Diego Boris, presidente del Instituto Nacional de la Música (INAMU), en diálogo con Gabriel Fernández repasó su carrera artística, habló del impulso de la Unión de Músicos Independientes y de su rol actual al frente de la institución.
Gabriel Fernández: Querido Diego felicitaciones por la remasterización del primer disco de Serú Girán. Una obra de arte es lo que han hecho y tiene mucho que ver con el trabajo realizado en INAMU.
Diego Boris: Gracias Gabriel, la verdad es que nosotros ponemos todo lo que tenemos, porque para nosotros esto es una forma de vida. El catálogo de Music Hall es patrimonio cultural, porque para cada generación la banda de sonido que lo marcó es lo más importante.
Ahí también nos dimos cuenta con Piazzolla, cuando escuchamos las cintas tocadas en vivo porque en ese momento para grabar había que tocar, que no había herramientas de la tecnología para que simulen ciertas cosas. Nos dimos cuenta que era un patrimonio cultural increíble y que teníamos que hacer lo posible para hacer un puente de esa situación de cómo se grababan los discos antes y los beneficios que produce la evolución de la tecnología ahora, para poder tener un material en mejores condiciones posibles.
Esto se da en ese marco, convocamos a los músicos que participaron de estas grabaciones, que lo tomaron como causa. Lo que hizo Pedro (Aznar) ya sea con “La grasa” y con este disco, es admirable, por el compromiso que puso. Él estuvo ciento y pico de horas trabajando en esto, no por un rédito económico, sino por amor a la música.
GF: ¿Cuándo supiste que eras músico? ¿Cuándo te diste cuenta? ¿Cuándo fue que el pibe Diego Boris dijo “che, esto me gusta”?
DB: Básicamente hubo un par de situaciones. Mi hermano es músico, y en su momento estaba en el Dúo Fantasía. Es dos años y medio más grande que yo, entonces ya lo veía tocar con el grupo, ensayar en el fondo de casa cuando estaba en primer año de la secundaria, ya había armado un grupo también en ese momento con Meno Fernández, de los Rancheros y de Autobús, que ellos tenían un grupo que hacían temas de los Beatles a los 13 años. Ahí ya me gustó la cosa. Y también cuando me di cuenta de que había un lenguaje que completaba la comunicación, que era el de la música. Uno podía expresar sentimientos, pensamientos, ideas, y eso en algún punto me equilibraba mejor que solo la parte hablada o escrita. También mamá compró los discos de los Beatles. Ahí también hubo un impulso.
Esas fueron las dos situaciones: tener un lenguaje que uno siente que lo completa, y también vivir de chico esta relación con la música.
GF: Diego, a partir de allí se desarrolla tu labor musical con varias bandas. Recordanos las bandas que hemos disfrutado muy de cerca.
DB: Primero el dúo Faunos con el hermano de Luis Viola que con mi hermano había armado el Dúo Fantasía, con Caralitos Viola. En realidad habíamos sido compañeros de secundaria y ellos se conocieron por nosotros.
Luego tuve una etapa solista con La Resistencia, donde hicimos varios discos, varios shows no convencionales, camiones, barcos, trenes. Y luego con La Tolva, con el alemán Alejandro Schanzenbach y Paulo Dacal que hicimos algunos eventos como ir a la Antártida por la Ley de la Música, y algunos discos.
Tres experiencias que para mi fueron muy valiosas pero también permitieron esto de ir construyendo un camino para lo otro, que tiene que ver con una síntesis de lo artístico, pero también lo social de participar colectivamente, de herramientas que puedan mejorar las condiciones de quienes hacemos música.
GF: La zona creativa de la comunidad, de los artistas, suelen ser desorganizados, no lo decimos críticamente, sino como un elemento natural, de configuración. Vos te pusiste al hombro la idea de organizarlo, por qué además de generar gran música, de hacer bandas, distintos géneros, ir de aquí para allá ¿Cómo nace la unión de músicos?
DB: La cabeza de la persona de la música es compleja, en términos de que, como bien vos decís, somos medios desorganizados en general en algunos aspectos, y muy organizados en otros, que tiene que ver con la armonía, con la música. Cuando uno escucha la música de Charly, por ir a algún lado, tiene una organización increíble, la construcción de las canciones, cómo se desarrollan los arreglos musicales. Pero después como contrapartida, por ahí en el equilibrio lógico de las cosas, hay un nivel de desorganización en cuanto a la firma de los contratos, el manejo de ciertas situaciones.
Acá lo que pasó fue que producto de algunas injusticias que uno vio en algunos compañeros y compañeras de la actividad.De los contratos que firmó mi hermano a los 20 años, que veía a la revista Pelo como la promesa, la revelación, y a los 23 años producto de contratos que firmó con una compañía discográfica parecía que ya era pasado, porque eran muchos años para cumplir en el contrato que la compañía no hacía nada, no grababa, ni lo dejaba grabar, ahí nos dimos cuenta de que habían injusticias. Y también de lo que a mi me tocó vivir, soy de una generación, como efecto pedagógico de la dictadura, a la que se le complicó participar de los partidos políticos más convencionales, y la militancia empezó a pasar por la construcción de herramientas que permitan mejorar las condiciones en la cuales se hace música en la Argentina.
En lugar de participar a lo mejor de un partido político en forma orgánica, lo que hicimos fue armar organizaciones. La UMI fue una de las primeras, antes habían sido 85 cooperativas de músicos del oeste, en los ’90 músicos barriales y actores vocacionales, y ya en el 2000 se generó la Unión de Músicos Independientes (UMI) como una herramienta colectiva para poder modificar una realidad que creíamos que no estaba bien.
Cuando nos fuimos organizando nos dimos cuenta de que como decía San Martín, la industria “parecía mucho más grande si uno la miraba de rodillas”. Y ahí nos dimos cuenta que se podían cambiar muchas cosas y fuimos avanzando y se logró la ley que creó el INAMU, la ley del Día Nacional de la Persona Música, artículos en la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, la recuperación del catálogo de Music Hall. Muchas cosas que solo desde lo colectivo se podían conseguir.
GF: Y mucho trabajo, por ejemplo, disfrutaron del excelente programa Unísono que está todos los sábados en la TV Pública, que primero fue una revista de papel que tuvo la gran ilustración de Héctor Germano, que en realidad es de Solano Lopez de “El Eternauta” con una guitarra.
DB: Tal cual, El Eternauta es nuestro héroe en algún sentido, mucho más que los héroes que vienen de otros lados. Pero El Eternauta plantea el héroe colectivo, en grupo. Para nosotros en ese momento la UMI era una síntesis perfecta, pero la única diferencia es que en lugar de tener un arma tenía una guitarra eléctrica. El querido Solano muy gentilmente nos hizo ese dibujo que se lo vamos a agradecer eternamente.
GF: Diego, y el INAMU ¿Cómo surge? ¿Cómo es la construcción, la elaboración del Instituto Nacional de la Música?
DB: Tiene que ver con construir herramientas que puedan dar respuesta a las necesidades que tiene una persona que se dedica a la música. No es que necesitan un subsidio y ya está, son herramientas que puedan solucionar una parte del proceso productivo porque a veces también es cierto que el subsidio tradicional que cubre una gran mayoría del proyecto termina anulando ciertos mecanismos de autogestión que tenemos que tener como artistas.
En eso que vos vas poniendo también lo económico, más allá del tiempo, se va construyendo un compromiso, armar un organismo que no sea invasivo, que tenga su lealtad a la actividad musical, que sea federal, que equilibre lo institucional federal con lo asociativo territorial. INAMU articula con 80 asociaciones de músicos y músicas de todo el país, que tienen personalidad jurídica gremial, ellos son los que deciden quienes son los beneficiarios de los subsidios.
También articulamos con las 24 secretarías de cultura o ministerios de las 23 jurisdicciones, porque también está el federalismo institucional. Tambien hay vaivenes que suelen tener las diferentes conducciones del país. Nosotros, si bien sabemos que hay momentos de avances en cuanto derechos de los sectores de la sociedad que son postergados, tambien entendemos que hay momentos de aguantar, y hay momentos de retrocesos.
Tenemos que buscar herramientas que nos permitan también tener cierta previsibilidad en el tiempo para que un chico que vive a 200 km de la capital de una provincia pueda ir armando un proyecto artístico musical sin salir de su lugar, y que tenga las herramientas, la continuidad en cuanto a ciertos beneficios, a ciertos puentes que se le puedan crear, ese fue más que nada el modelo elegido, que tenga mucha independencia.
El INAMU tiene más independencia económica y funcional que el INCAA (El Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales ), es el organismo más independiente de los organismos de fomento a la cultura, pero también que quede claro que es parte de las políticas públicas. Es un desafío si bien federal y con el protagonismo de las asociaciones de músicos y músicas. Hasta ahora funcionó, pero ese fue el génesis, por supuesto como toda construcción a medida que se va avanzando se van incorporando ciertas situaciones de la realidad y la respuesta a la realidad ante determinado estímulo. No es que es una cuestión lineal y que alguien en una pieza pensó todo lo que había que hacer.
Ya pasaron 20 años desde que nació la UMI, 10 años desde que nació la Federación Argentina de Músicos y Músicas Independientes, y así fuimos construyendo colectivamente, pero con el concepto de confianza de llegada, de que lo colectivo a veces no termine retrasando las conquistas o el don de la oportunidad.
GF: ¿Cómo fue el trato con aquellas figuras consagradas históricamente en el mundo de la música, del rock en particula? Porque lo que a veces uno piensa en el origen de la iniciativa es ‘como reaccionan’ a determinados tipos que están acostumbrados a manejarse solos, dentro del mundo de la música.
DB: Nos sale espontáneamente, nosotros siempre con mucho respeto y admiración a nuestros compañeros músicos, pero nunca desde el lado del cholulismo, sino diciéndoles o dándoles a entender que nosotros estábamos haciendo lo que ustedes no pudieron hacer. Ustedes nos dejaron a nosotros un legado estético increíble, y a nosotros nos tocó venir después por ahí y no tenemos la posibilidad de vivir ese tiempo de tensiones estéticas y tenemos que construir una situación que puede ser ética, del hacer, para que las nuevas generaciones puedan tener las posibilidades de volver a tener libertad artística o romper con lo anterior para construir un movimiento nuevo.
Para nosotros habernos relacionado con el flaco Spinetta y que nos haya apoyado, nos dio un cheque en blanco, había que estar predispuesto. No es que uno con un celular le saca una declaración, el flaco quiso apoyarnos, Charly, (hablando de rock), Miguel Cantilo, Santaolalla. Prácticamente todos, Cerati, apoyando la ley de medios; él era un privilegiado, pero todos sus compañeros están invisibilizados.
Esa construcción que también personas de todos los ámbitos como Mercedes Sosa, Teresa Parodi, Peteco Carabajal, Victor Heredia, de todos los géneros musicales confiaron que nosotros podíamos llevar adelante una ley que pueda en algún sentido compensar o hacer un acto de justicia hacia atrás como fue lo de Music Hall o algunas otras situaciones, pero sobre todo trabajar para las nuevas generaciones.
- Entrevista realizada por Gabriel Fernández en La Señal
- Redacción por Carolina Ocampo
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