Tras cinco años de bombardeos por parte de Arabia Saudita y la coalición, el pasado 13 de febrero la ONU renovó las sanciones económicas contra Yemen a pesar de la negativa de Rusia, que tiene poder de veto.
Por Valeria Rodríguez*
Además de tales sanciones y como consecuencia de la pandemia se había acordado un alto el fuego por parte de Arabia Saudita pero el mismo fue violado al menos tres veces al día siguiente. Mientras tanto, el país continúa asediado con bombardeos y bloqueos económicos que afectan directamente al pueblo yemení.
Como si esto fuera poco, se dio a conocer el primer caso de Covid19, lo que es considerado como el preludio de una catástrofe humanitaria ya que el sistema de salud está destrozado y los bombardeos saudíes están dirigidos en su mayoría a hospitales y centros de confinamiento.
Las consecuencias económicas
El año pasado, la ONU emitió un informe donde sostenía que el 80 por ciento de la población yemení se encuentra en emergencia humanitaria y no tiene acceso a alimentos, medicamentos, agua, electricidad, salud y educación.
Pero muy a pesar de ello, redujo la ayuda humanitaria en un 75 por ciento durante los últimos dos meses del 2020. Cabe destacar que tales recursos financieros no están dirigidos directamente al pueblo yemení sino a organizaciones no gubernamentales que trabajan en el campo.
La situación económica es deplorable no solo por los bombardeos sino también por los bloqueos y sanciones impuestas. Todo eso impactó en el aumento de la tasa de pobreza, que llegó al 85 por ciento.
A su vez, el desempleo superó el 67 por ciento, después de que millones de yemeníes perdieran sus negocios, lo cual repercutió sobre la economía del país, que se contrajo más del 50 por ciento.
Yemen se convirtió en el país árabe más pobre de la región a pesar de su ubicación estratégica y de contar con uno de los pasos petroleros más importantes, el estrecho de Bab Al Mandab.
Además, cuenta con varios puertos que están bloqueados económicamente y esto pega de lleno en el sector empresarial que durante estos últimos años se deterioró mucho y las inversiones tanto nacionales como extranjeras cayeron a los niveles más bajos.
Por otro lado, las fuentes de ingresos de la moneda extranjera se detuvieron debido a las restricciones financieras impuestas por la coalición de agresión, lo que condujo a una fuerte disminución de las reservas de divisas en el Banco Central y al deterioro del tipo de cambio nacional en un 186 por ciento en los últimos cinco años.
Según un artículo del periódico libanés Al-Akhbar, la tasa de inflación aumentó a más del 45 por ciento, la tasa de ingreso familiar disminuyó en un 55 por ciento y 1.2 millones de empleados, que representan el 22 por ciento de la fuerza laboral, fueron privados de sus salarios.
Un estudio reciente, publicado a principios de este año por el subsecretario del Ministerio de Finanzas para el Sector de Planificación en Saná, Ahmed Hajar, indica que el PIB real disminuyó entre 2015 y 2019 en un 46,2 por ciento; a su vez, el ingreso real per cápita disminuyó en un 52 por ciento.
Hajar señaló que la economía nacional necesita más de diez años para rehabilitar a lo que era antes de 2010, sin tener en cuenta la situación de las finanzas internacionales post Covid19.
El petróleo yemení
Paralelamente a las agresiones sauditas y los bloqueos económicos, el sector petrolero también ha sido afectado. Cabe destacar que sus ingresos representaban el 70 por ciento de los recursos del presupuesto nacional y actualmente representan el 63 por ciento del mismo.
En relación a las exportaciones yemeníes a los mercados internacionales, se redujeron al 30 por ciento, sumado al boicot saudita, como la detención de 13 barcos petroleros que transportaban más de 30 mil productos derivados del oro negro.
Según las últimas estimaciones del Ministerio de Petróleo en Saná, las pérdidas ascendieron a 26 mil millones de dólares y 56 mil millones de riales yemeníes, lo que representa las pérdidas de los sectores petroleros.
Arabia Saudita el pasado miércoles decidió frenar los bombardeos hacia Yemen pero solamente duró unas pocas horas y eso fue decidido por unas serie de cuestiones internas y externas.
Por un lado, la política de Arabia Saudita se encuentra en una crisis y una guerra interna sin precedentes que llevó a que el heredero al trono detuviera a miembros directos de su familia por “corrupción”. Por otro, hay que sumar los acuerdos con la administración Trump, la presencia del Covid19 y las fluctuaciones del precio del petróleo junto a la guerra virtual con Rusia.
El acuerdo de la Opep
Frente a la pandemia el negocio del petróleo está inestable y a la baja lo cual ha llevado a una crisis que debe ser resuelta a través de acuerdos entre los países productores.
A pesar de que Yemen es un productor de petróleo no forma parte de la Organización de Países Productores de Petróleo (Opep), que son quienes deben negociar su precio y desde el mes de febrero no se ponían de acuerdo hasta la semana pasada cuando acordaron junto a la Opep plus, donde participan otros países como Rusia, una reducción de 9,7 millones de barriles diarios.
En el medio de las negociaciones para reducir la producción del petróleo, Arabia Saudita continuó bombardeando a Yemen e incluso antes del alto el fuego, el portavoz del ejército yemení, Yahya Saree, denunció más de 300 bombardeos a hospitales de la provincia de Abyan, al sur del país, los cuales fueron respondidos por los comités populares de la resistencia y el ejército yemení en cumplimiento del Art 51 de la Carta de Naciones Unidas que supone la legítima defensa.
A su vez, Saree sostuvo que en caso de levantar las sanciones y bloqueos económicos ellos dejarían de responder los bombardeos sauditas. Ahora bien, Arabia Saudita ¿dejará de bombardear?
*Analista Internacional / Feas Sucias y Malas / Radio Gráfica
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