Por Nehuén Gusmerotti*
Son tiempos en que los ritmos urbanos, cómo solemos englobarlos por estos lares, copan la cima de todos los rankings. Sumamos, para los nostálgicos, el regreso de IKV para una ¿única? noche en el Festival Buenas Vibras. El rap, el hip hop, son mucho más recibidos por rockeros, metaleros, cumbieros y todos los “eros” que se les ocurran. Hasta tenemos algún fan de Pappo entrado en años de ruta aceptando que “algunas cosas” de tal o cual artista le resultan agradables. Esta cosecha de tantos artistas contemporáneos sería impensada de no ser por una banda que allá lejos y hace tiempo, a fines de los 80´ para ser más precisos, se lanzó a hacer rap mezclado con rock, aún cuando gran parte del público criollo no sabía muy bien por dónde venía el asunto. Se trata de Los Adolfos Rap, un hecho inédito en la historia de la música nacional que fue recuperado por un revisionismo histórico cercano y que poco a poco va recuperando ese lugar en el árbol genealógico que hoy cosechan tipos como Trueno, Wos o Catriel con Paco Amoroso.
Una de las piezas fundamentales de este fenómeno cultural del underground porteño fue Gustavo “Iolo” Ferraiuolo, cantante, o MC, de Los Adolfos, y uno de sus principales impulsores promediando la agitada y exquisita década de los 80´ para la música nacional. Con él hablamos en una larga entrevista para Radio Gráfica en la que repasamos sus comienzos, anécdotas con Luca Prodan, el público de la época, los artistas actuales y hasta el día en que los jodieron en un concurso para darle el premio de la grabación de un disco a Los Visitantes de Palo Pandolfo.
¿Cómo nace este proyecto? ¿Por qué se decidieron a mezclar rap con rock?
“Mezclamos rap con rock porque otra cosa no sabíamos hacer. Venimos todos de esa escuela. Con Román (Rosso), lo máximo que pudimos tocar en una época fue un parche electrónico. Yo hacía beat box, Román pegaba el parche electrónico, era una mierda, ja. Fuimos a la fuente, a lo que nos gustaba. Así armamos esa banda, no suelo escucharlos realmente, pero los pusieron recién y movía la patita, así que algo tenían Los Adolfos”.
Desandando su historia, los Kuryaki los han citado como referencias, y uno cita a Los Adolfos hoy y suenan contemporáneos, ¿Cómo lo sienten ustedes?
“Los Kuryaki nos venían a ver a nosotros cuando eran Pechugos. Nuestro problema fue que no nos dimos cuenta, pero estábamos mucho más adelantados a la época. Cuando salió Faith no More o Mano Negra, nosotros pensamos que eso lo veníamos haciendo hace diez años y no nos veía nadie. La onda de Los Adolfos está medio por ahí, Faith no More, Urban Dance Squad, te puedo llegar a decir un Living Colour”.

¿Cómo reaccionaba la gente cuando se subían al escenario y los escuchaban por primera vez a ustedes en vivo?
“Al principio la gente no sabía lo que era el rap, no había cultura de rap acá. Nos asociaban al hardcore, al heavy metal. Nosotros estábamos lejos de eso, pero la gente igual hacía pogo. Al principio nuestra onda iba por la mezcla funk con rap, al estilo Afrika Bambaataa. Después empezamos a meter distorsión, hardcore y el slap de Diego Alonso, el bajista, que es un animal”.
¿Cómo llegan ustedes a nutrirse con artistas de rap como los que estás citando en una época en que su llegada a Argentina no era tan sencilla como ahora?
“Es una época en la que tenías que tener un amigo que viaje afuera y traiga discos. Es una época en la que estos discos de los que yo les hablo era imposible conseguirlos. Yo iba al Urquiza de Flores, y mi compañero de banco viajaba mucho a Brasil, y se traía un huevo de vinilos por viaje. En esos tiempos nosotros bailábamos break dance, casi toda mi clase. Ahí me empezó a picar el gusanito, escuchando a los Break Machine, de qué era lo que estaba pasando. Qué hacían estos tipos. No entendía lo qué hacían los tipos. Su forma de cantar me volvía loco, mientras todos querían imitar sus pasos, a mí me llamaban la atención sus voces. Ahí me enteré que eso era un MC, y que ellos hacían rap. Con Román nos pusimos a estudiar esto y encontramos que muchas de las bases eran de James Brown, eran de músicos de funk. Así empezamos nosotros, a imitar eso. Si escuchas “No mires para abajo” y escuchas la base, es You Be Illin’ de RUN DMC”.
“Con Román empezamos a ser los chicos raros que jugaban a que tenían una radio cada vez que salíamos de una discoteca. Hacíamos que transmitíamos y rapeábamos, y la gente se cagaba de la risa y se ponían a bailar. Pasó el tiempo y yo empecé a estudiar a la noche en el Urquiza, ahí ya tocaba percusión en algunas bandas. Nunca me convenció el ambiente del rock, pero ese folclore de quien la tiene más grande nunca me gustó. Entonces me puse a hablar con Gerardo, que fue el primer batería de Los Adolfos para montar una banda de rap. Al toque viene Román (Rosso), Leo, y Diego Alonso. Esa fue la primera formación, éramos cuatro y un chico que tocaba teclados. Román tocaba la acústica, rapeábamos juntos, Diego tocaba el bajo y Gerardo la batería. No nos convencía, pero tirábamos para adelante. Era muy punk, muy cruda, a la gente le copaba”.
¿No vieron que podía ir en serio en ese momento? ¿O no tomaron consciencia en esa época de lo que estaban haciendo?
“Pasa que Los Adolfos era nuestra diversión. Todos trabajábamos en nuestras cosas y eso era como un hobby. En esa época no se consideraba que podías ser músico. Era una experimentación, aburridos de bares y discotecas, queríamos tocar. Creo que por dos años tocamos todos los fines de semana en vivo”.

Ustedes eran una banda muy performática igualmente, ¿Vos no subías al escenario con un casco vikingo incluso?
“Lo del casco vikingo pasó porque yo iba los domingos a comprar vinilos a Parque Rivadavia. Y una vez que creo que quedé para ver a Mario (Jazzy Mel), y fui con mi hermano. Yo de chiquito siempre fui fanático de los vikingos, y justo había un tipo vendiendo hachas y esas cosas. Estaba el casco y me lo puse, fui al ensayo con eso y Román me dijo que no tenía huevos para usarlo en un show, y quedó. Después pasó a ser el logo de la banda, incluso después de que me fui yo”.
Algo de ha generado revuelo es el nombre de la banda y su presunto vínculo con Hitler, ¿No?
“Tuvimos varias secuencias por la elección del nombre. Me acuerdo de una, que Román, era muy inocente, muy buena gente. Y una vez tocamos en Puerto Pirámides, en Palermo, y estábamos en la prueba de sonido y nos fuimos a un bar para hacer tiempo. Caen skinheads en el bar y uno se le sienta al lado a Román. El tipo se pone a hablar con Román y hay que aclarar que nosotros a Gerardo lo jodíamos con que era nazi, pero es judío. Y estaba este chabón al lado y nos preguntó por la hora en que tocaban Los Adolfos, le dijimos que nosotros éramos de la banda y la hora del show. Y ahí el chabón nos dice que nos habían venido a ver a nosotros y nos pregunta si éramos de algún grupo nazi, y nos muestra un tatuaje de una esvástica. Román lo rascaba con el dedo creyendo que era pintura. Ahí los empezamos a correr por Palermo y terminó en una batalla campal en Plaza Serrano”.
“El nombre viene por una vez que fui a ver a Pergolini por otra banda en la que estaba, y le comento que tenía un proyecto de rap. Mario me dice que él escuchaba rap, que le lleve material. Fui a la sala de ensayo y le dije a los pibes que me estaban pidiendo material en la Rock and Pop. Román grabó el ensayo en un pasacasete, pero la banda no tenía nombre. Fui a lo de Mario con un demo sin nombre. Y en esa época Gerardo se había ido de vacaciones con Adolfo, y estaba todo el puto día diciendo que con Adolfo había ido a la playa, a jugar al vóley, a la pelota. Me tenía las bolas por el piso con Adolfo, pero como lo tenía presente, cuando Mario me preguntó el nombre de la banda le dije “Los Adolfos Rap”. Nunca lo conocí, pero tiene una película con su nombre”.
La película fue de alguna forma una recuperación histórica de la banda, ¿Cómo nace y qué te pasó a vos con todo eso?
“La historia de la película viene por el lado de Diego. Él tenía unos VHS y conoció a unos flacos y les pidió que se los pase a digital. Los tipos quedaron flasheados, a Diego medio que le chupaba un huevo. Los tipos empezaron a tirar del hilo y vieron que nosotros éramos parte de la punta de lanza del rock de los 90´. Los Brujos, Babasónicos, Tía Newton, Juana La Loca”.
“Después de la película me escribió mucha gente, gente chica que no nos vieron en su puta vida, preguntándome si podían volver Los Adolfos. Yo la película no la vi en el cine, pero me contaron que la gente se paraba y aplaudía. Para mí es un orgullo que pase todo esto a partir de la película, pero para mí Los Adolfos son una etapa cerrada. Yo pinto y dibujo, tenía un proyecto musical, actúo. La película me pasó por arriba, agarré su impacto después de que pasó la película. Ahí la gente empezó a pedir que vuelvan Los Adolfos, y para mí esa etapa está cerrada. Chicos de la banda y productores me han escrito, pero no deja de ser una banda de rock, pero después de tantos años… es difícil convivir tantas personas. Pasamos varias movidas, éramos chicos. En un momento empezamos a crecer, teníamos que ponernos las pilas y muchos no se subieron”.
¿Porqué Los Adolfos no llegan a grabar ningún disco completo en su trayectoria?
“Hay una historia muy heavy con Los Adolfos. Hubo un concurso de bandas para grabar un disco. En votaciones le habíamos ganado a Los Piojos, que con ellos estaba todo bien, nos venían a ver, tocamos juntos mil veces en Babilonia. Pero en un festival en El Viejo Correo hubo un concurso de bandas en que ganamos la grabación de un disco. Resulta que manejaron la movida, nos sacaron los votos, y así fue como Los Visitantes grabaron su primer disco. Jodiéndonos a nosotros”.
En los últimos tiempos han aparecido muchas más canciones de Los Adolfos de las que había hace algunos años, ¿Cuánto llegan a grabar Los Adolfos?
“Hay grabaciones que son más de una época en la que yo ya no estoy. En 1995 me fui de Los Adolfos a estudiar teatro con Norman Brisky. Es una etapa más heavy metal. Si escuchas lo anterior, era más funk. Está el registro en Crema Americana, que fuimos a la tele y ahí cantaba yo con Román. De esa época hay solamente demos. Eran la carta de presentación, tenías que tener demos para que te dejen tocar”.
¿Seguís vinculado a la música actualmente? ¿Estás con algún proyecto activo?
“Hace uno o dos años dejé Frecuencia Spectrum, mi último proyecto musical. Tenía mucha ilusión con esa banda, pero ya pasé los 50 años y no puedo estar diciéndole a la gente lo que tiene que hacer. Hay mucha gente que pasa los 50 y sigue siendo Pomelo, sirven para tocar nomás. Tener una banda hoy implica muchas cosas más que tocar. Hoy el tipo que toca tiene que hacer más temas por día para que uno la pegue, son tiempos acelerados. Ir a ensayar, tocar, y que cuatro tipos te vengan a tocar las pelotas. Hoy disfruto más estar charlando con ustedes, más que ir a una sala de ensayo, me desgasta. Hay gente que no madura como persona, a nivel general. En una banda si no admirás al que tenés al lado te tenés que ir”.
¿Qué opinás de lo qué está sonando y sucediendo en la escena urbana actual en Argentina?
“Estoy muy familiarizado con la música urbana argentina. La verdad que a muchos de esos chicos los felicito. Yo cuando empecé con la banda estábamos totalmente marginados, hoy veo a chicos como Duki que llenan un Bernabeu. Viene a Barcelona y lo conoce todo el mundo. Yo trabajo acá en Barcelona, vino Trueno, muy buena gente. Y los conocen un montón y representan a nuestro país afuera. Me da admiración de que gente de nuestro país salga afuera y triunfe. Al que escuché y me gusta, es a Catriel y Paco Amoroso. Esos pibes la tienen clarísima, no sé qué pasará con estos pibes, pero tienen un juego mucho más creativo, incluso que los Illa Kuryaki. Caminan por el precipicio todo el tiempo”.
“Dentro de 20 años capaz no tenés un disco de ellos, pero este es su momento. A mis 20 años cuando bailaba break dance mi viejo y mi hermano también decían que era una música de mierda, yo no quiero ser eso. No me cierro, no es mi momento, pero estos pibes la están pegando, tiene su mérito y hay que respetarlos”.
¿Qué fueron Los Adolfos Rap en tu vida?
“Para mí Los Adolfos fueron un orgullo. Es algo bonito que he vivído. Que una banda de radio haciendo rap haya hecho una película, es algo muy groso. Éramos de Floresta, no pasábamos Caballito en bondi. Cuando empezamos a tocar en Cemento, en calle Corrientes, festivales. Somos flacos de barrio, volvíamos al barrio, no teníamos vida de fiesta o del ambiente”.
En la charla quedaron las anécdotas con Luca, el compilado 13/20, su relación con la vuelta de Los Adolfos y más. Una banda que es necesario ubicar en el ecosistema histórico nacional para poder comprender cómo llegamos hasta acá y quienes sembraron las primeras semillas para que hoy el rap y el hip hop cantado en castellano pueda recoger las cosechas.
(*) Conductor de Resistiendo con Ideas (Lunes a viernes de 20 a 21 horas)
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