Juana Azurduy nació un 12 de julio pero de 1780. Una niña que luego se convirtió en la mujer que marcó la historia de la liberación argentina. La flor del Alto Perú, como la recuerda la bella canción en su honor.
Por Juliana Milanesio*
Juana es famosa por su papel como soldada en las guerras de 1810 en adelante. Fue una estrecha colaboradora de Güemes y por su coraje fue investida con el grado de Teniente Coronel. Era la primera vez que una mujer tenía ese rango en el mundo.
El 13 de agosto de 1816, el general Belgrano hizo efectivo su grado. Era él quien debía entregarle el sable correspondiente, pero prefirió brindarle el suyo. Es decir, el sable que lo había acompañado en Salta, Tucumán y durante el heroico éxodo jujeño.
Pero les quiero contar la historia de rebeldía y agudeza de Juana, que empezó mucho antes de ser la estratega y militar que conocemos. Nació en Chuquisaca y fue hija de Eulalia Bermúdez una chola -mestiza de papá español y madre aborigen- y Matías Azurduy, un hombre blanco bien posicionado, dueño de muchas propiedades.
Creció en su ciudad natal, viviendo en el campo. Tuvo libertades que a otros niños no le daban sus padres en esa época. Compartió las tareas con los pobladores originarios de la zona a quienes observaba trabajar y dialogaba con ellos utilizando el lenguaje quechua y aymara, que le serviría en el futuro cuando tuviera que dirigir el ejército revolucionario.
Además compartía con ellos las ceremonias religiosas. Ella contaba que su padre le había enseñado a andar a caballo y lo hacía a galope sin sentir miedo. Además realizaron juntos muchos viajes, por eso era tan buena jinete.
Sus padres fallecieron ambos en forma imprevista, cuando ella tenía siete años de edad. Al quedar huérfanas, ella y su hermana menor Rosalía, quedaron a cargo de sus tíos. Pero la formación libre que Juana había recibido de parte de sus padres no era compatible con sus tíos. Por ello, decidieron que fuera a un convento de monjas de Santa Teresa. Ella accedió ya que sabía que las monjas tenían cierto poder y alcance de conocimientos.
Pasado el tiempo la joven Azurduy se dio cuenta que el convento también tenía demasiadas reglas. Su rebeldía siempre la caracterizó y nunca doblegó, ello trajo que fuera expulsada del convento. Según el parte de la Madre Superiora, por su irreductible conducta altiva. Así fue que con diecisiete años volvía a su hogar.
Se asentó en la casa que había sido de su padre. Los Azurduy eran vecinos con los Padilla, una familia de hacendados cuyo padre Melchor era amigo del padre de Azurduy. Los Padilla tenían dos hijos, Pedro y Manuel Ascencio. Este último fue quien se convirtió en su esposo.
Manuel y Juana fueron revolucionarios desde la primera hora participando de los círculos intelectuales, en las tertulias dónde se discutía política. Juntos participaron en la revoluciones de Chuquisaca y La Paz en 1809. Juana ayudó a crear una milicia de más de 10.000 aborígenes y comandó varios de sus escuadrones. Libró más de treinta combates, siempre a la vanguardia, haciendo uso de un coraje que se fue haciendo famoso entre las filas enemigas a las que les había arrebatado personalmente más de una bandera y cientos de armas.
Además lideraba un batallón integrado exclusivamente por mujeres. Azurduy no era una excepción sino que había muchas mujeres que combatieron por la liberación de nuestra patria. Y ella tenía el honor y valentía de guiarlas.
Era el 14 de septiembre de 1816, en el combate de Villar fue herida por los realistas. Su marido acudió en su rescate y logró liberarla, pero a costa de ser herido de muerte. Finalmente en 1821 Juana se aleja del escenario militar. Años después, tras caer el último reducto realista del exvirreinato del Río de la Plata en el Alto Perú, el 1 de abril de 1825, Simón Bolívar la ascendió a coronel.
Murió a los 82 años en Chuquisaca sin nada de la gloria que había conseguido para nuestro continente. En julio de 2009 fue ascendida post mortem del grado de Teniente Coronel al de Generala del Ejército Argentino. Por eso la recordamos y remarcamos que las mujeres fuimos y somos parte de la construcción de nuestra patria grande.
(*) Columna “la fea, sucia y mala de la semana” en Feas Sucias y Malas (sábados de 9 a 12hs)
Discusión acerca de esta noticia