Con muy poco, se hizo mucho. La realidad es que el movimiento nacional hizo un esfuerzo magro, liviano, poniendo apenas segunda o tercera como quien va paseando por las calles comerciales justamente un sábado a la tarde. Fue un día necesario, descontracturante y muy esperanzador.
Por Lautaro Fernández Elem*
A diferencia de caracterizaciones difundidas ampliamente, pensamos que no se movieron “las bases”. Vimos en las calles una recorrida militantes sindicales, de compañeros y compañeras de la clase media peronista porteña, que con tiempo y con auto decidieron sacarse las ganas y brindar entre varios, más no sea dentro desde el interior de su vehículo o con alguna V a la distancia.
En el conurbano bonaerense y en algunas ciudades del interior pudimos ver algo similar, no menos importante pero sí ostensiblemente menos cuantioso de lo que –todos sabemos– podría ser en una situación sanitaria normal.
En los barrios sonó la marcha peronista desde ventanas y balcones, y se inundaron las redes sociales en su mayoría respaldando la gestión gubernamental del Frente de Todos y, quienes más reticentes, recordando la gesta histórica de 1945.
Azopardo 802. Un dato tan elocuente como desatendido fue el acto en sí. No hay registro cercano de un acto donde el jefe máximo de la política nacional celebre el 17 de octubre desde la Confederación General del Trabajo, con los referentes del Movimiento Obrero acompañándolo. Excepto por Cristina Fernández de Kirchner, estaban todos los que tenían que estar. Hay quienes arguyen que –a diferencia de la lógica en cualquier otro dirigente político– su ausencia representa el respaldo y no el desaire hacia su compañero de fórmula. El presidente brindó un buen discurso, calmo como acostumbra y con solidez en cuanto al direccionamiento.
Provincia Juan Perón. Aunque distinto, es un buen antecedente la convocatoria a La Pampa al gran acto de campaña que fue en último 17-10 del año 2019. El hábil y reconocido Sergio Ziliotto hizo una amplísima y productiva reunión a pocas semanas de la gran elección y generó felicitaciones tanto estéticas como políticas por la fortaleza identitaria y el contundente abanico partidario.
CGT. Fue central el trabajo de las organizaciones sindicales. Tanto de la cúpula como de los 21F. Una vez más y, como hemos dicho tantas veces ante los aciertos, la iniciativa conduce. A pesar de las recomendaciones de evitar la caravana, Hugo y Pablo Moyano decidieron apurar los tantos contar con la propia fuerza que tampoco hizo un esfuerzo superlativo. Unos cuantos (muchos) camiones, siguen siendo menos que la real capacidad movilizadora del sindicato verde y blanco. Quizás sin la intransigencia moyanista para convocar, la jornada hubiese sido poco más que un apático acto de homenaje.
La cúpula. Interesante tarea la de la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN) aportando gente, sonido, autos y muchas banderas a la recorrida por el centro porteño. Sería injusto soslayar la nunca desapercibida visibilidad del gremio de Rodríguez, simplemente por eso, porque en una convocatoria “chica” lo que sí se ve, es importante. Por otro lado, sólo el hecho de ser el anfitrión, es un buen gesto hacia un Héctor Daer sabe que deberá reinventarse para sostener algún lugar fuerte en la próxima reestructuración cegetista. Su buena relación con el presidente es una herramienta interesante pero no suficiente para ganarse el no-rechazo de los que debieran ser sus conducidos.
Muy bien el peronismo. El movimiento más grande de occidente lo sigue siendo. No sólo en su porte sino también en su agilidad e inteligencia. Ante las especulaciones varias de la reducción del espectro de apoyo al gobierno de Alberto Fernández, con realmente poco, generó un hecho político potente hacia adentro y hacia afuera.
Un problema sanitario. El presidente pidió no salir a la calle pero igualmente sucedió, y pasó algo peor: salió bien. Ya que la jornada fue de un balance claramente positivo, será difícil convencer a los organizadores y los presentes que fue “solo por esta vez”…
Su hubieran estado todos… No salieron las grandes columnas de los movimientos populares ni de los trabajadores sindicalizados, no salieron las juventudes y organizaciones políticas, no salieron los que siempre llegan a la Plaza de Mayo en tren y colectivo, es decir: cientos de miles de personas. Con sólo algunos cuantos autos y camiones, ingenio y una cuota de espontaneidad, el peronismo demostró que puede imponerse rápidamente en la verdadera agenda pública.
Reacción. Resta ahora esperar cuál será la interpretación del gobierno, que la conoceremos por sus hechos y medidas y no sólo por el regocijo mediático en distintas entrevistas.
(*) Periodista de Radio Gráfica
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