Por Valeria Rodríguez*
Si bien hay posiciones encontradas entre Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Irán y Qatar, es probable que haya algunos cambios, pero no de fondo, en la relación de Estados Unidos con Asia Occidental.
La relación con Israel es histórica ya que se lo considera un estado satélite de Estados Unidos. Con la administración Trump la relación fue prácticamente carnal, Estados Unidos apoyó cada una de las violaciones al derecho internacional por parte de Israel.
Algunos ejemplos de ello fue el traspaso de la embajada norteamericana de Tel Aviv a Jerusalén, el Acuerdo del Siglo y la construcción de colonias ilegales en Cisjordania, incluso una de estas colonias lleva el nombre del actual presidente norteamericano.
Por otro lado, Trump tuvo una posición provocadora en torno a Palestina que, además de todos los atropellos antes nombrados, también quitó los recursos económicos del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, bajo el justificativo de la imparcialidad del organismo.
Con la victoria de Biden, la relación en torno a Palestina será un tanto diferente, ya que sostuvo que no está de acuerdo con la anexión de Cisjordania y también dijo que restablecerá los recursos económicos que Trump retiró. Hay que recordar que los gobiernos demócratas tienen una historia vasta en lo que respecta al guerrerismo escondido en la “diplomacia”.
Es posible que reaparezcan los movimientos terroristas, teniendo en cuenta que en la frontera entre Irak, Jordania y Siria hay una incipiente aparición de ellos. Pero también se reanudarán las relaciones diplomáticas con los organismos de los cuales Trump se retiró.
Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos
Hace cuatro años, Bahrein y Arabia Saudita ofrecieron un apoyo especial a la candidata demócrata Hillary Clinton y, como contrapartida, Trump los apercibió severamente después de ganar las elecciones. Los funcionarios saudíes y bahreiníes entregaron enormes concesiones financieras a la nueva administración para asegurarse su apoyo, por supuesto arrodillandose ante Trump.
Durante los cuatro años de gobierno su relación con los gobernantes árabes en el Golfo Pérsico fue de abuso. Por supuesto, legitimado por los líderes árabes que se beneficiaron económicamente de ellos.
Arabia Saudita, Trump y Biden
Despues de los acuerdos armamentísticos y de cooperación, Arabia Saudita consiguió un fuerte apoyo por parte de Trump en lo referente a los bombardeos a Yemen, además del encubrimiento de las violaciones a los derechos humanos como es el caso de los arrestos de las mujeres activistas contra la monarquía saudí.
No podemos olvidar el caso Kashoggi, que fue silenciado por parte de Trump a pesar de que las investigaciones demostraron la complicidad del príncipe Mohammad Bin Salman.
Por su parte Emiratos Arabes Unidos, funcional a Trump, negoció la normalización de sus relaciones con Israel y quedar como un traicionero ante la causa palestina a cambio de la adquisición del F35. Esto provocó un enorme descontento al interior del gobierno israelí, ya que Benny Grantz no está de acuerdo con la venta del avión ya que sostiene que se viola el acuerdo entre Estados Unidos e Israel que prohíbe la venta de armas a los enemigos.
Con Biden en el poder, es probable que presione a Arabia Saudita a terminar con los bombardeos a Yemen, algo que incluso dividió el Congreso norteamericano. Por otro lado, Joe puede poner fin al bloqueo a Qatar, al menos eso fue lo que propuso en su campaña.
Con respecto al asesinato de Khashoggi, lo más probable es que Biden cumpla con la legislación del Congreso que requiere la desclasificación del informe de inteligencia que revela el papel principal del Príncipe Heredero en el asesinato. Al respecto, Biden declaró que cree que Mohammad Bin Salman ordenó el asesinato de Khashoggi.
Sin embargo, revelar la verdad de su papel creará un desafío para la Administración Biden, que tendrá que encontrar una solución para continuar vendiendo armas a Arabia Saudita y preservar la alianza estratégica de Estados Unidos con un país liderado por un asesino documentado, lo cual no será la primera vez para Estados Unidos.
Respecto a Irán, el líder de la revolución Ali Jamenei brindó un discurso en vivo en el Marco del natalicio del profeta Mohammad y sostuvo que el hecho de que cambie o no el gobierno de Estados Unidos, la política hacia el país persa seguirá siendo la misma.
Biden probablemente termine con la política de máxima presión a Irán, lo cual podría darle cierto aire a la economía persa y, si bien buscará volver a la política de Obama, difícilmente pueda reescribir algo similar al acuerdo de acción conjunta (acuerdo nuclear) de 2015 del cual se salió Trump.
(*) Política internacional en Feas, Sucias y Malas (sábados de 9 a 12 horas)
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