Jorge Barrionuevo, comodoro retirado y Veterano de la Guerra de Malvinas, en 1982 fue piloto A-4B Skyhawk y el 25 de mayo de ese año integró la escuadrilla “Zeus” que atacó y hundió al HMS Coventry. Pasó por Radio Gráfica y recordó lo sucedido en la contienda del Atlántico Sur. El rol de los pilotos, destacado a nivel internacional, las misiones y la memoria de sus compañeros que cayeron en combate.
Lucas Molinari: Bienvenido Jorge. En primer lugar, ¿cómo describirías tu paso por las Islas?
Jorge Barrionuevo: La verdad es como siempre digo, es el hombre y sus circunstancias. Todos los que volábamos en el Grupo V de Caza que me tocó participar, éramos todos buenos pilotos. Ninguno era mediocre porque no podés volar un avión de esos sin estar instruido al 100% y los instructores que teníamos eran mucho mejores que nosotros, más experimentados.
A mi me tocó una misión, que no la elegí, sino que me tocaba ese día volar. Entre la planificación que fue correcta, la ejecución que fue muy buena, y a su vez la suerte intervino. Nos favoreció para que un ataque a mar abierto como fue este, que era muy lapidario para nosotros porque las circunstancias nos daban que era muy probable que el 50% no volviera como mínimo, como ya fue demostrado en otros ataques. Esos hechos que sucedieron y que nos dieron la suerte de que no fuéramos derribados ninguno en el ataque ese 25 de mayo.
Siempre digo, y todos repetimos lo mismo, que no nos inhibe, no es que nos avergüence, pero nos pone mal el “héroe” porque la palabra “héroe” lo usan para cualquiera. Creo que los que dejaron su vida en la contienda son los verdaderos héroes porque juraron a la Patria defenderla hasta perder su vida y lo hicieron. En eso se basa el heroísmo.
El que hizo las cosas que debía hacer y volvió, el nombre que puedo arrobar es “patriota”, porque cumplimos con la Patria no solamente como ciudadano, sino también por la profesión que había elegido que era defenderla a través de un avión.
LM: ¿Qué edad tenías vos?
RB: El 30 de abril, un día antes de que las Fuerzas Aéreas entraran en combate propio, cumplí 24 años. Ese día.
LM: ¿Qué recuerdo tenés de ese cumpleaños?
RB: Ese día estábamos preparándonos con la incertidumbre de si íbamos a entrar en combate o no porque, hasta ese momento, si bien se había desplegado Gran Bretaña sobre todo el sur y ya hubo escaramuzas en las islas Georgias, estábamos en la duda de que se acercaran. Además, si no iba a suceder que las decisiones políticas y diplomáticas suspendieran llegar a un evento armado.
Estábamos festejando mi cumpleaños donde tuve que abonar un whisky para que tomaran todos después de la cena, y una torta de otro que había cumplido años el día anterior.
LM: ¿Dónde estaban?
RB: En Río Gallegos. Desplegados desde Villa Mercedes a Río Gallegos, estábamos dentro de la base y estábamos festejando el cumpleaños. Cerca de la medianoche, el Jefe de Escuadrón nos manda a todos a dormir porque al otro día iba a empezar la guerra, pero no le creímos. Nos fuimos a dormir. A las 5 de la mañana ya nos despiertan a todos porque había empezado el conflicto a las 4.40 que había sido atacado Puerto Argentino por la aviación británica.
LM: ¿Por qué decís “no le creímos”?
RB: Teníamos esa duda de que íbamos a llegar a un conflicto armado. No tanto porque ellos no se animaran, sino porque pensábamos que la política y la diplomacia iban a llegar antes que las armas. Pero bueno, se decidió ir a la guerra y allá fuimos. Por eso estábamos en la duda.
LM: Sobre la preparación de los pilotos, ¿cómo había sido en la previa? Cuando hablamos con Acosta, hace unos días, nos decía que la aviación no tenía mucha experiencia mar adentro, sino más bien a nivel continental.
RB: No es que no tenía mucha experiencia. No tenía nada de experiencia. Porque había una resolución del año 69, firmada por otro gobierno de facto, el presidente era el general Onganía, donde le daba pauta a las Fuerzas Armadas sobre su operación. Y principalmente el ámbito que, para la Fuerza Aérea, era continental y no más allá de 35 kilómetros de la costa.
Cuando me enteré de esto me quería pelear con mi jefe porque un avión nuestro puede volar 4.000 kilómetros, 2.000 de ida y de vuelta porque tiene la capacidad de abastecimiento en vuelo. Hasta que me dijo que había una ley, yo no podía creer que hubiera una ley que limitara al avión.
LM: Eso, previo a la guerra.
RB: Estamos hablando desde el 2 de abril y 13 de abril que tuvimos que desplegar al sur. Pero no solamente eso decía la ley, sino que al final del párrafo prácticamente prohibía a la Fuerza Aérea ingresar al mar porque decía, me acuerdo, “no podrá desarrollar medios para tal fin”. “Para tal fin” significa el mar.
Les explico que significa “desarrollar” y “medios”. Los “medios” para las Fuerza Aérea cuando uno planifica son personal y material. Personal tenés diferentes tipos de especialidades, tanto sea pilotos, dentro de los diferentes aviones, radarista, comunicaciones, artillero, un montón de cosas. Y los medios son materiales, también aviones de combate, transporte, cañones y radares.
“Desarrollar” significa, en el ámbito personal, no capacitar al personal, no instruir. Esto que decía “no podrá” para nosotros es una orden. Es prohibido para nosotros. “No podrá desarrollar” significa no capacitar, ni entrenar al personal para ingresar al mar y mucho menos si se refiere a material. Incorporar material que facilite a los diferentes sistemas de armas la incursión en el mar, ya sea un elemento tan tonto como un radio altímetro que en el mar es fundamental porque no podes volar sin un radio alímetro.
Tenés que volar “a culo” como le decimos nosotros, porque el altímetro normal cuando nosotros despegamos de Río Gallegos, la mayoría de las veces cuando llegamos a Malvinas estábamos bajo el agua. Otra cosa es que no teníamos radares.
Por eso, el mundo de las Fuerza Aérea estudió tanto Malvinas, porque ellos sabían de esa ley. Si ustedes escuchan al almirante Woodward en cualquier bucle decir que “desconocía el potencial de las Fuerza Aérea” es un error garrafal para un Comandante.
Nunca podría haber dicho eso porque él tiene un staff que lo ayuda a conducir. Entre ellos está la inteligencia operativa que son en un comando, son 15 personas que lo ayudan a conducir. Si le preguntaban a las fuerzas aéreas y decían “no, está la Ley”. O sea que a la Fuerza Aérea la descartamos totalmente. Bloqueamos el mar y la Fuerza Aérea ya no entra al mar. Por eso es que dice que no teníamos experiencia. No teníamos nada. Cero.
LM: Desde Onganía al año ´82, hablamos de 15 años en los que no había una práctica de volar en el mar. A pesar de eso, 23 años tenías y viste esa contradicción. ¿Se la planteaste a tus superiores? ¿Qué te respondían?
RB: Te respondían que no podíamos por esa bendita resolución. Ese argumento legal, estaba firmado por eso nunca habíamos entrado al mar. Qué día empezamos a entrar al mar. Desde el día 13 de abril que desplegamos al sur. Ahí empezamos a capacitarnos para primero volar sobre el agua, segundo cómo atacar un buque y tercero cuál armamento utilizar. Fueron tres cosas fundamentales para combatir.
JN: Fue empezar a estudiar y volar por primera vez sobre el agua sin los elementos, como mencionabas antes, pero además con un asesoramiento de los oficiales de la Armada que les decían a ustedes que “casi no tenían chance”.
RB: Exactamente. El día 2 de Abril nos enteramos como todo el mundo. Cuando la aviación de combate, en este caso el Grupo 5 de Caza, se entera el 2 de abril algo estaba mal. Porque si nosotros nos hubiésemos enterado antes, podríamos haber entrado a la guerra con el poco entrenamiento que teníamos. Pero bajo ningún punto de vista fue planificada la guerra porque sino hubiéramos entrenado antes. Eso es una verdad porque al ser la aviación de combate que son los primeros que salen, con la mayor velocidad y mayor poder de fuego, tendríamos que haber estado enterados y entrenados.
Ese 2 de Abril fue de incertidumbre total. No sabíamos qué pasaba. Hasta que los dos Jefes de Escuadrones, que se comportaron como debe ser un conductor de la Fuerza Aérea, nos dijeron “estuvimos averiguando por todos lados, llamamos al Edificio Cóndor (sede de la conducción de la Fuerza Aérea) nadie sabe nada”. Todo era ultra secreto, era para recuperar Malvinas, pero nadie sabe que va a suceder. “Pero nosotros sabemos que es lo que va a suceder si esto no se detiene. Vamos a entrar en guerra. Así que ya todo el mundo se pone a estudiar”.
Fue el primer cimbronazo que recibimos. A los 10 o 15 minutos de recibir la noticia, nos pusimos a estudiar y el día 5 de abril pedimos, hablo en plural, que nos asesorara un piloto naval. Vino el capitán Jorge Troitiño, Capitán del A4Q Skyhawk, que había sido habilitado en Villa Mercedes. Los aviones son iguales, tenía algunos detalles técnicos, pero el avión es exactamente igual. Él se conocía con los jefes de escuadrón y nos dijo de acuerdo a nuestra experiencia, cuáles eran los aviones de gran altura, mediana altura, baja altura, por los diferentes rumbos que atacaban.
Troitiño nos dijo “no se preocupen que la Armada se va a encargar de eso porque es nuestra responsabilidad”. Aparte porque teníamos los Super Étendard, que eran, junto con el Exocet, el sistema de armas concebido para el combate aeronaval. Era excelente, maravilloso, pero lamentablemente teníamos 5 misiles nada más. Lo ideal hubiese sido esperar, comprar más, por eso te digo que la guerra no fue planificada bajo ningún punto de vista. Se fue agarrando y nos terminó introduciendo en el conflicto. De haber sido planificada mínimo 50 misiles más se conseguían porque eran ideales para atacar a la flota.
Con toda esa bagaje de conocimiento, los Jefes de Escuadrón como siempre nos dijeron “tranquilos, lo que está escrito todavía no son probado en combate”. Lo que está escrito es más allá de lo que puede dar. Qué pasa cuando nosotros vamos y planificamos un ataque a un lugar, a un blanco que es ultradefensivo. Todo el mundo dijo “entramos rasante, rompemos primero los radares, la artillería y después levantamos para cumplir más con el objetivo”. Así íbamos a entrar. Nos dijeron “ya lo vamos a ver a esto”.
Gracias a Dios que nos dijeron eso y cuando fuimos al sur a practicar, tuvimos un encuentro con un destructor nuestro, el A.R.A Santísima Trinidad que era una réplica de los británicos, igual que el Hércules. Cuando lo atacamos no nos veían tan lejos. Nos veían a 20 kilómetros, eso es un minuto y medio para nosotros, nos daba la posibilidad de penetrar las defensas enemigas, mucho más si veníamos en altura.
Cuando venís en altura, para que se den una idea, el Destructor tiene misiles de 30 kilómetros, la Fragata tiene de 15 kilómetros. Los dos tienen cañones de 10 kilómetros aproximadamente. Es una barrera antiaérea que si uno se muestra mucho antes, desarrollan toda esa defensa, te van tirando y van derribando. Al volar muy bajo no te veían tan lejos, nos veían a 15 o 20 kilómetros y no podían desarrollar toda esa defensa. No era tan rápido el lanzamiento de misiles y todo eso.
Nosotros volábamos casi a 950 kilómetros por hora y no les daba tiempo. Volábamos a 300 metros por segundo, así que hacíamos casi 17 kilómetros en un minuto. Les dificultaba la defensa. Eso fue todo lo que sucedió en el entrenamiento. Con la ley y el entrenamiento de volar rasante no fue tan complicado porque estábamos recontra entrenados. Y de tiro menos, no se le erraba casi nunca. Lo que nos dificultó el trámite fue el armamento. Que recién el 25 de mayo lo encontramos.
LM: Con respecto a los puntos de partida, las pistas de despegue y aterrizaje de los aviones argentinos, ¿dónde estaban? ¿Río Gallegos?
RB: Sí, ese era el nuestro porque era el avión que más capacidad de combustible tenía. Aparte tenía la capacidad de abastecimiento en vuelo. Al ser de la zona sur en la base más lejana estaban los A4B. La más cercana era la de Río Grande, que está en la Isla de Tierra del Fuego, que está alrededor de 600 kilómetros. Ahí estaban los Mirage 5 que eran los que tenían más dificultad con el combustible. Y en San Julián, Santa Cruz, estaban otros grupos de M-5 para no estar todos amontonados en una base. Había A4C porque era un grupo reducido el número y había dos escuadrones ahí. Dos escuadrones A4B en Gallegos, un escuadrón de M-5 en Río Grande donde estaban, también, los A4Q y los Super Étendard de la Armada.
LM: Si se hubiese ampliado la pista de Puerto Argentino, ¿hubiese cambiado la guerra?
RB: Por el tiempo no. Si me decís de un año o dos años antes, tal vez. Porque alargar la pista tal vez no es tan dificultoso porque había planchas de aluminio como se pusieron en La Antártida, hasta que se hicieron las pistas y se puede utilizar sin ningún problema. El problema grave no era la pista, son los refugios que tenés que hacer para los aviones.
Primero el A4 y el Mirage no se puede estacionar en la turba. Se hunden. Quedan hundidos, mínimo, en medio metro por el peso que tienen. Las ruedas son muy finitas, muy chiquitas, y se hunden.
Tenés que hacer plataforma para los aviones y a su vez refugio porque cualquier esquirla que le pegue a un avión tirando bombas al voleo, ni siquiera tirarles puntual, una bomba que pegue a 300 metros de 500 kilos. Si una esquirla le pegaba, hay que desarmar el avión para ver todo lo qué le había roto. Era muy dificultoso.
Hay otro problema más grande todavía. Para que te des una idea, el Mirage usa, un promedio, alrededor de 6.000 y 7.000 litros de combustible por avión para volar más lejos. Para volar a una hora del blanco de Malvinas. Son más de cinco millones de litros de combustible. Dónde almacenar era el problema.
Si agarramos la pista, hacemos refugio para guardar los aviones y llevar el combustible. Eso es lo básico. Ni hablar si llevas 20 aviones tenés que llevar 30 pilotos. Dónde metemos los pilotos. Es complicado también. Son detalles logísticos que son fundamentales.
JN: Venías contando que durante todo el mes de abril se empiezan a preparar para una guerra que ustedes tenían literalmente prohibido ejecutar. A pesar de los consejos de la Armada, empiezan el 1 de mayo a ir igual a cumplir con el deber. ¿Cómo fue desde el 1 de mayo hasta el 25 de mayo, que es la misión particularmente tuya?
RB: El 1 de mayo se acercan 3 buques a hacer cañoneros naval a las tropas que estaban en tierra e intimar la rendición por los canales de comunicaciones. Se acerca un helicóptero, y lo sacan a cañoneos. Ante eso la Fuerza Aérea, inmediatamente, manda a repeler ese acercamiento de los buques a Puerto Argentino.
Fue medio caótico porque habían muchos aviones, y era difícil de dirigir al blanco porque nadie sabía en las condiciones que venían. De hecho, recuerdo haber ido con bombas y mandarlo a interceptar un Harrier. La descoordinación que había. Pero al final tres Mirage pudieron atacar a tres buques que había ahí haciendo que cañonaban. Y cumplieron con el bautismo de fuego de la Fuerza Aérea ante una potencia enemiga.
Ese ataque fue hecho por el capitán Dimeglio, Román y Faget, el Galgo. Y cada uno atacó un buque diferente. Dice la gente que estaba en Puerto Argentino que después del ataque pusieron rumbo 90 a mar abierto, aceleraron y no se los vio más. A la noche hubo un resplandor, una explosión, pero no hay ningún dato fehaciente de los británicos.
A partir de ese día no dieron más blanco los británicos de día porque sabían que la Fuerza Aérea no podía volar de noche. No teníamos elementos para volar de noche. Hasta el dia 12 de mayo cuando se acercan la Fragata Brilliant y el destructor Glasgow.
Ese día sacan ocho aviones del Grupo V de Caza, cuatro adelante que era una escuadrilla completa y cuatro atrás de la escuadrilla que sería del Capitán Zelaya. Al llegar a la zona del blanco, lamentablemente no lo ven porque no se queda quieto, se mueve, para no dar un blanco fijo. Y lamentablemente el jefe de escuadrilla, el más joven de todos, nuevito, recién habilitado ese año, comete un detalle que después sacamos en conclusión que es levantar para buscar el blanco.
Cuando levantó, automáticamente los radares británicos de la Fragata y el Destructor lo pillaron. Cuando los ve los atacó Bustos, el Primer Teniente a cargo. En el ataque, lamentablemente, pierde la vida el Teniente Jorge Rubén Ibarlucea, el primero. Este piloto, en diciembre del 81, había sido designado para instruir a los futuros pilotos de la Fuerza Aérea. Había sido seleccionado estando ahí en la Escuela de Aviación. Lo mandaron a A-4, lo habilitaron, salió en la escuadrilla de Bustos que justo le faltaba un piloto y el primero en ser derribado es él. El guía de este señor. Este señor era de Córdoba, estaba casado y tenía una nena. Fue doloroso.
El segundo en ser derribado en ese ataque es el Teniente Mario Victor Nívoli, de un pueblito cerca de Río Tercero. También estaba casado y tenía dos hijos. Me había acompañado cuando hice el vuelo solo porque normalmente te acompaña un mecánico que te ata, y el me ató, me trató como si fuera un hermano mayor. Lo recuerdo con el mayor de los aprecios. Perdió la vida ahí.
Y a la salida del ataque, el Jefe de Escuadrilla, el Primer Teniente Bustos le ordenó al cuatro que era el Alférez Vazquez, compañero mío, el que empezó a gritar “¡misilazo!”. Le pegó el misil justo cuando se chocó con el agua prácticamente y cayó en ese ataque el Primer Teniente Óscar Bustos. También estaba casado y tenía dos hijos. Y lo que es más duro todavía, la señora estaba embarazada.
Él le había mandado una carta a la señora que le pusiera a su hijo Óscar Federico, así que hoy lo tenemos entre nosotros. Él no lo tuvo físicamente al padre, pero lo conoció al papa de acuerdo a nuestras vivencias de los que estuvimos con él. El papá no pudo conocer a su hijo.
Atrás venía la escuadrilla de Zelaya, Bustos en su maniobra, siempre se coordinaba. Le avisó a Zelaya que estaban desplazados así que Zelaya pudo atacar directamente los dos buques. El teniente Arrarás atacó la Glasgow, le dejó una bomba adentro que tuvieron que salir a mar abierto. No pudo combatir más, se quedó sin ese destructor Gran Bretaña. Zelaya, con el resto de la escuadrilla, ataca a la Brillant que también es averiada.
Lamentablemente, a la salida equivocan el lugar de escape que ya teníamos ordenado, y pasan muy cerca, en ese momento,de Darwin. La artillería del Ejército vio aviones, le dispararon y derribaron al Primer Teniente Fausto Gavazzi. Era el jefe de sección era Primer Teniente. Era de Campana, también estaba casado, tenía una hija y la señora estaba embarazada de María Victoria.
El otro día, 12 de mayo, fuimos a conmemorar la pérdida de nuestros camaradas. No solamente estaban las hijas de Ibarlucea y Gavazzi, sino que estaban sus nietos. Fue emocionante porque ellos no conocieron al abuelo físicamente y el abuelo no conoció a sus nietos, pero nosotros le contamos quiénes eran sus abuelos. Eran muy parecidos a sus abuelos.
Fue doloroso porque ese día porque fue la primera vez que teníamos perdida, que nunca habíamos tenido hasta ese día. Todos habían tenido pérdidas en los escuadrones y nosotros no, sino que perdimos a cuatro. Fue doloroso. Hasta ese 12 de mayo que dieron blanco fijo. A partir de ahí no más blanco fijo. Y aparece la Batalla de San Carlos donde hacían el desembarco los británicos.
LM: Vamos al 25 de mayo.
RB: Lo que pasa es que para llegar a eso, hay que empezar el 21. Ese día atacamos y se hundió la Fragata Ardent, a través de Carballo, dos M-5 y A4Q de la Armada. Todos le pegaron.
El día 23 de Mayo también en San Carlos, en el desembarco. donde nos vuelve a dar blanco los británicos otro ataque del Grupo V de Caza se hunde la Fragata Antelope que es atacada por el Alférez Gómez, el Teniente Rinke y el Primer Teniente Guadagnini de Bahía Blanca. El impactó contra la antena de la fragata Antelope, se desintegró el avión y pierdió la vida, lamentablemente. También estaba casado, tenía una nena que se llama Andy y es odontóloga ahora. También estaba embarazada la señora de Luciano Guadagnini.
El día 25 de mayo amaneció como todos los días. Ahí cantamos el Himno, saludamos a la bandera y vuelvió a atacar el Grupo V de Caza. A la salida del ataque, el capitán Palaver le manifestó al teniente Gálvez que tiene una emergencia, que vuelve rasante y que tiene que solucionar la emergencia, que era tenía problemas hidráulicos. Tenía que ascender y reducir la velocidad, sino la emergencia no se puede solucionar. Al ascender y reducir la velocidad, pasa por arriba de la Isla Borbón, la que está bien al norte de la Gran Malvina.
Ahí hay un destacamento aeronaval, había gente de guardia que ven como dos buques, van y vienen al frente nuestro, a unos 15 o 20 kilómetros, cómo dispararon dos misiles. Coincide con el cruce de Palaver y el del capitán García que casualmente eran compañeros. Palaver estaba en A4B y García A4C. Ahí pierde la vida.
Palaver nunca más fue encontrado. Era de Dean Funes, estaba casado y tenía una nena. Era nuestro Jefe de Operación, el que dirigía las misiones de vuelo. La verdad que fue doloroso porque ya llevábamos seis (caídas) en tres días nomás.
Con esa información de los soldados que estaban de guardia en la Isla Borbón en el destacamento aeronaval, más lo sucedido con Palaver y García, la Fuerza Aérea mandó a combatir ese supuesto piquete de radar y misilístico. Mandó a dos escuadrillas del Grupo V de Caza. Ahí salió el capitán Carballo adelante con el teniente Rinke y el Alférez Escarmona, que por problemas técnicos regresa. Una suerte.
En la segunda escuadrilla estaban el Primer Teniente Velazco, el Alférez Barrionuevo (yo) y el Teniente Ossés. Por problemas técnicos Ossés tiene que regresar lo que nos da una facilidad para el momento del ataque final.
Se desarrolla toda la navegación normal. Aproximadamente a 250 kilómetros ya estábamos rasantes para no ser vistos por los radares de vigilancia que tienen los dos buques. Cuando estábamos en punto final de entrada al mar entre la Isla Borbón y la Isla Rasa escuchamos al Capitán Carballo que empieza a decirnos que los buques están en el lugar previsto y que no se habían movido. Ellos iban a atacar a la izquierda y dijo “vayan bien pegados porque nos están tirando con todo”.
Hay una foto emblemática donde se ven dos aviones que se le ven impactos en el agua, esos son Carballo y Rinke, sacado por un tripulante de fragata Broadsword. Hay una película que hicieron los británicos, que se llama “segundos catastróficos”.
Después vinieron, nos hicieron reportajes sobre distintos hechos de History Channel y hay varias personas que unieron las dos películas y se ven en quince minutos, aproximadamente, que le da este ataque al destructor Coventry y a la fragata Broadsword. Ahí cuenta el fotógrafo que le dice “agarré la cámara para sacar una foto. Nunca tuve tanto terror en mi vida y espero no volver a tenerlo”.
Ellos atacan al Broadsword y nosotros entramos con rumbo “0-1-0”, desplazado a la derecha. Como yo iba a la izquierda, mi jefe iba a la derecha, me tocaba vigilar porque no teníamos radar, de enfrente a la izquierda y él de enfrente a la derecha.
Cuando llegamos, a los 40 segundos al medio del mar, los vi a la izquierda lo que a mi me parecía, porque de lejos se veía muy chiquitito. El Jefe de Escuadrilla pone un viraje violento, a 90 grados, cierra el avión para buscar el blanco y yo estaba muy cerca.
El error fue mio que, por estar tan cerca, no me dio chance a hacer otra maniobra que levantar. Me tiró el avión encima, me estaba por chocar, levanté el avión, lo dejé pasar por abajo. Cuando estábamos casi ya con rumbo al buque “¡misilazo!” gritó Rinke. Ahí lo veo al misil, era un Sea Dart del destructor Coventry. Era impresionante porque mide casi cinco metros, medio metro de diámetro y pesa 500 kilos.
Es impresionante porque tiene que llegar a 30 kilómetros, o en vertical 10.000 u 11.000 metros ya que necesita mucho motor para llegar a esa altura o distancia.
Cuando salió el misil del Destructor yo me olvidé de todo. De mis guías, de lo que pasaba en el mundo, quedé obnubilado del misil porque quería ver cuál su maniobra. Al ser tan pesado, no puede salir horizontal o rápidamente de su posición, porque necesita alcanzar los dos mil kilómetros por hora, subir un poquito con un ángulo de diez o quince grados y después baja cuando alcanza la velocidad busca el blanco.
Con esa parábola que hace nosotros alcanzamos a pasar por abajo y gracias a Dios no explotó. Ya ahí bajé la vista y vi que todavía seguía formado. Ni idea dónde estaba. Me quedé mirando el misil, pero todavía seguía formado. Me acerqué un poco más porque estaba lejos, vi cómo giraba el Destructor. Me llamó la atención la velocidad con la que giraba porque nunca lo había visto a mar abierto.
Empezaban a explotar las granadas que tiraban los cañones, creo que explotaron dos o tres. Vi las bombas del guía, en segundos, dos entraron arriba del agua y una debajo del agua, es decir, debajo de la línea de flotación. Tiré las mías por la derecha, pasé mirando la Broadsword que estaba a la derecha y yo pensaba “que no me tiren” porque pasé desfilando.
Ahí escapamos. Cuando aterrizamos sucede algo que no había sucedido hasta ese momento, nunca habíamos tenido esa sensación. Al aterrizar vimos que cuando nos estábamos acercando a la plataforma para aterrizar, los mecánicos y el personal civil con banderas, bufandas y gorras saludándonos.
Uno pensaba que debían estar contentos porque sabíamos que de los cuatro, al menos dos volvíamos. Y a parte digo “bueno, como es 25 de mayo quieren festejar”. Pero lo llamativo fue que cuando estacionamos el avión estaban todos los pilotos, que nunca iban todos los pilotos, los Jefes de Escuadrones que no era normal, por que ellos tenían que planificar las misiones para el otro día. Si bien ya eran las 16.30 o 17:00, ya estábamos casi entrando en penumbra, no había chance de hacer otra misión. Era raro que estuviera toda esa gente.
La gente que había en la Isla Borbón avisaron. Esa gente vio todo desde un cerrito. Vieron todo el ataque, con los largavistas, cómo entraron dos (misiles) y no pasó nada, entraron otros dos, vieron humo y no pasó nada. Y al rato se empezó a hundir y se hundió un buque. Empezaron a los gritos contándole a sus jefes. Y sus jefes avisaron a Puerto Argentino, ellos a Comodoro Rivadavia donde estaba la Fuerza Aérea sur, imagínense que nosotros tardamos 50 minutos en regresar.
LM: Cuando llegaron todos esperaban para festejar.
RB: Esas comunicaciones tardaron como mucho 20 minutos. Cuando nosotros aterrizamos ya todo el mundo sabía que un buque se había hundido. Fue una alegría agridulce porque a la mañana habíamos perdido a Palaver y a la tarde por lo menos esos buques, los dos, quedaron fuera de servicio. Uno se hundió y otro quedó muy destruido como para continuar el combate. Hay películas sobre eso. Puedo hablar de otras cosas sin problemas, pero eso ya me da vergüenza.
Mi obligación es moral para venir y decir todo esto porque tengo nueve compañeros que perdí. Les conté de seis, me faltan tres. El 8 de junio, perdimos a Alférez Vázquez, era soltero, de Rosario. El otro que muere es el Teniente Arrarás, de La Plata y el último el Primer Teniente Danilo Rubén Bolzán que iba a cargo de la Escuadrilla, que estaba casado y tenía un hijo, de Diamante, cerca de Paraná.
- Entrevista realizada por Lucas Molinari y Juan Natalizio en Malvinas, 40 Historias (martes de 14:00 a 15:00)
- Colaboración de Carolina Ocampo
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