Por Carlos Aira *
Juan Carlos Cárdenas nació en Santiago del Estero el 22 de junio de 1945. Surgió en Racing con solo 16 años. En la Copa Libertadores de 1962 se convirtió en el jugador argentino más joven en convertir un gol copero. Luego de un breve préstamo por Nueva Chicago, la gloria lo esperaba en Avellaneda.
El Racing de José fue una revolución de fútbol. Todos atacaban, todos defendían, todos corrían. El santiagueño convirtió un gol definitorio ante Boca en Avellaneda. El gol que determinó el título de 1966.
Pero aún no había llegado la hora señalada. Copa Libertadores de 1967. Cejas; Martin, Perfumo, Basile y Díaz; Rulli, Morí, Maschio; Cardozo, Cárdenas y Raffo. Campeones de América luego de una amansadora de partidos, zafar de una segura muerte en un avión colombiano y derrotar a Nacional de Montevideo en las finales.
Se venía la Copa Intercontinental. Enfrente, el Celtic Glasgow, que había puesto fin al reinado del Inter de Helenio Herrera. En Glasgow ganó el Celtic 1 a 0. En Avellaneda, un multitud colmó el Cilindro como nunca. Ganaban los escoceses, hasta que la Academia lo dio vuelta con dos goles calcados: pases al vacío de 30 metros, aprovechados por Raffo y el propio Cárdenas, en el segundo tiempo.
Sábado 4 de noviembre de 1967. Estadio Centenario. Un público hostil a la Academia. Partido duro. Celtic quiso mezclar boxeo al futbol y perdió la cabeza. 11 minutos del segundo tiempo. Rulli toca a Cárdenas. El Chango la lleva. Levanta la cabeza. La pelota pica cualquier cosa. El zurdazo, glorioso y pletórico, se mete junto al palo derecho del arquero Fallon.
Gol. Golazo. Gol argentino. El Chango. Cárdenas.
¡Chau maestro! Gracias por tanta gloria.
(*) Conductor de Abrí la Cancha
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