Bernarda Llorente, presidenta de Agencia de Noticias Télam, explicó en Radio Gráfica cómo funciona “Confiar”, la plataforma para enfrentar la información falsa sobre el Covid-19. “Te da una serie opciones y criterios, sobre cómo chequear la información”, dijo. Además, se refirió al rol del Estado en el mapa de medios. Tras la pandemia, “¿vamos a democratizar más las voces?, ¿va a haber mayor concentración? Esto va a tener mucho que ver con cómo sale el mundo en términos económicos”, definió.
En diálogo con Úrsula Asta, estableció diferencias entre la información falsa y la información inexacta, la relación de la población con las noticias y sostuvo que la avanzada sobre la supuesta liberación masiva de personas privadas de su libertad “fue una utilización mediática” y mostró “el efecto que puede tener”.
¿De qué se trata CONFIAR? ¿Cómo funciona?
-Hace dos o tres años empezó a manejarse el término “postverdad”, que en el campo del periodismo implicaba la pérdida del valor de la verdad, de lo estrictamente cierto en la información. La verdad o el dato más duro iba siendo reemplazado por las sensaciones, opiniones o sentimientos, como más importantes que la verdad en sí misma.
Esto tiene que ver con el proceso de comunicación en general, con la expansión de las redes sociales, con el fenómeno de que todos somos al mismo tiempo comunicadores y receptores o productores de información y con la costumbre que tenemos los ciudadanos de compartir información que nos llega y que nos pareció divertida o relevante, o muchas veces hasta desopilante y alarmante. Hay una tendencia a compartir esta información que obviamente no tiene los criterios básicos del periodismo, carece de cosas elementales como el chequeo de las fuentes, ver de donde proviene, el contexto en el que se da la información, si no es información vieja, si no es información intencionada o parcial, todas esas cosas son causa de desinformación.
Lo que puso el coronavirus de manifiesto, en primera línea, fue esto que estaba más tapado, que es este exceso de información que tenemos los ciudadanos permanentemente. Somos bombardeados por este exceso de información que algunos tratan como una pandemia informativa, una “infodemia”. Intentamos en momentos de crisis como esta, llevarle a la población y también a los propios medios -porque los medios y los periodistas también somos presas de esta situación- información absolutamente chequeada y confiable. En este caso, exclusivamente del coronavirus.
¿Hay una articulación con el Ente Nacional de Comunicaciones?
-Hay una articulación. Nosotros lo que intentamos fue volver a las fuentes en el caso específico del coronavirus. El asunto es que finalmente el virus, que empezó como un problema estrictamente de salud, también se fue expandiendo; porque se tomaron medidas al respecto y muchísimas veces no sabemos de determinadas resoluciones, si circular o no, incluso hasta las ayudas económicas. Hay una serie de fenómenos que sobrepasan lo estrictamente sanitario y que afecta nuestra vida cotidiana. Por lo tanto, lo que intentamos nosotros es chequear todo con las fuentes autorizadas, que van dependiendo de acuerdo al tema.
Pero lo importante del concepto es volver a las fuentes oficiales, las científicas, a la palabra seria y autorizada para después chequear los distintos temas que circulan en la sociedad y que van variando de acuerdo a la temática.
Entonces, esto es una plataforma que lanza la Secretaria de Medios y Comunicación Pública, y que desarrolla la Agencia Nacional de Noticias Télam, ¿y se puede chequear allí directamente la información que nos llega?¿Es así?
Podes chequear, pero tiene varias partes la plataforma. Tiene una parte más amable, de verdadero o falso, que son las dudas que vamos teniendo. Otra parte que son las “fake news”, ósea información falsa que circula y que muchas veces las tenes en las noticias cotidianas y esta es una forma de chequearla.
Sobre esto, hacemos una distinción entre las “fake news” y noticias falsas, porque las “fake” en general tienen una intencionalidad, se lanza una noticia falsa con un propósito, sea económico o político y eso ocurre mucho y lo estamos viendo. Hay otras noticias, que son noticias falsas, que tienen que ver con informaciones inexactas, parciales, no chequeadas y entonces muchas veces la gente se arrebata y comparte esas cosas. O lo comparten los medios, que por llegar primero a dar una primicia, tampoco la chequean.
Esto pasa con un fenómeno como el coronavirus, que va cambiando a medida que se va desarrollando también. Van cambiando las situaciones y algunas cosas que se creían, pasan a ser inválidas o hay cosas nuevas que se descubren. La situación es cambiante.
Y hay una tercera cosa muy importante que son las herramientas: la plataforma te da herramientas sobre cómo chequear si una noticia es verdadera o falsa a partir de una serie de mecanismos, que existen sobretodo a nivel internacional y te da criterios para que puedas deducir si una información es falsa o no. Nosotros creemos que es importante que algunas informaciones no se viralicen desde el principio, pero también que la gente tenga criterios y que pueda pararse frente a una información y pensar si vale la pena viralizarla. Como son situaciones nuevas, nosotros intentamos dar herramientas nuevas, tanto a los ciudadanos como a los profesionales. Reeducarnos todos en este manejo de la información, que es un proceso nuevo y por lo tanto tenemos que tener respuestas nuevas.
La mayoría de los medios nacionales son empresas comerciales y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Para caminar hacia un sistema de medios federal, lo cual se vincula con la agenda mediática, ¿crees que hacen falta otras políticas públicas o, quizás, discutir otra Ley de servicios de comunicación audiovisual?
Creo que faltan muchas cosas y venimos de cuatro años donde hubo un combate planificado acerca de la información pública. Creo que el gobierno de Cambiemos no solo subestimó mucho lo que es la información estatal y para qué sirve, sino que también intentó combatirla, porque pensaba que lo único importante eran algunos medios y que esos medios sean prácticamente sus voceros.
La información estatal entraba dentro de una concepción mucho más global de lo que pensaba el gobierno de Cambiemos acerca del Estado y las funciones del Estado. Me parece que cuando salgamos de la pandemia, se van a discutir muchas cosas y una de ellas es el papel que le corresponde al Estado y un poco de todo eso va a pasar con los medios. Vamos a ver cómo salimos los medios después de esta situación.
En la última semana fue muy claro el ejemplo del debate público alrededor de la liberación de las personas privadas de su libertad, en el que se empezó a habar de una liberación masiva. Esta postura se instaló muy rápidamente a pesar de que es mentira, porque los números muestran otra cosa y las acordadas son específicas. Los medios de comunicación tuvieron un rol muy relevante.
-Muy relevante porque hubo noticias falsas que circularon, incluso invocando a jueces y juezas y se distorsionó el sentido. En la etapa de Cambiemos incrementó muchísimo la población carcelaria y las cárceles no tienen la capacidad para asumir esa cantidad de presos, pero de esto lo importante es quiénes componen esta población carcelaria y hay muchísima gente de muy bajo riesgo y sobretodo que está sin proceso. En todos los países ha pasado esta cuestión de cómo liberar el lugar en las cárceles de una población no peligrosa. Están específicamente excluidos algunos perfiles muy relevantes, que en la Argentina se barajó y se hizo campaña, por ejemplo, aquellos que están por cuestiones criminales serias. Pero esté explícitamente negada la salida a abusadores, a violadores y a femicidas.
El mensaje era que la población está en riesgo, en medio de una situación donde el encierro pone muy susceptible a la gente, que tiene miedo y tenemos que ver sobre qué población operan semejantes miedos. La pandemia es lo desconocido y, en general, frente a lo desconocido se desatan todos los prejuicios y los miedos. Creo que se operó políticamente sobre estos puntos y llegamos a una situación insólita. Porque, en primer lugar, el Ejecutivo no tiene nada que ver con la liberación de presos, eso es la justicia, empezamos a confundir cosas muy elementales que tienen que ver con lo básico de educación cívica que debería saber cualquier ciudadano. Lo segundo fue la utilización política. Lo tercero, fueron algunos jueces que liberaron algunos perfiles específicos que no debían liberar y esto tiene que ver con las presiones mucho mas puntuales sobre esos magistrados.
Pero, volviendo a lo mediático, esta fue una utilización mediática importante y se ve el efecto que puede tener y la profundidad de lo que puede plasmar.
¿Crees que el fin de la pandemia trae un debate en relación al Estado y los medios de comunicación?
Sí, creo que va a ser uno de los debates mas importantes. Hay que ver cuál ha sido la función del periodismo en esta etapa y cómo va a quedar el mapa mediático. ¿Vamos a democratizar más las voces?, ¿va a haber mayor concentración? Esto va a tener que ver mucho con como sale el mundo en términos económicos y es una crisis en la que se va a salir con muchos acuerdos y donde el rol del Estado va a ser fundamental en poder reactivar los procesos económicos.
El mundo está en crisis y lo que está en crisis es un modelo. Un Estado que hoy es protagonista en el mundo porque se ha tenido que hacer cargo de situaciones donde se han visto las limitaciones del “mercado”. Vamos a salir sin duda a un mundo distinto y a una sociedad distinta.
La Agencia Nacional de Noticias Télam fue signo del desguace durante el macrismo y algo que ha vuelto, y de lo cual los medios nos nutrimos, es el informativo y, entre otras cuestiones, está la administración de la pauta pública que vuelve a manos de la Agencia. ¿Debería democratizarse la pauta?, ¿cómo viene hacia delante?
-Télam va a administrar la pauta, no la asigna. Esto siempre fue así, Télam va a cobrar un porcentaje de Agencia por la administración. Sí veo que las campañas que se están anunciando en esta situación de crisis contemplan mucho la situación de los medios pequeños y medianos. Pasa un fenómeno al revés de todo lo que se entiende en una política mediática. Los medios tienen cada vez más rating. Hoy, la televisión abierta a recuperado audiencia, sin embargo, nunca ha tenido menos publicidad que en estos momentos. La pauta se ha caído a pedazos por la situación que atravesamos. Esto es paradójico, cuando tenés más audiencia hay menos pauta.
También hay un problema real de la producción mediática. La pandemia prácticamente te impide grabar ficciones, tenes pocos programas en vivo, hay una serie de limitaciones. Esto cambia un poco también la oferta de los medios. El Estado está poniendo mucho acento en poder ayudar y poder mantener todo este sistema mediático, sobre todo privado, algunos cooperativos para que sigan funcionando, porque en este momento la población los necesita. Los medios hoy cumplen una función esencial.
JC/UA/RG
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