Por Juan Patricio Méndez *
Se trata de una noticia que se viene cocinando desde noviembre de 2020, cuando se produjo el primer encuentro con Fortescue, empresa minera australiana especializada en la producción de metales. La inyección económica en el país sería de 8.400 millones de dólares, concretamente en la provincia de Río Negro y, si bien supone la creación de nuevos puestos de trabajo (15.000 directos y entre 40.000 y 50.000 indirectos), la misma será progresiva.
El anuncio especificó la capacidad productiva del proyecto, estableciendo unas 35 mil toneladas de esa energía, con una inversión de 1.200 millones de dólares, capaz de proveer a 250 mil hogares. Esta etapa probatoria finalizará en el año 2024, para pasar a una etapa de producción que, en primera instancia, generará 215 mil toneladas de Hidrógeno Verde, y su progreso continuará hasta 2028.
En el anuncio realizado en Glasgow, sede de la Cumbre Climática Global, estuvieron Alberto Fernandez, los ministros Santiago Cafiero (Relaciones Exteriores, Comercio Exterior y Culto), Matías Kulfas (Desarrollo Productivo), la secretaria de Relaciones Económicas Internacionales, Cecilia Todesca, y el asesor del Ministerio de Desarrollo Productivo Marcelo Kloster, que se reunirán con los directivos de Andrew Forrest (Presidente), Julie Shuttleworth (CEO), Agustín Pichot (Presidente para la Región Latinoamérica), Todd Clewett (Senior Manager Global) y Sebastián Delgui (Gerente Regional de Gobierno y Comunidades para Región Latinoamérica).
La empresa manifestó el interés en invertir en Argentina para la generación de energías renovables y la producción de minerales en lo que se conoce como “industria verde”. Con este contexto, el primer mandatario nacional comunicó la noticia en el área de prensa del evento, que tiene a Argentina como uno de los principales oradores en materia de políticas públicas a nivel global.
El ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Juan Cabandié, previo a partir hacia Reino Unido, realizó algunas declaraciones en el marco de la COP 26 y la posición Argentina: “A este encuentro nuestro país va a llevar una postura firme para debatir los medios de implementación necesarios para la acción climática. Esto significa establecer los modos de financiamiento necesarios para llevar adelante la transición ecológica de los países en desarrollo”.
“Los países ricos fueron los que más aportaron para el calentamiento global”, destacó el ministro, y agregó que “por eso, nuestro país va a proponer la creación de un comité de financiamiento climático, integrado por los países ricos y los países en desarrollo, para que definamos la arquitectura financiera para contar con los fondos necesarios para incrementar el porcentaje de energías renovables en nuestro país, dejar de depender de recursos fósiles que, como todos sabemos, son emisores de los principales gases de efecto invernadero que contribuyen al calentamiento global”.
Algunas consideraciones
El acuerdo con la multinacional australiana Fortescue Future Industries se enmarca en el Plan de Desarrollo Productivo Verde impulsado por el Gobierno Nacional y la cartera de Matías Kulfas, y también se encuentra dentro del Plan Estratégico “Hidrógeno Verde” Río Negro, el cual es definido por propios como “una solución rionegrina para los problemas alemanes”.
De por sí, esta caratulación presupone una condición de disposición territorial, aunque también plantea la posibilidad de crear soluciones para paliar las grandes emisiones de gases de Efecto Invernadero. Sin embargo, hay que cuestionar los motivos por los cuales son los demás países los que deben implementar políticas públicas de sustentabilidad, mientras que Alemania continúa produciendo, mayoritariamente, a Carbón.
La empresa australiana pretende instalar la planta productiva en Punta Colorada, Sierra Grande, provincia de Río Negro, cuyo diseño comprende la puesta en marcha de 3 parques eólicos, con una potencia total de 2000 megavatios. Vamos a ponerlo en dimensión: La capacidad máxima de producción de los parques instalados hacia fines de 2020 era de 3170 MW en todo el territorio nacional.
En este sentido, la producción eólica de Fortescue representaría un 63% de la eólica existente. Con respecto a la ocupación territorial, podemos tomar como ejemplo el Parque Eólico de Pomona, que tiene una capacidad instalada de 114 megavatios y con 29 aerogeneradores de 4 MW, y tiene una dimensión de 4500 hectáreas.
En un contexto de descarbonización de las economías y de las producciones, esta tecnología puede ser prometedora ante la avanzada emergencia climática y el agotamiento de otro tipo de combustibles, aunque hay algunas consideraciones ambientales que deben ser revisadas.
La era del Hidrógeno Verde
En los últimos tiempos se ha convertido en una de las fuentes de energía limpia con mayor tasa de crecimiento a nivel global, existiendo en la actualidad 350 proyectos en marcha, de los cuales 121 fueron anunciados este año. Cabe destacar que el hidrógeno es una fuente ilimitada de energía, siendo el gas más abundante en el universo. Este puede ser obtenido de distintas maneras, unas más sustentables que otras. Los métodos a través de los cuales se produce el hidrógeno determinará el grado de limpieza: si se considera “gris, “azul” o “verde”, el más “limpio”.
Una de estas formas de obtener el hidrógeno es a través de la “electrólisis”, proceso mediante el cual se separa el hidrógeno del oxígeno, y que requiere de una gran demanda eléctrica. Cuando esta viene de mecanismos sustentables (por ejemplo eólica o solar), al hidrógeno resultante se lo denomina “hidrógeno verde”. La gran ventaja del Hidrógeno es que su combustión produce agua, es decir que no produce emisiones.
De aquí viene el rol del “Hidrógeno Verde” a nivel global: la reducción en las emisiones de gases de efecto invernadero, uno de los principales focos de discusión de la actual COP 26 y de los objetivos más fundamentales del Acuerdo de París. En este aspecto, los informes realizados por distintas agencias de investigación indican que se espera que la demanda de hidrógeno “se incremente un 7 % anual hasta el año 2050. La producción de ese hidrógeno deberá ser utilizando energías renovables si el mundo pretende alcanzar la meta de “cero emisiones”.
Y Argentina emerge como un gran candidato, en términos de potencialidad productiva. Los países con capacidad de producir Hidrógeno Verde tienen la ventaja de exportarlo a otros que no la tienen. Y allí el país se posiciona como personaje principal en la era de la producción de este material.
La producción de este tipo de energía requiere tres elementos en grandes proporciones: agua (para separar hidrógeno y oxígeno), energía solar o viento (para producir la energía y aplicarla a la electrólisis) y grandes cantidades de territorio (donde colocar los paneles solares o los molinos eólicos). Y aquí comienza el quid de la cuestión.
La crisis hídrica de siempre
En el último tiempo, Argentina sufrió grandes crisis hídricas que azotaron a territorios a nivel federal. Desde la reciente bajante del Río Paraná, pasando por la desertificación de la Pampa producto de la desaparición (y desviación) del Río Atuel, hasta llegar a la contaminación de grandes cuerpos de agua producto de derrames de la megaminería. Son solo algunos de los ejemplos de cómo el agua pasó de ser un bien común para convertirse en un recurso productivo.
Si bien estudios preliminares arrojan la posibilidad de utilizar agua del mar argentino, también resulta importante mencionar que previo a la utilización de dicho bien, el mismo debe pasar por un proceso de purificación y desalinización, que haría incrementar la cantidad de energía a utilizar. El mismo se haría en Sierra Grande, Río Negro, lugar de actividad minera.
En este contexto, sectores ambientalistas detallaron que no hay precisión informativa ni de impacto ambiental del megaproyecto anunciado. “Tiene que haber un amplio debate social por el Hidrógeno Verde”, destacó Leonardo Salgado, paleontólogo y activista ambiental en el portal “Observatorio Petrolero Sur”. Salgado mencionó que “el proyecto fue elaborado a partir de un informe que Río Negro le encargó al Instituto Alemán Fraunhofer, en el que se explicita la orientación del desarrollo del Hidrógeno verde en la provincia hacia la exportación”.
Según el medio especializado Oil Price, se proyectaron algunas estimaciones donde, para producir una tonelada de Hidrógeno Verde, se requieren nueve toneladas de agua. Esto siempre y cuando no fuera necesaria su purificación. Este dato, el cual no está preciso y que tampoco abunda, así como de la capacidad de producción de los electrolizadores, se puede estimar el consumo de agua.
“La merma en los caudales de los ríos del norte de la Patagonia tendría que ser motivo suficiente para pensar la producción de hidrógeno verde despojada de la euforia exportadora, sin embargo el tema no mereció ningún análisis destacado en el informe del Instituto Fraunhofer ni en el Plan Estratégico”, destacó Salgado
El Hidrógeno Verde emerge como una promesa productiva en un contexto de gran crisis climática. Sin embargo, las consideraciones ambientales deben ser revisadas para evitar grandes consecuencias en el territorio. De extractivismo tenemos historia, al igual que de colonialismo. Las consideraciones sobre el debate de la producción de esta energía debe pensarse como un bien común y no como commodities.
(*) Columnista de Ambientalismo en Abramos La Boca (Lunes a Viernes de 16:00 a 18:00) / Radio Gráfica 89.3
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