Por Victoria Lencina*
El pasado jueves 25 de junio se conmemoró un año del fallecimiento de la maravillosa actriz, Isabel Sarli. Su legado invaluable abarca un espectro mucho más amplio que el de ser simplemente una sex-symbol. El recuerdo del cuerpo voluptuoso, el escote pronunciado y las caderas anchas forma parte de un imaginario ligado a la porno-ilusión. Las películas de la dupla Isabel Sarli y Armando Bó fueron analizadas desde una perspectiva patriarcal, dejando a un lado un aspecto fundamental: el placer femenino. Si se aplica un método de análisis y un juicio valorativo contemplando a la figura estelar de la Coca, desde un punto de vista masculino, la misma deviene espectacular y mero fetiche, siendo objeto inmaculado para la satisfacción del deseo del hombre. Sin embargo, la flamante Sarli interpretó, en su gran mayoría, a mujeres acosadas y abusadas sexualmente, y a otras que gozan libremente de su sexualidad. Sería un error fatal considerar que sus películas se dirigen únicamente al público masculino. Lo cierto es que tematizan en primera línea el goce del placer femenino. Dicha libertad no recibe un castigo moralizante, ya que se pone en evidencia que la mujer que goza no está desviada ni enferma, sino que simplemente es dueña de su cuerpo, sus impulsos y sus anhelos.
Conmemorando la trayectoria cinematográfica de la grandiosa Coca Sarli, indagué sobre tres películas que representan el placer femenino, y que pueden visualizarse en las plataformas audiovisuales de Netflix y Cine.ar. ¿Cómo se trabajó estética y narrativamente el placer femenino? ¿Recibe un castigo moral la mujer que experimenta libremente su sexualidad? ¿Se tocan temas tabú para la vulnerabilidad social? ¿En qué lugar se ubica la mujer en torno a lo sexual: víctima o victimaria?
Dry Martina (2018) del director chileno Che Sandoval, pone el énfasis en la figura de Martina Andrade (Antonella Costa), una diva pop de 40 años, cuya carrera está estancada, su vida afectiva está marchita, tiene a su padre internado en coma y padece de sequedad vaginal. “Padece”, casi como si se tratase de un estigma, sin embargo, la película narrada desde el humor, parodiando la situación con la figura de una gata permanentemente en celo, que se frota contra todos los muebles de la casa, posibilita hablar de un tema que a las mujeres nos incomoda: la sequedad vaginal. La película deja en claro que no se trata de una enfermedad ni pérdida de deseo, sino que a veces falta un condimento extra para la “lubricación”. El juego de palabras, que alude a la famosa bebida alcohólica y a la banda musical “Dry Martini”, permite advertir un clima desértico que alcanza distintos surcos de la vida: el profesional, el vincular y el sexual. Esta comedia sofisticada, de enredos, se encuentra disponible en Netflix.
Por su parte, Raw (2017) de Julia Ducournau, se presenta como una auténtica cinta de terror. Una joven, proveniente de una familia progresista y estrictamente vegetariana, ingresa en la facultad de veterinaria. Como toda ingresante deberá pasar un rito iniciático: comer carne cruda. Si no lo hace, será considerada una paria social por el resto de su carrera. Al hacerlo, le aparece una extraña alergia en el cuerpo, experimenta cambios en su comportamiento y siente una pulsión biológica irrefrenable por comer carne… carne humana. Raw tematiza el despertar sexual vinculandolo al acto canibalístico. En el género de terror, las cualidades monstruosas son alegorías de las ansiedades, miedos y angustias sociales que, en este caso, están relacionadas al placer femenino. ¿Una mujer tiene que sentir culpa o temor de experimentar su sexualidad? ¿En qué lugar se ubica la joven: en el de cazador -que sale a conquistar – o en el de la presa -quien es avasallado -? Con una estética fría y opresiva, la ópera prima de Ducournau, narra las peripecias del auto-conocimiento corporal, el despertar sexual, los cambios hormonales y una femineidad en crisis. Disponible en Netflix.
Por último, La fiesta silenciosa (2020) de Diego Fried y Federico Finkielstain, protagonizada por Jazmín Stuart nos contextualiza en los momentos previos a la celebración de un casamiento. La mujer decide ausentarse un momento y termina en una fiesta electrónica donde todos bailan con la música que emiten unos auriculares individuales. La mujer se va con unos hombres, pero no sabemos lo que sucede después, sólo sabemos que experimenta un cambio de comportamiento. ¿Qué pasa cuando una mujer va detrás de su deseo? ¿Cómo reaccionan los otros? ¿Si una mujer quiere saber los límites y los alcances de su placer deviene “rápida”? ¿Qué pasa con la dicotomía estereotipada de la santa y la puta? Esta cinta es un gran homenaje al sub-género ‘rape & revenge’ (“violación y venganza”). La violencia, la crueldad sistemática, la justicia por mano propia, y un cálido homenaje a películas de los ‘70 como MS.45 del maestro Abel Ferrara se apropian de la pantalla. Disponible como estreno en Cine.ar
(*) Columnista de Cine y Series en Desde el Barrio (lunes a viernes de 10 a 13hs)
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