El abogado especialista en derecho laboral y ex diputado nacional, Héctor Recalde, pasó por “El cafecito” de Desde el Barrio y charló con Lautaro Fernández Elem y Mario Sadras sobre su juventud, militancia, trayectoria y la actualidad política y sindical.
Mario Sadras: Usted es del barrio de Colegiales, ¿qué recuerda del barrio?
Héctor Recalde: La mayor parte de mi juventud fue en Colegiales. Nací en Villa Crespo, pero de los 4 a los 26 años, viví en Colegiales. Tengo todos recuerdos muy gratos. En ese sentido me siento un privilegiado, porque me fue bien con mi familia, mi hermano, mi viejo, que era colectivero. Por la esquina de mi casa pasaba la línea donde él trabajaba y a veces averiguaba el horario y lo acompañaba en el lugar de al lado del conductor y daba una vuelta entera acompañándolo.
MS: Hay una biografía suya que dice que todavía guarda la máquina saca boletos.
HR: Tengo la boletera y el monedero. Una de bronce y otra de metal plateado.
Lautaro Fernández Elem: Además era un laburo…manejar, recibir plata, dar el boleto.
HR: Eso sí era polivalencia funcional. Era todo, cambio, boleto, control.
MS: ¿Era de recorrer bares?
HR: Muy poco. No tenía tiempo porque durante muchos años tuve dos empleos y estudiaba. Era celador suplente a la mañana, a la tarde trabajaba en la Caja Rural y a la noche iba a estudiar. El día libre para mí era el sábado a la noche o el domingo después de las 19.30 tenía poco tiempo libre, y me acostaba muy tarde todos los días porque era un ser humano joven. Y la vida no solo era trabajar y estudiar.
LFE: ¿Cómo era la relación con la política en esa familia?
HR: Mis viejos eran socialistas. Empecé en socialismo por influencia de mi viejo pero inmediatamente pasé al peronismo.
LFE: Perón siempre decía que al 17 de octubre llegaron socialistas, comunistas, anarquistas y se fueron todos peronistas. ¿Cómo llego al peronismo?
HR: Para mí fue una cuestión racional, de advertir que realmente la fuerza trasformadora de la realidad en nuestro país era el peronismo, no el socialismo. Con todo respeto a los socialistas. Fue racional al principio, porque después se transformó en emocional. En noviembre de 1965 cuando tuve cuatro reuniones con el General, porque había una interna del peronismo, y ese contacto personal con Perón hizo que yo me convirtiera además en un peronista emocional, por el carisma que tenía el viejo.
MS: Quizás, al revés de muchos otros que arrancaron por lo emocional.
HR: Es cierto, es lo más lógico ir de lo emocional a lo racional. Pero acá estuvo Perón en el medio, muchachos.
MS: Y esa especialización que tomó usted como abogado para el mundo de trabajo, ¿proviene de esta adhesión al peronismo?
HR: Nunca pensé en ninguna otra cosa, desde la primaria, que en ser abogado. Porque a mí siempre me rebeló la injusticia, y en ese tiempo pensaba que la mejor manera de combatirla era estudiando abogacía.
MS: ¿Y cómo ve el papel judicial en los tiempos que corren?
HR: Yo distingo siempre la Justicia, que es un valor, del Poder Judicial, que está integrado en su gran mayoría por hombres y mujeres probos, honestos, laburantes y alguna mosquita negra por ahí, más cerca de Comodoro Py.
MS: ¿Por dónde encararía un proceso para cambiar las estructuras que, a su vez, modifiquen esas conductas?
HR: Son pautas culturales que llevan mucho tiempo cambiarlas. Pero soy un convencido de que la sociedad argentina, mas allá de los golpes que nos está dando la realidad, con la pandemia del macrismo y coronavirus, está haciendo lo que tiene que hacer. No hay resistencia a la vacunación. Ahora se está instalando un debate que no responde a la realidad. La única modificación que veo yo hoy, después de una larga trayectoria por la vida, es que cuando éramos pibes nos daban la vacuna y nadie nos preguntaba nada. Te vacunabas contra la gripe, la varicela, nadie preguntaba los componentes.
LFE: Hubo un tuit del Partido Justicialista con un post de campaña, y una respuesta de La Cámpora porque no está Cristina. ¿Qué piensa de eso?
HR: A Cristina, aunque no esté en la foto, no hay quien le pueda dar. Vamos a ser abogados: la presunción es de inocencia. Se les escapó la tortuga, pero bueno. ¿Quién va a tapar a Cristina? Es misión imposible, hasta se destaca su presencia por la ausencia. ¿Si Cristina hubiera estado, quien hablaba de Cristina?
LFE: Hay una iniciativa que planteó Cristina que tiene que ver con la salud: el sistema integrado de salud.
HR: Me parece perfecto. Perón decía “si tengo dos brazos, porque voy a trabajar con uno solo”. Tengo tres posibilidades de prestación, bueno, veamos cómo racionalizamos las prestaciones para que nadie se quede sin atención.
LFE: ¿Cómo fue el camino de las obras sociales, sobre todo en los años 90, que terminó de configurar lo que es hoy?
HR: En 1970 (Francisco) Manrique fue el que articuló las obras sociales. Yo nunca fui abogado de una obra social, sí de los sindicatos. Porque no era lo mío.
LFE: ¿Y cómo fue la relación del sindicato con la obra social? Porque con los años fueron tomando fuerza las obras sociales con estructuras de salud en alianza con las privadas.
HR: Las obras sociales llegaron a manejar recursos muchas veces muy superiores a los sindicatos.
LFE: ¿Cómo ve al movimiento obrero hoy? Se está discutiendo si la CGT tiene sus elecciones.
HR: Si uno analiza los rótulos, yo lo hice hace uno o dos años, hay como 15 o 20 grupos. Lo ideal sería la unidad de todo el movimiento más allá de los matices. Incluso hasta había pensado en un nombre, como existe la Confederación General del Trabajo, o la de los compañeros de (Hugo) Yasky o Cachorro Godoy, unificar todos esos grupos, es muy difícil encontrar un nombre que pueda caracterizar al colectivo. Imaginé que se puede llamar “Confluencia Sindical”. Sin partidizar, manteniendo la autonomía sindical. Después el sindicalismo dirá a què dirigente o dirigenta acompaña. Hay algo que no se discute más, que el sindicalismo pueda tener participación partidaria.
LFE: Me permito disentir. Me parece que no está tan saldado, hay muchos compañeros que todavía desconocen lo que representa el sindicalismo para la Argentina.
HR: No hablo de la base, que a veces es indiferente a la organización sindical. Hablo de los dirigentes. Porque las bases no se dividen, se dividen los dirigentes.
LFE: Lo que veo es que a la dirigencia política le cuesta encontrar el valor histórico del sindicalismo.
HR: No, yo tengo otra interpretación. Es una puja por el poder. No es que desconocen la fortaleza del sindicalismo y la capacidad de conducción de los frentes sindicales. Están disputando espacios políticos.
LFE: Eso es una desviación liberal en el peronismo, Héctor.
HR: El que tenga esa actitud, recordáselo. No es la mía.
MS: ¿Cuáles serían los puntos principales de esa propuesta de convergencia?
HR: Tiene que haber un programa de acción. Donde puede haber quilombo es en el sindicato de empresa. Donde hay acuerdo es en la unidad. Hay miradas distintas con el sindicato de empresa, algunos piensan fortalecerlo, otros no, es una vieja discusión. Ahí puede haber diferencias y otras ideológicas. Pero es un desafío muy grande.
LFE: La UIA se manifestó en contra de la reducción de la jornada laboral y quiere reducir salarios para los no vacunados.
HR: Son posiciones erróneas. A veces por mucha ideologización, otras veces por angurria. Yo tendría un debate serio y sobrio con (Tomás) Karagozian. En ningún debate agredí a nadie. Hubo un diputado que me agredió tangencialmente, y le contesté amablemente, no amablemente como la milonga de Edmundo Rivera que amablemente le encajó 38 puñaladas. No hace falta enojarse, a veces me caliento, pero el que se calienta pierde.
MS: Usted hizo mención recién a que le gusta el tango. Laburó de extra en una película de Jorge Coscia, ¿haciendo qué?
HR: Bailando el tango. Por modestia, no voy a decir cómo bailaba. Un hermano de mi viejo daba exhibiciones de tango y fue el que me enseñó a bailar. Y puedo contar que yo patinaba con patines de rueda y teníamos un conjunto de baile con patines. Tengo una foto donde estoy dando una exhibición, está de fondo de pantalla de mi celular. Es una figura en la que se patina agachado apoyado en una sola pierna, cruzando por debajo la otra, y aguantando a la compañera, al ras del suelo. Es una foto de una exhibición que hicimos en el Club Oeste. Patiné en Chacarita, Atlanta y River. Tengo los patines. Pero nunca patiné en hielo, una vez en Ginebra fui a ver una conferencia de la OIT, vi que había un patinaje sobre hielo, alquilaban patines y me caí.
MS: ¿Con qué tema le gustaría despedirse?
HR: Sueño de juventud. Porque el tango Discépolo decía que era una milonga triste que se baila. El tango es melancólico. Y Sueño de juventud es un poema romántico. Ese sería un tango que se liberaría del estigma.
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