Por Nehuén Gusmerotti *
En la mañana de este jueves 27 de febrero el Gobierno nacional publicó el Decreto 138/25 que desreguló la gestión de los derechos de autor en Argentina. La medida fue anunciada con bombo y platillo por el ministro de Desregulación y Trasformación del Estado, Federico Sturzenegger, en su cuenta de “X”. “¡Nunca más el control del Estado sobre la cultura! ¡Viva la libertad carajo!”, planteó en un extenso posteo con bastantes imprecisiones y mentiras al respecto del funcionamiento del cobro de derechos de autor.
Vamos por partes. ¿Qué significa esta medida en términos generales? Según el propio Ministro a partir de ahora los autores podrán cobrar derechos sin intermediarios. Si bien está planteado como un paso más en la libertad de los artistas, la realidad dista mucho de un cambio positivo. La propia creación de SADAIC (Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música) responde a una necesidad de los compositores para poder gestionar y proteger de forma colectiva estos derechos intelectuales a lo largo de todo el país. Plantear que un artista gestione de manera individual el cobro de sus derechos, no solo es impensado para aquellos compositores independientes y del underground, sino también para los tanques de la industria. Es inviable pensar en gestionar de manera individual lo que debe pagar un boliche en Tucumán, un evento en Tierra del Fuego y un medio de comunicación en Buenos Aires. Plantear esto como un paso positivo habla de un profundo desconocimiento del tema, o de una malicia y una mentira grosera.
Otro de los “puntos a favor” de esta desregulación plantea que ahora quién quiera fundar una SGC (Sociedad de Gestión Colectiva) para competir con las existentes podrá hacerlo. Dónde hay una necesidad, ellos ven un negocio. SADAIC lejos de hacer negocios con lo recaudado por la entidad, se dedica a defender el cobro de los derechos de autores y compositores en todo el país. Al negociar de forma unificada, siendo una de las entidades con mayor recaudación en el continente, tiene un peso específico que garantiza el cobro de derechos que de otra manera serían imposibles. La creación de entidades competidoras con SADAIC abre el panorama a otras reglas del juego de carácter comercial, privado y con fines de lucro. Incluso podemos encontrar un paralelismo con las AFJP y los aportes jubilatorios. En caso de estafa o no pago de los derechos, ¿cómo se resuelve ese acuerdo entre privados? Basta hacer memoria para saber como salió eso en los 90´.
El tercer punto destacado desde la cuenta del Ministerio de Desregulación plantea que los artistas recuperan la libertad que le da el pleno control de sus derechos. El enunciado es mágico y muy agradable, salvo por la situación que pone al artista en soledad individual ante el mercado. La presunta libertad de negociar derechos ante una empresa de comunicaciones internacional, una productora o recorriendo el país para saber dónde, cuándo y quién pasó o tocó una canción compuesta por un artista es una tarea imposible, explicada por los propios involucrados.
Hoy, por Decreto 138/25 con firma de @JMilei, @GAFrancosOk y @m_cuneolibarona, liberamos a la cultura argentina del sistema de control estatal instaurado por el régimen de Onganía hace 50 años y que hasta la llegada del presidente @JMilei nadie quiso o se animó a desarmar.… pic.twitter.com/Cv00ixmKoH
— Fede Sturzenegger (@fedesturze) February 27, 2025
Diego Boris, músico independiente que ha sido presidente de UMI, del INAMU, y que sigue en actividad, planteó lo siguiente al respecto del decreto y su impacto: “Claramente es un atentado al ejercicio del cobro de los derechos intelectuales. Uno podría parafrasear a Eva y dónde hay una necesidad hay un derecho. Ellos dónde hay una necesidad ven un negocio. En este caso es atomizar fuertemente el cobro de los derechos intelectuales para permitir que surjan arreglos individuales en base a la necesidad de los creadores. En nombre de la libertad individual permiten multiplicar las entidades de gestión colectivas para debilitarlas y gestionar individualmente los derechos intelectuales. Eso es imposible de hacer, ahora mismo puede estar sonando una canción mía en algún lado y por una cuestión física yo no me voy a enterar. Por eso existen las entidades de gestión colectiva en todo el mundo. El gobierno está generando las condiciones para que los artistas tengan la necesidad de vender sus obras a sectores que los van a explotar. Atentan contra una entidad de gestión colectiva potente que obligue a pagar cuando usan derechos intelectuales que no les pertenecen. Están creando las condiciones para una estafa de la misma manera que lo hicieron con las criptomonedas”.
En esa línea, ante la consulta de las modalidades de cobro, el ex presidente del INAMU agregó: “El decreto va por todos los derechos intelectuales. SADAIC administra el derecho de autor, le cobra a quien lo usa, y pagarle a autores y compositores. Hasta que no se conformen otras entidades, va a seguir cobrando SADAIC. Pero ahí hay un espejismo, es imposible gestionar de forma individual. Los ejemplos que da Sturzenegger son ridículos, son de alguien que no tiene ni idea de lo que sucede. El autor puede no estar en el escenario, muerto, hay miles de situaciones en que no se pueden gestionar los derechos. Son, por definición, de gestión colectiva. El decreto lo que hace es enrarecer y distorsionar el cobro para favorecer a sectores que puedan evitar pagar y hacer más dinero. Lo que seguramente va a aparecer son las multinacionales que arman una especie de SADAIC, gestionan para ellos, les hacen pagar más porcentaje, y hacen lo que quieren como han hecho con los contratos históricamente. Es eso, lobo suelto, cordero atado”.
Entre las opiniones vertidas a este medio, Juane Pelegrin, músico y compositor hizo foco en lo individual y lo colectivo: “Este decreto en resumen busca es romper el concepto colectivo de gestión de derechos. Apunta a individualizarlo, el sálvese quien pueda común de esta época. Lo que propone es ridículo, me animo a decir que es impracticable. Las entidades de gestión de derechos son necesarias, incluso con sus cosas por mejorar. Son una herramienta sumamente útil para artistas under, emergentes y grandes. Estas cosas no salen por que sí, o en momentos aleatorios. Esto tiene que ver con una especie de timing con los problemas estructurales graves que está teniendo este gobierno. Se le debe dar atención a esto, pero Argentina está teniendo problemas estructurales que están siendo extremadamente dañinos para la sociedad y que espero que no lleve demasiado tiempo revertir. A eso también hay que prestar atención”.
En su publicación, Sturzenegger plantea, por ejemplo, “Miren esta locura: SADAIC pagaba el personal y los elementos que requerían sus auditores para llevar adelante su tarea. Sin competencia podían hacer lo que quisieran, drenando hacia las SGC cualquier gasto que consideraran válido”. Vale aclarar que esos elementos y personal, en muchos casos se trata de abogados y gestores que recauden la información sobre quienes deben pagar derechos y la defensa de aquellos artistas que no tienen la fuerza para defenderse solos. Bajo el lema de la eficiencia y la transparencia, el ministro desinforma y omite información importante al respecto de cómo funciona la entidad de gestión colectiva y sin fines de lucro.
Además, agrega que “permite que los autores y creadores celebren acuerdos particulares sin intervención de dichas sociedades, cobrando sus derechos ellos mismos y acordando la tarifa con el usuario”. Imaginen a un artista underground del que un medio de comunicación toma una canción para un programa, ¿qué herramientas tiene cada uno para negociar el precio que tendrá el uso de esa composición? Piensen en las posibilidades de negociación entre un inquilino y un dueño de una vivienda. La relación de fuerzas está muy lejos de ser equitativa, se habilita la ley de la selva.
La Libertad Avanza. Avanza sobre la concepción colectiva que la sociedad elaboró como mecanismos de defensa ante la voracidad del mercado. Destacar cada punto de malicia y cada mentira volcada en el posteo del ministro que está, por tercera gestión en dos décadas, hipotecando el futuro de la patria es pasar por un filtro prácticamente cada punto y coma redactada. Como individuos, los artistas quedan expuestos a las reglas de un juego en el que siempre han sido perjudicados, si bien la reacción general en redes fue de repudio, será necesario traccionar esto en acciones concretas para evitar el debilitamiento de estas entidades de gestión colectiva que hoy defienden los derechos intelectuales de los artistas, tanto en el plano musical, como en el teatro y el cine. Llevar claridad ante la desinformación reinante también es una forma de comprender los verdaderos motivos del Decreto 138/25. Están rifando todos y cada uno de los aspectos de nuestra vida, frenarlos es necesario, sacarlos a patadas del gobierno es un acto de supervivencia. Ahora, le toca a los artistas.
(*) Conductor de Resistiendo con Ideas (Lunes a viernes de 20 a 21 horas)
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