Panorama sindical. Milagro

Por Lucas Molinari

No la tocaron, le gatillaron a pocos centímetros de la cabeza.

“Era la imagen que no pudieron tener de Néstor Kirchner en el cajón”, analizó un referente en las decenas de charlas que mantuvimos por estas horas de consternación.

Porque no fue “un loco suelto” sino la consecuencia del odio antiperonista que tanta tragedia y dolor causó en nuestra historia.

Pero, “un milagro” lo impidió, palabra que se repitió y dibujó como si los espíritus de Diego y Néstor, y la compañerada del “Comando Celestial” la hubieran defendido.

Una imagen que heló la sangre de millones, reproducida desde diferentes perspectivas en los medios y redes.

La multitud que marchó el viernes demostró lo que dijo CFK el 10 de diciembre de 2019 cuando le tomó juramento a Alberto Fernández: “Presidente: confíe siempre en su pueblo, ellos no traicionan, son los más leales, sólo piden que los defiendan y que los representen. No se preocupe Presidente por las tapas de un diario. Preocúpese por llegar al corazón de los argentinos y ellos siempre van a estar con usted. Nunca lo olvide, nunca lo olvide”.

Una movilización que se compara con la ocurrida en Semana Santa de 1987, poniendo un límite a la muerte. En aquel entonces Alfonsín le dio la espalda a las mayorías y pactó con los insurrectos.

Este 2 de septiembre se leyó un documento que descartó la voluntad de dar pelea que escuchamos en decenas de entrevistas y cánticos. Gritos como “Unidad de los trabajadores”, “El pueblo unido jamás será vencido”, “Cristina Presidenta”, y la Marcha Peronista, que ratifica la vigencia de una cultura política que sigue pariendo semillas cargadas de futuro.

La actriz y sindicalista Alejandra Darín fue la encargada de ponerle la voz al escrito oficial que, al comienzo agradece la solidaridad de dirigentes “de toda América Latina, de los EEUU, de Europa”.

¿Por qué el gobierno eligió nombrar únicamente al país que busca colonizarnos y es socio de los piratas que invaden nuestras islas Malvinas desde 1833?, ¿Será porque Sergio Massa irá esta semana a pedir nuevos préstamos al Norte?, ¿Será porque el Acuerdo con el FMI determina el tono de cada acción oficial?

En otro tramo plantea: “No es inocente ni gratuita la legitimación de discursos extremos, de llamados a la agresión, de planteos que niegan legitimidad democrática del adversario político. Nadie es individualmente responsable por las acciones de otros, pero quienes cedieron minutos de aire a los discursos de odio deberán reflexionar sobre cómo han colaborado para que lleguemos hasta esta situación”.

Nuevamente se describe una realidad como si el gobierno no pudiera hacer nada, mientras el Estado financia con pauta publicitaria a los medios que potencian mensajes de odio. Amerita un debate serio sobre las políticas de comunicación, o continuará este doble discurso de premiar con recursos públicos a quienes intoxican con basura informativa en las pantallas, radios y portales (ver Yapa).

“En honor a todos nuestros compatriotas es que hacemos este llamamiento a la unidad nacional pero no a cualquier precio: el odio afuera”, finaliza el documento.

¿Una convocatoria a “Juntos por el Cambio”? ¿Al “gran” empresariado?

Alejandro “Coco” Garfargnini, de la Túpac Amarú, consultado para este Panorama, planteó: “Cuando nos fuimos noté que la gente estaba bajoneada, no era el entusiasmo de cuando entramos a la Plaza. La salida era medio bajón, me generó alguna reminiscencia con la casa está en orden de 1987” y agregó: “Veo ganas de nuestro pueblo de pelear pero no de la dirigencia del Frente de Todos. En general lo digo, porque en particular hay muchos compañeros que sí, pero en general no vi voluntad de pelea que es un problema muy serio”.

Por su parte, Carlos Avondoglio, del Centro de Estudios para el Movimiento Obrero, nos brindó una reflexión a partir del documento: “Es un llamado razonable a la unidad y a deponer el odio, palabra repetida hasta el cansancio por estas horas. Se trata de un gesto más bien típico, como veremos. Pero lo que no dice, porque sus redactores quizás lo ignoran y porque resultaría peligroso encender esa mecha, es lo que hace mucho tiempo ya decía Hernández Arregui: La nación es una fractura. Una fractura que, agregamos nosotros, a veces queda expuesta. Y como pocas veces, en este instante la misma está plenamente descubierta, dejando salir a la superficie los demonios incubados durante al menos quince años (tomando como arbitrario punto de inflexión el año 2008). Si miramos para atrás, ¿Qué encontramos? Junio del ’55, un momento igualmente límite marcado por un acto cobarde que, como el del jueves, nos ubica a las puertas de lo desconocido. La diferencia, claro, es que se trató de un hecho de grupo y planificado. Y que, si bien no pudo liquidar a Perón, resultó exitoso en los términos en que lo concibieron sus perpetradores. Pero lo cierto es que el pesado clima que lo propició tenía mucho que ver con el del presente. En las semanas que siguieron, Perón llamó a la concordia y a la pacificación, dio por terminada la etapa de la revolución y de los enfrentamientos. La oposición le contestó con soberbia y el presidente estalló el 31 de agosto con el cinco por uno. Pero su voluntad ya estaba resentida. ¿Qué se puede colegir de todo esto? El odio no se va a aplacar con llamados a la razón. Los ciclos de odio se renuevan –y se van a seguir renovando- en tanto permanezcan incólumes sus bases materiales. Hay que raspar en la superficie de esos lenguajes y ver qué hay debajo. Hay que poder ligar aquellos discursos con el latifundio, por decirlo rápido. No se puede desplegar la bandera de la paz social a costa de enrollar las otras. ¿Esto significa una opción por la violencia? No. Hay que derrotarlos políticamente. La mejor defensa de Cristina es un programa de país que nos saque del pantano. Caso contrario, vamos a seguir implorándole cordura a los gerentes de la dependencia y a sus voceros, como si sus actos no fueran perfectamente racionales de acuerdo a sus intereses”.

Una pregunta que circulaba mientras los abrazos entre compatriotas se multiplicaban en la Plaza como aliciente para digerir la imagen de la pistola en la cabeza de CFK. ¿Qué hubiera pasado si la bala salía? Un milagro lo impidió. Pero urge parar la pelota y pensar qué implica este hecho en el proceso político. Natalia Quinto, militante de La Boca Resiste y Propone opinó en Gráfica: “La línea de lo posible se va corriendo y todos tácitamente lo vamos aceptando”.

Finalmente, el delegado de la línea 60, Esteban Simonetta, dialogó con Gráfica cuando se desconcentraba Plaza de Mayo. Con cara de preocupación respondió a la pregunta ¿Cómo seguimos?: “Con el pueblo movilizado en la calle, el pueblo es el que tiene que marcar el rumbo al gobierno para que la derecha no vuelva a gobernar nunca más este país y mucho menos empujados por los poderes fácticos y por los medios concentrados, por el poder hegemónico que hoy domina la Argentina. Hay que recuperar el poder en manos del pueblo”.

¿PARO GENERAL?

¿Y qué pasó en el ámbito sindical? Al conocerse la noticia del intento de Magnicidio, Pablo Moyano convocó a una reunión urgente en Azopardo para las 10 de la mañana del viernes. En el desorden propio del shock que todavía genera la imagen del sicario apuntando a CFK, fueron llegando las convocatorias a movilizar. Luego, el Presidente por Cadena Nacional decretó feriado en un discurso leído.

En la CGT a primera hora estuvo también la CTA. El Frente Sindical y la Corriente Federal acordaron ir al Consejo Directivo con la propuesta de ir al paro el lunes con movilización al “Palacio de Justicia” contra la Corte Suprema.
Pero esa moción no prosperó.

El dirigente Julio Piumato fue portavoz de los “gordos e independientes” que controlan la mesa chica de la central obrera, para oponerse a la posición del Frente Sindical. Fue una reunión más larga de lo previsto que tuvo “un fallo salomónico“: No descartar la idea del paro pero postergar (enfriar) el debate.

Vale aclarar que se rumorea ante cada tensión la posible ruptura de la Central pero todos los sectores cegetistas saben que una acción de esa magnitud repercutiría en la coalición gobernante. Podemos decir que la pertenencia al Frente de Todos es el verdadero punto de unidad.

Mañana lunes se volverán a reunir, con el hecho consumado de Cristina en el Sur y un documento leído en Plaza de Mayo que confirma la posición defensiva.

En la conferencia de prensa Héctor Daer, manifestó: “El Consejo Directivo de la CGT se declara en estado de alerta permanente, en sesión permanente” y planteó: “Le exigimos a la Justicia celeridad y responsabilidad en encontrar si hay alguien detrás de esta persona”.

Pablo Moyano por su parte expresó: “El lunes vamos a debatir las medidas de acción porque esto no lo bancamos más. El movimiento obrero, la CGT y los trabajadores no se va a bancar más que la derecha, la justicia y los grandes medios de comunicación sigan generando este odio para volver a gobernar en 2023”.

¿Cómo sigue? “En el mejor de los casos puede salir un paro general aunque lo dudo, el núcleo de sindicatos que más pesan en la conducción se inclina por pacificar ánimos, no confrontar con la justicia ni con los empresarios y como siempre reclaman en un gran acuerdo político y social”, analizó el gráfico Héctor Amichetti consultado para esta edición.

Ahora bien ¿Puede el movimiento sindical protagonizar una disputa que el gobierno no quiere dar?

Este viernes quedó claro que Alberto Fernández no salió a la Plaza para no ser abucheado y que Sergio Massa fue el centro de atracción en el “corralito del escenario”: todos los dirigentes buscaban una foto con él.

Quienes andaban entre la multitud seguramente esperaban a CFK, para escuchar que se materalice en voluntad política esa épica que estaba resurgiendo. El pedido de “Cristina Presidenta” parece ser la esperanza de recuperar un Proyecto Nacional.

Veremos cómo seguimos, la pregunta que supo hacer “Piraña” Colovos ¿A dónde vamos los trabajadores? puede ser un buen punto de partida para gestar debates para construir certezas colectivas. Una de ellas es obvia: la Patria está en peligro y como supo definir la CGT de los Argentinos: “Sólo el pueblo salvará al pueblo”.

“SI ME PASA ALGO MIREN AL NORTE”

El 30 de septiembre de 2014 CFK dio un discurso en el Salón de las Mujeres Argentinas del Bicentenario. Hacia el final dejó una frase que algunos recordamos en estas horas: “Por favor, miren, si me pasa algo, y lo digo muy en serio, si me pasa algo que nadie mire hacia el Oriente, miren hacia el Norte, por favor”.

¿Cuál era el contexto? Había una fuerte presión devaluatoria, la cosecha no se liquidaba y las concesionarias no vendían autos. En la City se afirmaba que un salto en la relación peso-dólar. La presidenta expresó: “Algunos sectores concentrados de la economía que quieren, sí, es la impresión que tengo, tal vez me equivoque, ojalá me equivoque, voltear al gobierno y hacerlo con ayuda extranjera además”.

El eje de la política del gobierno argentino estaba puesto en la disputa con los Fondos Buitres que boicotearon la reestructuración de deuda, a la vez que se buscaba una “vuelta a los mercados” a partir del acuerdo con el Club de París.

CFK repuso la continuidad histórica del cipayaje: “Me hacen acordar a aquellos argentinos que venían con la flota franco inglesa en los barcos, en la Vuelta de Obligado, parece que vinieran volando con los buitres para entrar acá y provocar de vuelta miseria en la gente y destruir todo lo que se ha logrado. Porque además les pregunto a todos esos banqueros, hombres de bolsa, industriales, empresarios: ¿Cómo les ha ido a todos en estos años? Parece ser que la Argentina una vez más quiere repetir la fábula de la rana y el escorpión, pero yo quiero decirles: no me siento rana y además sé nadar y además no voy a permitir esto”.

Y planteó: “Yo no tengo ninguna duda de que esto es así, y por una razón muy sencilla, porque saben que soy infranqueable para que vuelvan a endeudar al país o para que se caiga la reestructuración de la deuda o para que se haga cualquier cosa con los trabajadores”.

Meses después se suicidó Nisman y empezó una campaña signada por la fragmentación creciente del Movimiento Nacional. Pasaron ocho años, parece una eternidad, pero es un discurso para repasar en la búsqueda de elementos para analizar el presente.

Sergio Massa era un ferviente opositor, también Alberto Fernández. La CGT estaba partida tras la ruptura en la relación moyanismo-kirchnerismo del 2012.

Sobre todo, faltaba una conducción del conjunto de los sectores del Movimiento. El sectarismo había ganado terreno como práctica embrutecedora, desandando el glorioso encuentro de Juventudes (Peronista y Sindical) ocurrida para el 24 de marzo del 2009.

YAPA. MÁS ODIO MÁS PAUTA

El periodista Yair Cybel informó en “El Grito del Sur”: “Entre el 1 de septiembre de 2021 y el 30 de agosto de 2022, la señal de televisión América TV (que transmitió el programa de Viviana Canosa) fue la tercera emisora televisiva de aire que más plata estatal recibió: $131 millones de pesos. La señal propiedad de Daniel Vila, aliado de Sergio Massa, es una de las principales beneficiarias. El canal de cable más financiado por el Estado fue TN con $200 millones y en el quinto lugar se ubica A24 con $111 millones. Sorprende que en el sexto lugar se encuentra el canal LA NACION +, del cual Mauricio Macri es uno de los principales inversores. En solo 8 meses se llevó $91 millones de pesos”.

Y agregó: “En radios la situación es similar: el Estado financia discursos de odio. Radio 10 acumula $ 64 millones de inyección en pauta y Radio Rivadavia unos $26 millones. El dato más llamativo es que Radio Berlin (propiedad de Luis Majul), un emprendimiento personal de bajísima estofa y poca calidad periodística, recauda $12 millones en 8 meses, un millón y medio mensual”.

Por eso, seguiremos insistiendo en la “democratización y federalización” de la pauta pública publicitaria. Es una pelea en la que FATPREN (Federación Argentina de Trabajadores de Prensa) está fuertemente comprometida y en articulación permanente con la Confederación de Medios Cooperativos y Comunitarios.

Qué bueno sería que la comunicación vuelva a ser parte de la agenda del Campo Nacional. Sería sin dudas un punto imprescindible de una ofensiva necesaria.