Por Nehuén Gusmerotti *
En una profunda charla sobre heavy metal, Ariel Basualto, histórico bajista del metal patagónico, repasó la trayectoria de Chewelche, su proyecto más reciente. Esta banda es un desprendimiento de otra emblemática hija del sur argentino, Aonikenk. Hoy se trata de un proyecto familiar de los Basualto, que no solo cautiva a quienes la escuchan, sino que además se ha convertido en la backing band de Ricardo Iorio, el padre del metal pesado nacional. “Yo estoy muy agradecido por todo lo que él hizo por mí y por mi vida metalera que me tocó vivir acá en el sur”, expresó en el aire de Radio Gráfica sobre el fundador de bandas como V8, Hermética o Almafuerte.
El presente de Chewelche hoy se reparte entre acompañar a Iorio y su propia producción del próximo material de estudio de la banda. “Estamos terminando de pulir los temas del nuevo disco. En noviembre nos llegó esta invitación para sumarnos a la nueva etapa de Ricardo Iorio. A él ya lo conocíamos hace muchos años, cuando tocábamos con mi hijo en Aonikenk nos hizo tocar por todo el país con Almafuerte. Desde el año 1995 tenemos una amistad muy fuerte con él”, repasó el músico. Chewelche cuenta con dos discos de estudio hasta el momento. Nunca Amutuy, ¡Quedémonos! (2020) y Defensa Civil (2021).
Por otro lado, el músico patagónico comentó que las canciones para lo que será su tercer álbum están terminadas, aunque faltan algunos detalles. En esto trabaja el trío mientras ensaya los temas para tocar junto a Ricardo Iorio. “Todavía no lo podemos creer, pero seguimos haciendo lo que sabemos, tocar metal. Lo disfrutamos en familia, nuestra banda es una familia. En la viola está mi hijo, Juan Bruno Basualto, en la batería mi cuñado, Sebastián Figueroa. Trabajan con nosotros mi suegro, mi yerno”, repasó el bajista que pondera esta aventura familiar por sobre una búsqueda de éxito o reconocimiento.
“Esto nace en 1990 cuando armamos nuestra primera banda con mi cuñado mayor, Aonikenk. Eso duró treinta años, desde ahí siempre nos apoyaron. Chewelche en seguida se hizo más ameno también”, fue repasando Basualto sobre los inicios de su carrera en el metal. “Con Aonikenk tocábamos mucho. Mi cuñado entró en la batería cuando se fue mi cuñado mayor. Tocó de 1998 al 2008. Ahí entró mi hijo, que tocó la batería en los últimos dos discos de Aonikenk. Toda la vida hicimos esto, mi padre fue cantor, hizo un par de discos de folclore. Mis tíos y tías son músicos, escriben y cantan. Somos una familia de musiqueros”, compartió Basualto.
Sus inicios en el metal
Conocer a quienes están detrás de bandas como Chewelche o Aonikenk es ir a veces a ese momento en que el metal se transformó en un faro y una forma de vida. Basualto recuerda cómo sucedió en sus primeros años. “Tendría once o doce años, un gran amigo del barrio, Rubén, me pasó un cassette de Maiden. Yo ya había agarrado la guitarra, acompañaba a mi viejo, que escribía. Cuando escuché V8 y unos demos de Nepal, me di cuenta que cantaban maso menos lo mismo que mi papá. Letras de resistencia, con contenido. Empecé a escuchar metal en español, y armé mi banda con trece o catorce años. Quise hacer temas propios y cantarle a nuestra tierra desde acá”, recordó Ariel, que además hace un paralelismo entre el folclore familiar y la esencia del metal argentino.
Hoy las distancias se han acortado gracias a la comunicación digital. En aquellos años comenzar una banda era otra aventura, y hacerlo en la Patagonia, una aventura todavía más osada. “Salir a tocar fue un poco complicado. La primera vez tocamos en la casa de la cultura de acá, con una banda de punk rock un poco mayor que nosotros. Se hacían fechas así. Recibí algunos fanzines y empecé a conocer gente, escribirles cartas de puño y letra. Gente de Puerto Madryn, General Roca, Bahía Blanca. Gracias a estos fanzines pudimos salir un poco a otras ciudades. Mandábamos a las radios grabaciones de ensayos, con las canciones en un papelito, enviadas por correo postal. Así comenzó la difusión acá, mezclados con el punk, algunas bandas más pop rock, fuimos armando algo”, contó el bajista a Resistiendo con Ideas sobre esos primeros pasos con Aonikenk.
Aun así el músico sostuvo que el esfuerzo hoy debe ser el mismo, aunque haya otras herramientas. “Como siempre, hay que moverse uno. Mandar las canciones, escribir una historia de lo que estás haciendo. Lo que hoy mandas por WhatsApp, nosotros antes lo mandábamos por correo postal. Hay muchas bandas que abandonaron en el camino, hay que tener constancia”, aclaró sobre las razones que hacen que hoy sigan haciendo su camino en el metal pesado.
La movida en Neuquén y el presente del metal argentino
Analizando lo que dejó la pandemia para distintas provincias del país, Basualto comentó en qué estado está la escena emergente en Neuquén. “Han cerrado muchos lugares para tocar. Antes había muchísimos, hoy tenés dos o tres por acá, hay que cuidarlos. A pesar de que tenés muchas bandas a lo largo de la Patagonia y en todo el país para este género. Cuesta mucho, aunque hoy es más fácil la difusión”.
En otra dirección, el bajista que se inspiró también en la obra de sus padres para cantarle a su tierra compartió sus pensares sobre el presente del metal pesado nacional. “Se han perdido un poco esas ansias de decir las cosas. Quizás uno todavía sueña con decir algo con esta música. Hoy se preocupan más por sonar bien, por grabar en un buen estudio, y dejan de lado el contenido de las letras. Uno le canta a la tierra, los amigos, la familia. Cosas simples, que vivimos en carne propia. Se perdió un poco la línea de Hermética, de Nepal, a pesar de que todavía hay algunas bandas que dicen cosas. Las nuevas generaciones quizás en las producciones nuevas vuelvan a decir cosas. Incluso en Buenos Aires, se centran muchas de las cosas malas que le pasan al país, hay cosas para decir. Tienen discos que suenan tremendos, pero esas cosas no las dicen”, analizó críticamente.
Igualmente, hizo una salvedad en aquellos que cantan por moda a causas sociales o a la madre tierra que ellos sienten tan cerca. “Podés cantar por moda a la tierra también. Eso lo he visto. Gente que nunca le cantó al suelo que pisa y después de dos o tres discos aparecen cantándole a la tierra. Yo cuando hablo del ‘no la mega minería’, lo escribí yendo con mi nieto y mi mujer a buscar piñones, un fruto que dan las araucarias en otoño. Fui y no se podía entrar, y había maquinaria pesada, eso uno lo hace canción. Pero porque lo siente”. Y agregó sobre la postura de Chewelche respecto de sus letras y su sonido: “Nos cuesta mucho grabar un disco, por eso queremos que digan cosas. Laburamos la letra y la música para que no queden olvidadas. Todos queremos ser escuchados, uno le da más bola a decir algo, después que suene bien y que tenga buena música. Son cosas simples que pasan en la Patagonia que las hacemos metal”.
El nuevo disco: Sed de Resistencia
El trío integrado por Ariel Basualto en bajo y voz, Juan Cruz Basualto en guitarra y Sebastián Figueroa en batería prepara este tercer álbum, Sed de Resistencia, con mayor rigurosidad respecto al sonido. “Tuvimos más tiempo para producirlo y trabajarlo musicalmente. Yo me encargo más de las letras y Juan de producirlo musicalmente, después entre los tres le damos la forma final a los temas. Desde Nunca Amutuy a Defensa Civil hubo un cambio musical. Para el tercer disco son once canciones terminadas, se va a llamar Sed de Resistencia. Tiene el mismo mensaje aguerrido, contestatario, con una esencia familiera. Hablamos de los desalojos en la Patagonia y la usurpación de tierras. También de los incendios provocados en estas tierras, intencionales, pagados para que esos terrenos sean loteados. Uno canta lo que va viendo, observando. Sed de Resistencia va a ser un poco más aguerrido que los anteriores”, adelantó sobre lo que será quizás el disco consagratorio del grupo pesado patagónico.
Su nueva etapa acompañando a Ricardo Iorio
Desde hace algunos meses Chewelche ensaya junto a Ricardo Iorio. El músico pesado abandonó su anterior banda y ya debutó en Tornquist con el trío a sus espaldas. Esto fue un reconocimiento para el grupo patagónico que se toma con mucha tranquilidad este momento. “Nos han llegado muchos mensajes de gente que no conocía la banda. Suma ser parte de esta nueva etapa de Ricardo para la banda. Es muy positivo. Nosotros estamos para sumar y queremos responder a lo que viene ahora con Ricardo, queda mucho por hacer”.
Basualto comentó como viene siendo la relación con su colega bajista, ahora solo radicado a la voz debido a aquella maldita tendinitis. “Nos estamos viendo muy seguido con él. Está muy bien, está contento de volver a ensayar. Los primeros encuentros fueron en noviembre y diciembre, en Mar del Plata, en Viedma. Antes de Tornquist vino a ensayar a la casa de mi suegro. Después del show nos encontramos un par de veces. En el sentido anímico y en general lo veo muy bien, me siento bien al estar con él charlando”, compartió el músico. “Lo sigo desde 1992. Cuando lo vi con Hermética le dije que algún día quería tocar con él. Me dijo que si hacía las cosas bien se iba a dar, ja. En 2010 nos pagó un disco de Aonikenk, ese día me dijo que habíamos hecho las cosas bien. Había tocado mucho con Almafuerte, nos pagó un disco. Ahora se la recordé de nuevo aquella anécdota. Estoy muy feliz, la onda no es de ahora. Desde 1998 que nos llevó a Cemento que tenemos buena onda. Siempre que tocábamos en Aonikenk en Buenos Aires nos invitaba a sus shows a tocar o a verlo. Ver que hoy viene a nuestra casa, ensayamos, intercambiar ideas. Es un alegrón terrible cada vez que viene, se lo ve bien, con muchas pilas”, agregó Basualto sobre cómo se fue gestando la relación con Iorio durante toda su carrera.
Basualto no esquivó la pregunta respecto de las polémicas alrededor de Ricardo Iorio. El ex Hermética solo es noticia cuando sucede algo relacionado a su vida privada, pero el cantante de Chewelche destaca otra faceta del padre del metal. “El loco que conocí allá por 1992, es el mismo que siempre habló conmigo y viene hoy a mi casa. No es el personaje que la gente ve en la tele o en las noticias. La gente debería conocerlo antes de hablar, charlar con él. Ningún medio levantó la fecha de Tornquist, ninguno la difundió, y a pesar de eso fue mucha gente al show. Eso me emocionó, ver a mi hijo tocando con Ricardo, compartir camarín. Te despertás y no sabés todavía si es verdad, tocar con el creador de V8, Hermética, Almafuerte”, comentó emocionado.
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Finalmente, con tanto hecho en el metal pesado nacional, Ariel Basualto expresó que es lo que le queda por hacer en la música como artista. “Hoy me gustaría poder grabar algo con mi nieto, que tiene siete años y juega a tocar la batería. Así como empezó mi hijo, mirando en los ensayos. Ese es mi sueño, me faltaría compartir unas canciones con él. Y poder seguir haciendo lo que nos gusta y que dios nos de vida para seguir para adelante. Esto no se trata de explotar, ser famoso, nunca se pensó eso. Si alguien escucha tu canción, ya ganaste”.
Basualto muestra en cada oración, en cada reflexión, la simpleza de una vida bien vivida. Con anhelos humanos, con decires vinculados a su tierra y a su gente, es un artista gigante en nuestro metal pesado, aunque no sea parte del mainstream de la música. Queda mucho por hacer, pero lo hecho, para Basualto, ya vale el camino.
(*) Conductor de Resistiendo con Ideas (Lunes a viernes de 20 a 21 horas)
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