Por Nehuén Gusmerotti *
Como suele pasar con las novedades tecnológicas, Spotify anunció con bombo, platillo y mucho entusiasmo que se viene una nueva función en su plataforma de streaming musical. Se trata de la posibilidad de consumir a un artista en una selección de fracciones de “los mejores 20 segundos” de cada tema. La propuesta generó un revuelo importante en redes sociales, muy contrario al que los directivos de la empresa del logo verde hubieran deseado. La bautizada como “Tiktokización” de Spotify encendió críticas en los usuarios, que hablaron de estar “jodiendo toda la música” o de “otra nueva idea de mierda”.
La nueva propuesta de Spotify tiene antecedentes en YouTube y Tidal, aunque en este caso se trata de la plataforma más masiva de consumo musical de la industria. La función irá llegando paso a paso a los celulares de los usuarios y funcionará con una modalidad similar a TikTok. 20 segundos de video que se podrán scrollear hacia abajo para pasar a otro tema. Aparecerá como el formato de historias de Instagram, en el perfil del artista en cuestión. Según indica el mensaje promocional publicado a través de la cuenta de “X”, @Fleek_Mag, esto es “Perfecto para conocer de forma rápida la música de un artista”.
🆕🔊 Así es la NUEVA FUNCIONALIDAD de SPOTIFY
Ahora puedes escuchar los “mejores” 20 SEGUNDOS de una canción
👌 Perfecto para conocer de forma rápida la música de un artista pic.twitter.com/RZuGJFPX5A
— Fleek Mag (@Fleek_Mag) February 11, 2024
Ahora, ¿les parece viable conocer la obra de un artista en 20 segundos de cualquiera de sus temas? Imagínense elegir los 20 “mejores segundos” de un tema como “Confortably Numb” de Pink Floyd, “El Arriero” en versión Divididos o “Stairway to Heaven” de Zeppelin. En otro orden, podríamos preguntarnos cuál es el criterio para definir esos mejores veinte segundos: ¿Un riff, un solo (hay solos que duran bastante más que 20 segundos), un estribillo? El arte contiene un enorme valor subjetivo y emocional que implica la reacción de quien oye, ve y siente qué le genera. Suena calamitoso pensar en quitarle el contexto a la música para reducirla a un teaser promocional. Estamos hablando de una banalización total del consumo musical. Consumo efímero, sin profundidad, ternura o desarrollo.
Esto es preocupante desde el punto de vista de la industria, ya que la lógica del algoritmo ha influenciado negativamente en la composición de muchos artistas. Sobre todo en aquellos emergentes que buscan “pegarla” en la plataforma verde para lograr reconocimiento y algún rédito económico. En esta línea, cuando Spotify comenzó a premiar que las canciones se oyeran completas, los artistas comenzaron a hacer más cortas las composiciones, cuando premió las playlist, los artistas apuntaron a sacar un sencillo que ingrese a una lista por sobre un long play con desarrollo y profundidad. ¿Hubieran existido La Biblia de Vox Dei, The Wall de Floyd o De Ushuaia a La Quiaca de Gieco con esta dinámica industrial?
Esto llega en una época en la que por estos lares se pide a gritos artistas que no se comprometan con la realidad y un TikTok que fagocita modos de consumo. La realidad en 30 segundos aniquila contexto y subtramas. Era cuestión de tiempo que esa fugacidad, que en muchos sectores de la industria cultural proponen como el norte a seguir, llegara a la música. El arte canaliza la historia, la relata en una frecuencia cargada de poesía, belleza e incluso incomodidad. Para ello necesita tiempo, el tiempo valioso de detenerse a apreciar el hecho o producto artístico. Spotify, en su carrera mercantil, apunta a la efímera difusión de productos vacíos que puedan consumirse en 20 segundos de algún estribillo pegadizo. El rumbo que toma la industria cultural es peligroso para el arte. Y el arte, como decía el Flaco Spinetta, es el alimento del alma.
(*) Conductor de Resistiendo con Ideas (Lunes a viernes de 20 a 21 horas).
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