y por arriba de los 110 bpm se escucha “Siglos”. “Bajan de día de noche esperan” es una canción que bien podría existir en un suerte de antologías de “Siempre es Hoy”, gentil,muy bien producida y dulce a su extraña manera: diciendo que no. En su letra, Marilina dice que “no” 28 veces.
Tanto hablamos de que se viene tal cosa, que se viene tal persona, y al final, no se vino nada. Hasta que cierta persona le puso acordes. El videoclip viene junto a Dolores Fonzi, Malena Pichot y Julián Lucero, pero hay tanto tanto para rascar que les voy a pedir que lo vean con sus propios ojos. La autoprofecía cumplida de “El gordo” vuelve a esa atmósfera ochentera y si los créditos del disco no se equivocan, podemos hablar de una Marilina muy ducha con los teclados, los sintes y las programaciones. En el minuto 2:41 hay algo tan Fuego Gris, que emociona a los gordo Spinetta.
Ya salió “EL GORDO”, lo nuevo de Marilina Bertoldi
— nicozad (@nicolas_zad) May 28, 2025
Parece interesante seguir la línea del tiempo, el viaje cronológico, que a mi entender, te plantea este disco. En esa narrativa, el disco entrega otra capa: la capacidad, por volumen de obra y por calidad de la misma, de dialogar con sus trabajos anteriores. “Por siempre es un lugar” es una respuesta a sí misma, de “Entendí” de su primer disco, “La presencia de las personas que se van”. Eso diría alguien que sabe de su obra. Yo voy a decir que ensayó su propio “Agua Marfil”.
Esta reseña, recorrido, derrotero o como le quieran decir, se iba a llamar “el eslabón perdido” o una cosa así de pomposa pero me pareció; primero una falta de respeto a la artista y el disco que acaba de sacar y por otro lado, una subtítulo fantástico para presentar a “De Caza”, mi canción favorita y una de las mejores del disco sin dudas. Sin dudas, el eslabón perdido, entre las guitarras y los fantásticos sampleos de Gustavo Cerati y el synthpop mejor logrado de los Tame Impala.
No tengo opción es decírtelo o decírtelo
Vine y no para desesperar
Vine y no para desesperar
Es lo que quiero Elena ♫
“Amanecen ocasos” es más trash, más pesado, post punk y coldwave. “Monstruos” es una confirmación de que el volumen II (sospechamos que lo habrá) vendrá en otra tónica más parecida a la de el humo denso de un cigarrillo mal apagado. “Para quién trabajás Vol 1” es una pregunta en una Argentina presa del individualismo y la estupidez que nos gobierna, es un alto a tanta crueldad entre risas despiadadas. Es una pregunta para quienes quieren todo roto, y muerto, aunque les cueste la vida a ellos mismo. Es una pregunta desde el desconcierto, porque Marilina sabe para quién trabaja. Para y por el arte.
(*) Columnista de Resistiendo con Ideas (Lunes a viernes de 20 a 21 horas)
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