Por Tony Aira (*)
Una foto británica que fue utilizada como propaganda es uno de los símbolos mas visibles de la espantosa desmalvinización que padecemos los argentinos. La foto es cruda y dramática: un joven soldado argentino tiritando de frío, herido, prisionero en Boca House, Pradera del Ganso. La imagen fue captada por la BBC y mostrada hasta el hartazgo con un fin: demostrar como los pobres y desvalidos soldados argentinos se rendían. Después de la guerra, medios nacionales también utilizaron esas imágenes. ¿Pero cual es la verdadera historia de esa imagen?
El soldado de la imagen es Guillermo Ricardo Aliaga. En 1982 era cadeta del 4°año del Colegio Militar y promovido como Subteniente en comisión al Regimiento de Infantería 8. En la guerra, el RI 8 fue enviado a Bahía Fox en Isla Gran Malvina. El subteniente Aliaga, junto a cinco suboficiales y veintiún soldados, tomaron posiciones en el istmo de Darwin con la misión de proteger Boca House ante un posible desembarco en esa ensenada.
Aliaga dispuso a sus escasas fuerzas en un sistema defensivo de maximización de recursos. El 28 de mayo llegó el momento decisivo. El bisoño oficial junto a su tropa entraron en combate enfrentando a la compañía D del Segundo Batallón de Reales Paracaidistas al mando del Mayor Keeble. La superioridad numérica favorecía a los británicos en tres soldados contra uno. El enfrentamiento fue brutal. Nuestros soldados, con sangre fría, esperaron a los británicos hasta la lucha cuerpo a cuerpo. Los invasores retrocedieron en búsqueda de refuerzos y entró en combate la Compañía B. La superioridad británica en el campo de batalla pasó a ser de 5 a 1.
Con sus hombres rodeados por el fuego de artillería, Aliaga ordenó a sus hombres a ponerse a resguardo. Para suerte de nuestras tropas, la artillería británica falló por más de 500 metros sus salvas (ante la violencia del fuego argentino, los observadores británicos no podían asomarse para corregir el tiro). Con el paso de las horas, los artilleros británicos fueron corrigiendo sus tiros y las posiciones argentinas comenzaron a recibir metralla. Intuyendo por donde sería el ataque principal, Aliaga ordenó al Cabo Avalos repeler el ataque con el único cañón sin retroceso del RI8. Cuando los ingleses inciaron el ataque, el cañón alcanzó de lleno a un grupo de paracaidistas, hiriendo al jefe, Capitán Young, dispersando el ataque. Con el fuego de artillería corregido, el combate se desarrolló con fuego directo e intenso entre las posiciones argentinas y británicas.
Los valientes soldados argentinos caían heridos. El Cabo Bossetti, al no poder ser evacuado, sus soldados lo cubrieron en el pozo. Luego de horas de combate, la munición era escasa. El Cabo Rodriguez se arrastró entre las posiciones defensivas reuniendo y llevando la munición a los tiradores hasta que es herido. Cuando el soldado Marini es alcanzado es alcanzado por tres disparos en su avance hacia otro pozo. Al contemplar la situación, Aliaga corre a socorrerlo, pero también cae herido. Desobedeciendo la orden de no abandonar la protección del pozo, los soldados Cepeda y Hassanic ayudan a sus compañeros heridos, logrando todos llegar a un nuevo pozo.
Aliaga da cuenta que los ingleses iniciarían un nuevo ataque desde la playa. A los gritos ordena a la única ametralladora MAG de la sección que abra fuego contra esos paracaidistas, pero el fuego enemigo era tan intenso que los operadores del arma no podían escuchar las ordenes. Aliaga decidió salir del pozo y fue hasta la posición de la MAG, pero al salir fue alcanzado en el cuello. Cepeda y Hassanic lo arrastraron nuevamente a la protección del pozo. Los servidores se dieron cuenta del avance inglés y dispararon contra ellos frenando el ataque.
Después de medio día de intenso combate, la munición era un bien escaso. Los británicos se dieron cuenta de ello y comenzaron una embestida muy intensa utilizando misiles filoguiados Milan buscando neutralizar la MAG argentina. A pesar de la superioridad, los ingleses fueron nuevamente detenidos por el fuego argentino. Cuando las posiciones nacionales no pudieron responder al fuego enemigo, Aliaga ordenó a un soldado levantar un pañuelo blanco en señal de rendición, pero los paracaidistas británicos estaban tan entusiasmados batiendo posiciones argentinas que tardaron veinte minutos en darse cuenta de la rendición.
Con el alto el fuego, los británicos desarmaron a los soldados argentinos y procedieron a atender a los heridos. Los más graves, como Marini, fueron evacuados a un hospital de campaña. Aliaga se negó a ser evacuado ya que deseaba pemanecer junto a sus hombres. Luego del duro combate, a pesar que la mitad de ellos estaban heridos, ninguno había fallecido. Cuando el Coronel Neame, jefe del dispositivo Británico, llegó a la zona de combate se negó a creer que un oficial, cinco suboficiales y veintiun soldados argentinos frenaron durante medio día el ataque de dos compañías de paracaidistas, producir tantas bajas, y rendirse por falta de munición.
Los soldados argentinos fueron reunidos. Un camarógrafo de la BBC retrató al subteniente Aliaga herido, aturdido por la pérdida de sangre y tiritando de frío. Los británicos obtuvieron la imagen perfecta para graficar que enfrentaban a pobres soldados desarmados que engañados y sin convicción combatían a su ejército. La propaganda es más efectiva que las balas. Justifico a los británcios, pero que esa imagen sea utilizada por argentinos es imperdonable. Ese joven Subteniente no tembló de miedo, sino de impotencia por la derrota.
Aliaga es el ejemplo que no mostramos de nuestros héroes de Malvinas.
(*) Historiador / Ya nada será igual.
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