“Por intereses de las grandes farmacéuticas, la administración estadounidense está trasladando a terceros países investigaciones legal y técnicamente cuestionables, al mismo tiempo esto le permite que las investigaciones encargadas por el Departamento militar de EEUU no se declaren en los informes anuales en el marco de la Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, Provisión y Almacenamiento de Armas Biológicas y Toxínicas”, explicó el teniente general Ígor Kirílov, jefe de las Tropas de Defensa Radiológica, Química y Biológica de las Fuerzas Armadas de Rusia.
El funcionario brindó información en base a los resultados de la Novena Conferencia de Revisión de la Convención sobre las Armas Biológicas y Toxínicas (CABT), que se celebró en Ginebra, y señaló que “algunos participantes de proyectos cerrados siguen permaneciendo en la sombra, aunque son actores clave en el programa militar-biológico en Ucrania”.
Hasta el momento, los nombres que salieron a la luz son: “Kenneth Myers, exdirector de la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa de EEUU; Thomas Frieden, exdirector de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EEUU; Tara O’Toole, vicepresidenta ejecutiva del fondo de capital riesgo In-Q-Tel, controlado por la CIA; Jeffrey Wadsworth, director científico y presidente de Investigación Internacional, Desarrollo y Medicina de la empresa Pfizer; y Francis Collins, exdirector de los Institutos Nacionales de Salud, entre otros”, informó el teniente general ruso.
“Según la información disponible, el Pentágono está trasladando activamente las investigaciones no completadas de los proyectos ucranianos a países de Asia central y Europa del Este. Al mismo tiempo, el departamento de defensa de Estadops Unidos está intensificando la cooperación con Estados africanos y en la región del Asia pacifico, Kenia, Camboya, Singapur y Tailandia. De especial interés para el ejército estadounidense son los países en cuyos territorios ya existen laboratorios con un alto nivel de aislamiento biológico”, agregó.
El informe además apuntó contra el hijo del presidente norteamericano: “Hemos presentado anteriormente materiales que confirman la implicación de Hunter Biden y su fundación Rosemont Seneca, así como de otras entidades controladas por el Partido Demócrata estadounidense, en la financiación de importantes contratistas del Pentágono que operan en Ucrania”.
Hunter Biden, fue el blanco de las críticas contra su padre cuando éste era candidato a presidente por el Partido Demócrata. El New York Post había publicado en ese entonces una investigación sobre los tratos comerciales de Hunter con la empresa ucraniana de gas natural Burisma Holdings. Trump, por su parte, denunció que la protección mediática a los Biden impidió una investigación a fondo del caso.
El alto cargo ruso además indicó que Rusia propuso una serie de iniciativas para reforzar el régimen de no proliferación de armas biológicas, así como para mejorar las medidas de fomento de la confianza en el marco de la Convención, pero éstas fueron bloqueadas por Occidente.
“EE.UU. declaró explícitamente que no permitirá formulaciones sobre la importancia de un protocolo jurídicamente vinculante y de procedimientos de verificación en el documento final, a pesar de que 120 países se han pronunciado a favor de la iniciativa”, señaló el teniente general.
En agosto de este año, Kirílov había vinculado la actividad biológica de Estados Unidos con la enfermedad que contrajo el ex presidente venezolano Hugo Chávez. “En violación del derecho internacional, EE.UU. llevó a cabo actividades de creación de fármacos que, cuando se administran al organismo a corto plazo, causan enfermedades crónicas y provocan el desarrollo de diferentes formas de cáncer. Según datos de la parte venezolana, un medicamento similar fue usado para envenenar a Chávez por Claudia Díaz (enfermera) que formaba parte del entorno presidencial”, explicó, al tiempo que alertó: “La relación de causalidad entre la muerte del líder venezolano y los avances en el campo de las armas biológicas la confirman los datos del examen médico forense y los testimonios de los médicos cubanos que atendieron a Chávez sobre el curso atípico de la enfermedad y su resistencia a la uso de drogas”.
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