En las últimas semanas hemos visto una psicosis colectiva por el coronavirus extremadamente llamativa. Apenas hay algunos casos, se activan los protocolos de emergencia, se cancelan reuniones internacionales, se cancelan vuelos, gobiernos ponen países en cuarentena y ciudadanos salen de manera masiva a comprar suplementos para hacer frente a la crisis.
Por Sofía Scasserra
Frente a esto, surgió la respuesta social a cómo seguir con nuestras vidas encerrados en nuestras casas. Y es que si Mahoma no va a la montaña, la montaña va a Mahoma, dice el famoso dicho. En efecto, la esfera pública se trasladó a la intimidad de los hogares: niños que estudian desde sus casas, trabajadores que realizan sus actividades de manera remotas, y empresas que facilitan que cada uno se quede en su hogar. Lo cierto es que en los últimos días se han desarrollado en tiempo récord sistemas nuevos para lograr que cada uno pueda seguir su vida sin salir de los confines de su hogar y en China, por ejemplo, habiendo desarrollado una App para darle tarea escolar a les niñes, estos le hicieron un complot en el store poniéndole una estrella y el algoritmo la dio de baja automáticamente por mala. Una sociedad infantil movilizada y haciendo protesta a través del mundo virtual. Cosas curiosas que nos deja esta crisis.
Pero siguiendo con nuestras reflexiones, vemos trabajadores y gerentes que si no estaban convencidos de que el empleo remoto era una opción, hoy se ven forzados a tomar ese camino. Y las empresas se ven obligadas a invertir en sistemas para hacer más efectivo el trabajo.
La pregunta es, ¿cuánto de esto quedará como coletazo? En medio de un mundo que está empezando a reclamar el derecho a desconexión de los trabajadores, donde ya varios países buscan leyes o incorporarlo a los convenios colectivos para que la demanda no sea constante por parte de los empleadores, encontramos al coronavirus como la excusa perfecta para instalar un mundo donde no haya límite entre lo privado y lo público, entre lo real y lo virtual.
Esta estudiado que muchas empresas prefieren el trabajo presencial por sobre el remoto por la capacidad de generar equipo y reuniones de trabajo, sinergias necesarias en algunos negocios. ¿La tecnología podrá hacer frente a esta necesidad y generara espacios virtuales de intercambio que demuestren ser tan valiosos que los espacios de intercambio real?
¿Será que la crisis está siendo aprovechada para incorporar reformas y lograr ganancias extra con el tiempo libre de los trabajadores? La idea no es ser conspirativa y pensar que la psicosis fue generada adrede, pero bien podemos concluir que si bien no pudo haber sido la intención, si es posible que sea la consecuencia.
Una vez más, regular, un Estado presente que marque los límites de la cancha es necesario a fin de que esto no se trasforme en un problema más para la salud mental de les trabajadores.
*Economista; investigadora del Instituto Mundo del Trabajo “Julio Godio”, UNTREF; columnista en el programa Feas, Sucias y Malas (sábados de 9 a 12 hs por Radio Gráfica).
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