Por Guillermo Orrego Pacheco*
Un Congreso disuelto constitucionalmente no puede vacar a un presidente constitucional. Pedro Castillo se amparó en el Artículo Nro 134 de la Constitución fujimorista que faculta al Presidente de la República a disolver el Congreso, si éste ha censurado o negado su confianza a dos Consejos de Ministros.
Para la derecha y sus instituciones Pedro Castillo violó la Constitución. El decreto de disolución contenía la convocatoria a elecciones para un nuevo Congreso con facultades constituyentes.
Este Congreso golpista, que tiene el repudio del 98% de la población peruana, plagado de corrupción que protege a violadores, asesinos y corruptos debería ser cerrado. Pero la correlación reaccionaria dentro de las instituciones del estado es muy desfavorable.
Es una infamia pretender acusar de “delito de rebelión en flagrancia” a Pedro Castillo, más si su accionar fue amparado en la Constitución actual. El maltrato a su investidura es el reflejo del odio “de los salvadores de esta democracia neoliberal”. En suma, los monopolios, la OEA y el imperio con sus agentes nativos en las diferentes dependencias del estado, lograron su objetivo.
Que se le endilgue a Pedro Castillo errores y falta de experiencia es tema de segundo órden. Porque este es un golpe reaccionario.
La clase política de derecha en el Perú, asustada por la persistente decisión del pueblo al ser consultado y poner un presidente a su imagen (como ha venido sucediendo en América Latina), conspiró desde antes de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Ya proclamado Presidente después de un mes, se presionó golpistamente contra Pedro Castillo y éste a pesar de dar concesiones no recibió tregua alguna.
En cambió, perdió mucho apoyo y ganó desilusión en sectores sociales. Por esto se apoyó en Biden vía la OEA. Aún recordamos su entreguista estribillo “América para los americanos”. A su vez, la izquierda en el Congreso tuvo un papel también conciliador votando varias veces con la derecha.
Pedro Castillo, previniendo su vacancia congresal, decidió adelantarse disolviendo el Congreso. Pero la gran lección política hoy es que no basta que tengas normas legalistas a tu favor, si no que es importante conservar y consolidar el apoyo popular en un proceso de cambio social, para tener la correlación de fuerzas en victoria.
Los errores e inconsecuencias de Pedro Castillo los pagará el pueblo trabajador. Ya que Dina Boluarte solo será una marioneta usurpadora en el Gobierno que cumplirá las órdenes que le impongan a favor de los oligopolios y sus agentes nacionales.
Su llamado a una tregua es para que la clase política reaccionaria arregle sus filas (porque hasta ahora no puede armar su propio gabinete de ministros). Esta tregua no es para el pueblo. Su gabinete de unidad y ancha base será para profundizar las medidas neoliberales. Será para seguir reestructurando (destruyendo) el estado, para impedir que sea un obstáculo a los oligopolios y perdone sus impuestos, consolidando los contratos-ley de las empresas mineras y de hidrocarburos, si es posible militarizándolas contra las comunidades que defienden el medio ambiente.
La respuesta popular no demoró, cientos de trabajadores llegaron al lugar de la detención del expresidente (Prefectura) para exigir su libertad y empezaron las acciones represivas de la Policía. Hubieron movilizaciones en Chimbote, Trujillo y Arequipa. Puno y Tacna convocan a movilizaciones de repudio a Dina Boluarte.
La fiscalía de la nación acusa a Pedro Castillo del delito de “Rebelión alternativamente conspiración en Flagrancia” para pedir prisión preventiva. Los medios hegemónicos se rasgan las vestiduras frente a los comentarios del presidente mejicano y colombiano. Una federación de abogados el miércoles por la noche logró interponer un Hábeas Corpus por detención arbitraria contra Castillo. En Puno marchan en apoyo al expresidente.
Esta crisis que pretende ser resuelta con este nuevo gobierno no puede aún ni siquiera nombrar un nuevo premier. Mientras activistas sociales demandan libertad del expresidente, impulsan una Asamblea Constituyente en camino hacia un paro nacional.
(*) Secretaría del Movimiento Social Conaicop/ Wauqi Prensa Popular-Perú
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