En días de crisis para el rock, Revancha pisa fuerte. La banda de Mataderos, formada allá por el año 2007, atraviesa un gran momento. El 2019 los vio agotar entradas en Uniclub y realizar más de una incursión fuera de las tierras porteñas. Hoy, limitados al laburo fuera del escenario por la pandemia, el grupo no se detiene. “En las sombras seguimos trabajando”, expresó en una entrevista con Radio Gráfica Lalo Meregone, cantante y miembro fundador del cuarteto.
Por Nehuén Gusmerotti*
Para contextualizar como encararon este peculiar 2020, Lalo explicó que la banda tenía programado abrir el año en mayo, nuevamente en Uniclub. Revancha tenía planeado realizar algunos recitales en Córdoba o Mar del Plata, entre otros lugares. Aun así, el parate sirvió para retomar trabajos pendientes del 2019. El cantante agregó que este año también había planes para grabar el cuarto disco del grupo. “Hubo que barajar y dar de nuevo. Me agarró en etapa de composición”.
A pesar de los planes que apuntan al cuarto disco, Revancha está en la antesala de la salida de su primer LP en vivo, Vivo Siendo lo que Soy. Se trata del último recital de los de Mataderos, realizado el pasado 22 de octubre. “Festejábamos doce años ese día. Era el momento para plasmar dónde a mí más me gusta Revancha. En los shows, los ensayos. A mí me gusta el vivo, no me gusta tanto grabar”, se sinceró Meregone, que destacó que prioriza los momentos de feedback con la gente. “Son esos momentos que no quedan plasmados en discos, pero si te quedan en el corazón. Acá quisimos hacer ambas”.
Lalo se deshizo en palabras de gratitud para con el público “revanchero” y su aguante. “Cada cosa que hacemos nuestra gente lo toma como bandera y se lo carga al hombro. Es imposible separar la banda de su público”. Agregó que están más que satisfechos con el resultado de mezclas y sonido, el desafío ahora es, ¿cómo hacer para no quedarse parados?
Como aclaró el músico, Revancha forjó un vínculo único con su público. “Somos como una gran familia nosotros. No somos una banda de camarines, siempre nos vas a ver dando vueltas”. Lalo expresó lo mucho que extraña ese contacto de noches en recitales y los nervios previos a subirse a tocar frente a la gente: “Ese cosquilleo en la panza que cuando no lo tenés, quiere decir que no lo tenés que hacer más”.
Además, habló sobre el rol que tiene hoy una banda para quien está encerrado o aislado por la pandemia. “Somos necesarios. Tratamos de no desaparecer. Dentro de lo que podemos, de nuestras posibilidades, estar”. Y sumó cómo se siente cada vez que ven que hay personas que hacen miles de kilómetros para ver un recital de Revancha, o se tatúan el nombre del grupo en la piel. “Es muy difícil no contagiarse de eso. Yo soy público también. Está re bueno, quiere decir que es de verdad. Que es real lo que está pasando”.
Emocionado, Meregone explicó lo que generan esas demostraciones de afecto que reciben constantemente. “Un muchacho me dijo ‘hoy cambiaron mi día’. El tipo labura en salud y la está pasando como el orto. Saber que le pudiste cambiar el día a alguien, con una canción, una frase, es fuerte. Es muy fuerte que te lleven grabado en la piel”. Revancha busca subir la apuesta, apuntar a desafíos nuevos. En ese contexto, las banderas, los viajes, los tatuajes, son una inyección anímica poderosa. “Es un premio al esfuerzo y dedicación que ponemos. Siempre dimos todo, nunca guardamos nada. Eso hace que la gente se identifique con la banda. Somos tipos comunes, que amamos lo que hacemos y dejamos todo. A corazón abierto”.
“Es imposible separar la banda de su público”
Revancha es un grupo combativo, por si el nombre no había dejado las cosas claras. Tanto en sus letras, como desde arriba del escenario, la banda deja clara su posición en el mapa. “Yo políticamente estoy parado en una vereda. Tener un micrófono te da una responsabilidad. Yo cuando algo me conmueve, o me enoja, no puedo hacerme el boludo. No puedo tirar globos y papelitos si Macri está matando al pueblo”. La sinceridad de Lalo es lo que vuelve creíble el discurso de Revancha.
El músico fue claro con respecto a la responsabilidad que asumen cuando plantan su discurso. “El ‘no te metas’ viene arraigado de la dictadura. Esas frases de mierda me revuelven las tripas. No podés caerles bien a todos”, reflexionó. Toma la responsabilidad de expresar lo que sienten y reflejar lo que pasa en la calle. Las letras de Revancha son letras que vienen de laburantes y a laburantes hablan. Esquivó la tranquilidad de la tibieza discursiva y revalidó la actitud tomada durante la gestión de Mauricio Macri en el gobierno nacional. “Todos los que padecimos los cuatro años de macrismo sabíamos que no era momento para hacerse el boludo. Algunos sabíamos desde el día uno que ese sorete nos iba a dejar como nos dejó. Como todo político neoliberal que ha pasado por nuestro país”.
Al momento de analizar el vínculo de las bandas con el discurso político, hoy distante, Lalo fue lapidante. “Yo me acuerdo de la hiperinflación. Me fumé todo el menemismo, tengo memoria. Eso es algo de lo que a veces la gente carece”. Asumió que hay bandas que elijan correrse de la política, pero también dejó claro que Revancha está para decir, no para callarse.
“El ‘no te metas’ viene arraigado de la dictadura. Esas frases de mierda me revuelven las tripas”
Lalo tampoco esquivó el debate que puso sobre la mesa Trueno hace algunas semanas. “Es muy fácil caerle al trapero, bardear al pendejo es el camino fácil”. Como seguidor de toda la vida, expresó que “el rock se hace mal a él mismo en muchísimos casos. Tiene que ser incomodo, cuándo era pibe el rock tenía que ser el grito de batalla que teníamos los jóvenes. Creo que hubo un ablande, el rock entró en un lugar cómodo que a mí no me va. El que se dice apolítico me revuelve las tripas”.
Si bien planteó que es un error plantear que el trap es el nuevo rock, también fue crítico con el propio género. “Es como que quedó viejo. Pero eso es culpa del propio rock, de las bandas. Por ahí esos pibes dicen más cosas que las que decimos nosotros, que siempre fuimos el grito de guerra. Cuando eras pibe, si querías cambiar el mundo, era a través del rock”. Opinó que la autocrítica tiene que ser hacia adentro, recordar los tiempos en eran disparador y vía de revolución, dejar de lado la absoluta prolijidad mediática.
“El trap existe, el reggaetón existe, ponerse a pelear contra eso sería una boludez tremenda. Lo que tenemos que hacer es mejorar nosotros para que la gente vuelva a consumir lo que hacemos. Decir las cosas que tenemos que decir, porque lo estamos dejando en manos de los pibes, y los pibes son el mundo”, remarcó.
“Creo que hubo un ablande, el rock entró en un lugar cómodo que a mí no me va”
Revancha gozó de la atípica realidad de sostener su formación inicial durante diez años. El vínculo entre ellos y con la gente tiene un aroma familiar particular. Para Lalo, la banda es su vida. Afirmó que el ritmo que llevan no es para cualquiera, sobre todo cuando los años pasan y se empiezan a peinar las primeras canas. Hace dos años sufrieron la primera baja: Alejandro Umi, bajista, se alejó del grupo. “A mí lo que me molestaba, es que esas idas a mí me paraban”, aclaró el cantante. Por si fuera poco, cuando ingresa Pablo Lezcano a hacerse cargo de las cuatro cuerdas, Renzo Cejas, batero fundador, también decide dejar de tocar. “Le estábamos haciendo el asado de bienvenida a Pablo, Renzo viene y nos dice que tiene que hablar con nosotros, y que no va a tocar más”. Tras la partida de Renzo, Lucas Spera ingresó como baterista, completando la formación actual junto a Damián Cammarano en la guitarra.
Finalmente Meregone habló sobre la autogestión y la idiosincrasia del grupo. “Es un proceso doloroso pero honesto, ja. Para la economía familiar no ayuda demasiado pero craneamos las cosas para que sea lo más viable posible”. A pesar de esto aclaró que no ve ningún problema en un sello que pague a un músico por su trabajo. “Mientras a mí no me digan que tocar, cantar o decir, no veo ningún problema a que un músico gane dinero de hacer música. Es un oficio válido como cualquiera”.
Revancha avanza a paso firme en medio de la pandemia. Con la plena consciencia de la responsabilidad que tienen sobre un escenario, y la determinación de dejarlo todo, a corazón abierto. Esto demuestra, una vez más, que cuando el arte es sincero y creíble, la gente acompaña y banca. Algo que el rock parece haber olvidado.
- Entrevista realizada en Resistiendo Con Ideas (sábados de 18 a 20, domingos de 16 a 18hs)
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