El 21 de abril, Alberto Fernández inauguró la obra del gasoducto Néstor Kirchner en Loma de Campana, Vaca Muerta, en la provincia de Neuquén. Roberto Yañez, trabajador petrolero de Cutral Co, dialogó con Radio Gráfica sobre las expectativas y realidades de la obra y la necesidad de la defensa de la soberanía energética. También recordó el día en que, bajo la gestión presidencial de Cristina Fernández de Kirchner, se recuperó YPF como instrumento de política pública.
“Hace 10 años, cuando estábamos trabajando con los compañeros escuchamos el anuncio de la Presidenta. Nosotros estamos contentos porque dejábamos de pertenecer a una empresa española y volvíamos a lo que eran los orígenes de YPF”, recordó. Sin embargo, esa alegría “se fue cayendo porque no era lo que esperábamos, queríamos que YPF fuera 100% estatal, para que tuviese la grandeza que había tenido en otros tiempos. Pero no fue así. Es una empresa que está siendo manejada con los criterios privatistas de los 90”, opinó.
Y explicó la precarización de la mano de obra en el sector: “Cada vez que hay una crisis en el petróleo como fue la última en el 2010, después de la faltante antes de la pandemia, el personal del petróleo es cesanteado sin ningún tipo de indemnización. No hay una política que nos dé una continuidad en el tiempo”, y resaltó: “Somos usados en los tiempos que a las industrias les favorece y cuando les desfavorece, somos maltratados”.
En cuanto a la obra del gasoducto Néstor Kichner, el trabajador petrolero resaltó que “es importante en cuanto que es un paliativo. No es que se crea una industria permanente que es lo que nos parece a nosotros que debería ser. Consideramos que el gas bien podría ser tratado en origen (Vaca Muerta) y eso no es lo que sucede. Se crearían fuentes de trabajo estables y permanentes”, y lamentó: “Hoy estamos viendo que se están haciendo el gasoducto y oleoducto, pero es para sacar el recurso. Estamos como en los tiempos de la colonia cuando se llevaban el cuero y nos traían zapatos”.
La obra del gasoducto se dividirá en dos etapas, la primera que se estima que finalizará en invierno del 2023 y beneficiará a los y las usuarias y usinas del AMBA; y la segunda, permitirá que el gas llegue a la provincia de Santa Fe, lo que va a abrir la posibilidad de abastecer a los ejes urbanos e industrias ubicados en el centro y norte del país, como también la posibilidad de exportar los excedentes a Brasil y Chile.
A pesar de que el gasoducto permitirá proveer de gas a nivel nacional y a países vecinos ,Yañez criticó que “hay muchas carencias en la provincia de Neuquén, donde se saca el 48% de la energía para abastecer al país”. Y añadió: “Nosotros vemos que no se hace una defensa de los recursos naturales nuestros. El gas y el petróleo son recursos no renovables. Lo que nos dejan también, es una tierra devastada porque sacar petróleo, sacar el gas, a nosotros nos deja con un impacto ambiental del que nadie se hace cargo”.
Y continuó: “Son tierras que demoran entre 30 a 50 años para recuperarse y algunas no se recuperan nunca. La flora, la fauna, todo lo que es arqueológico se pierde porque es impresionante cómo las multinacionales avasallan con la tierra”.
Por ese motivo, los pueblos originarios reclaman que se realice una consulta popular y se analicen en profundidad los efectos ambientales de la construcción del gasoducto Néstor Kichner.
Por último, Yañez contó que a pesar de los anuncios, todavía no se sabe cuántos puestos de trabajo directos e indirectos generará la obra. Se estima que comiencen con contratos de 500 personas y que luego, a medida que la construcción avance, se lleve a 6.000 puestos de trabajo: “No es una industria que cree fuentes de trabajo estable. Es más para la industria y esta necesidad que tiene el gobierno de exportar y tener reservas de dólares”, finalizó.
- Entrevista realizada por Mauro Cavallín en Abramos la Boca (de Lunes a Viernes de 16:00 a 18:00 horas)
- Redacción por Carolina Ocampo
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