Las escuchas fueron un elemento de dominación y de intervención a la ciudadanía sistemático durante el macrismo. Pero no solo alcanzó a sectores opositores: en reiteradas oportunidades, miembros de Cambiemos, que se alejaban luego de una eventual derrota en las elecciones 2019, también fueron extorsionados por esta metodología. En el marco de la causa judicial por espionaje y seguimiento ilegal de la Agencia Federal de Investigación (AFI), los periodistas Juan Salinas y Ricardo Ragendorfer, y el licenciado José María Damsky, expusieron sus puntos de vista en Radio Gráfica.
Las escuchas ilegales traspasaron los límites de la institucionalidad legítima. El ex presidente Mauricio Macri está siendo investigado por aquellas, siendo que funcionaban como herramienta de coerción, no sólo para funcionarios opositores o determinados sujetos de la política, sino que también para persuadir a miembros de su propio partido político. “En principio, no hay nada que me pueda sorprender. Que Macri escuchaba a todo el mundo, no es novedad. Franco Macri grababa todas las conversaciones de todas las personas que entraban y salían de su casa”, señaló Salinas. “Lo más asombroso no es solamente la cantidad de personas espiadas, sino también el hecho de que muchos de ellos fueron de máxima confianza del presidente que los observaba”, añadió Ragendorfer.
Y no solo de miembros de la política. Ambos periodistas resaltaron un dato llamativo: los Macri también espiaban a miembros de su propia familia. “También debemos añadir fisgoneos sobre los propios familiares del presidente, como la hermana menor Florencia Macri. Eso ya es una vieja costumbre de él”, señaló Ragendorfer. Y añadió: “En el 2008, cuando estalló el affaire de las escuchas telefónicas, uno de los espiados era su cuñado, Lorenzo, que estaba casado con su hermana Sandra Macri. Es una cosa que lo supera ese voyeurismo que se conviritió en una política de estado, usada para múltiples fines, como extorsionar jueces”. En este orden de cosas, Salinas indicó que “Macri fue elegido estando procesado por las escuchas ilegales, y siendo clamoroso de que él era responsable de esas escuchas ilegales”.
Salinas: “Franco Macri grababa todas las conversaciones de todas las personas que entraban y salían de su casa”
Los motivos eran varios. Chantaje, extorsión y presiones. Desde los primeros tiempos, Macri ejerció un modelo particular de poder sobre miembros de diversos sectores a través de esta modalidad. “Estamos hablando de una serie de causas que aumentan con el paso del tiempo. Nos dan la pauta de que existió, y tal vez siga existiendo residualmente, una especie de organización criminal enquistada dentro del Estado, en cuya cúspide resalta la figura de Mauricio Macri”, expresó Ragendorfer. Salinas, por su lado, indicó que “una de las observaciones que hacemos, hace un año atrás, es que sabíamos de aprietes a disidentes internos que se estaban despegando del Pro”.
Sin embargo, hay que reflexionar sobre el papel de una Agencia de Inteligencia que sea servil al Estado Nacional. “Hay que partir de la base: para qué sirven los Servicios de Inteligencia. En Argentina se han empleado de forma ilegítima, de diversos sectores”, apuntó Damsky. Añadió, además, que “nacen para proporcionar información analizada a nivel político, para poder planificar. No se puede planificar sin información, y hay información que está más allá de los medios de comunicación. Estas se van archivando y relacionando, y de ahí surgen lo que se llaman los “análisis de inteligencia”. Por su parte, Salinas opinó que “el gran problema de los servicios de inteligencia es que todas las facciones han trabajado, de alguna y de otra manera, para el extranjero”.
Por otro lado, Ragendorfer expresó que “desde el siglo XIX en adelante, los servicios de inteligencia fueron algo así como las cloacas del Estado, aún en países “más serios”. Y en este sentido, destacó que “la potestad de las escuchas telefónicas es un elemento clave, porque estas son un resorte de poder ya que su uso indiscriminado fue la autolegalidad, además de ser una fuente inagotable de espionaje sobre la población y una gran caja. Las escuchas son cosas que se comercializan”.
Ragendorfer: “Las escuchas son cosas que se comercializan”
En relación a la elección de Cristina Camaño al frente de la AFI, Salinas opinó que “la elección al frente de la Agencia Federal de Inteligencia, ha sido un gran hallazgo de Cristina y Alberto. Es una mujer que no hay como acusarla de nada, siempre ha tenido una actuación transparente, y está acabando con este territorio”. Ragendorfer indicó que “el gran desafío de Cristina Camaño es doble: por un lado, debe neutralizar esta escoria que está saliendo en los diarios; y por otro lado, debe convertir ese organismo en un organismo Estatal y que no siga siendo un autogobierno. Una tarea titánica”.
En otro orden de ideas, Damsky describió el proceso por el cual, la información se convierte en una “forma de inteligencia”. “Una noticia que sea individual desconectada de un contexto sería información. Cuando se la vincula a una historia, eso se podría llamar inteligencia“. La clave, según describió el licenciado, es comprender que los sistemas de inteligencia se entraman en la relación de informaciones, el manejo de la misma y la intervención y análisis en conjunto con las instituciones. “Siempre se ha hablado de la manipulación del servicio de inteligencia. Pero fijémonos que las causas siempre se han desarrollado en un eje político: parece ser que hay ciertos sectores que han tenido una costumbre”, añadió.
En relación al entretejido de la Agencia y algunos manejos de la misma, Salinas indicó que “Stiusso, lo primero que hacía cuando un presidente asumía, era llevarle la carpeta de él. Cristina se hartó de estos manejos de Stiusso, fundamentalmente con el tema del Memorándum con Irán, causa que se tiene que caer porque es un absurdo total”. Damsky, por su parte, se enfocó en el modus operandi de las agencias y en el aporte personalista de quien lleva la tarea de obtener la información. “Quien la usa para intereses personales, se beneficia a él mismo y no a la Nación. Los servicios de inteligencia, para ser útiles, tienen que funcionar los organismos de control. Es lo que se llama el control externo de los Servicios de Inteligencia”, agregó.
Damsky: “Los órganos de inteligencia militares solamente pueden hacer inteligencia a elementos militares y fuera del país”
En relación a la eventual reforma judicial, Ragendorfer opinó que “el único vínculo que deben tener los servicios de inteligencia con la justicia, es que todas sus investigaciones, operaciones y acciones deben tener el aval judicial por escrito, cosa que no sucede”. Bajo esta premisa, añadió que “hasta hace unos meses hablábamos del Lawfare: la promiscuidad entre al justicia, los servicios de inteligencia y determinados periodistas para armar causas y hacer operaciones políticas”.
Por otro lado, Damsky resaltó que las Fuerzas Armadas “no tienen, en sí, una injerencia dentro de los servicios de información de esta índole”. “La ley de inteligencia restringe la inteligencia militar al factor militar. Los órganos de inteligencia militares solamente pueden hacer inteligencia a elementos militares y fuera del país”. De todas formas, opinó que las Fuerzas podrían aportarle al Servicio de Inteligencia a un “nivel estratégico ampliando los campos de acción y análisis”. Sin embargo, señaló que existe algo institucionalizado en relación al poder generado por la esfera de la inteligencia. “Para que el país tenga una independencia real, tiene que modificar los sectores de la burocracia estatal que generan poder, y una generación de poder, hoy es el manejo de la información”, concluyó.
- Entrevista realizada por Gabriel Fernández en Especiales Radio Gráfica (viernes 18hs)
- Redacción por Juan Patricio Méndez
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