En enero de 2019 el periodista Fernando Duclós comenzó un viaje como mochilero por la ‘Ruta de la seda’, un trayecto que se extiende desde Europa hasta China. La bitácora de viaje está siendo registrada su cuenta de Twitter @periodistan_. Desde Omán, donde se encuentra actualmente, Duclós relató parte de su experiencia en diálogo con Lautaro Fernández Elem y Leila Bitar en Desde el Barrio, por Radio Gráfica.
–Estuvimos leyendo lo que escribiste sobre Omán, según vos uno de los países más tranquilos de la Península arábiga.
-Estoy en una ciudad en la parte sur del país, donde hay una playa muy linda que se llama Salalah. Hoy me encontré con un yemení, el primero que conozco en mi vida. Hablamos un poco de su país, y dan ganas de ir a Yemen porque también es un país donde nació la civilización en esta parte del mundo. De allí era supuestamente la reina de Saba, mencionada en la Biblia por su relación con el Rey Salomón de Israel. Lamentablemente no puedo ir porque Yemen está en guerra. Dentro de esta parte del mundo Omán solo se mantiene pacífico, de hecho todos los países de la Península Arábiga lo son, sino que además es real. Uno va a Dubai, o a Abu Dabhi, o a Bahrein, y están llenos de rascacielos tremendos, monumentales. Se ven ferraris, se corren carreras de Fórmula 1, etcétera. Omán en cambio es muy tranquilo. Incluso el sultán, que murió hace unos días, prohibió que se construyan edificios de más de cuatro pisos, y pintar las casas de colores chillones, para mantener el país como siempre fue. Incluso la capital es una villa pintoresca más que una súper ciudad. Es muy lindo porque se puede ver la hospitalidad árabe sin ningún tipo de filtros.
–¿Cómo surgió el proyecto de hacer este viaje por Medio Oriente y la Ruta de la seda, y cómo lo estás llevando adelante?
-Todo fue cambiando. Yo hace bastante tiempo venía leyendo y me obsesioné con Asia. En particular con los países del Asia Central, como Kirguistán, Turkmenistán, Tayikistán, Uzbekistán. Empecé a leer y obviamente una cosa te lleva a otra. Un texto de ficción a un ensayo, un ensayo a una novela, una novela a un artículo, y te dan cada vez más ganas. Es difícil encontrar tiempo para semejante proyecto, por no hablar de la plata o la situación personal. Pero tuve un par de malas situaciones a fines de 2018, entre ellas la pérdida de mi trabajo. Y me encontré en una situación donde tenía cierta plata ahorrada, no tenía ningún tipo de estabilidad ni de planes para el futuro y me dije ‘ya está, si no lo hago ahora no lo hago nunca’ y me animé. Si me veías en Ezeiza el 29 de enero pasado, cuando empecé este viaje, no tenía idea de lo que iba a hacer. Estaba con una mano adelante y otra atrás, viendo qué pasaba, si me volvía a los quince días, pensando de qué servía viajar, si me estaba tomando vacaciones o estaba haciendo una inversión. Tenía muchísimas dudas. Lo cierto es que me fue y le fue al proyecto muchísimo mejor de lo que me imaginé. En menos de un año, no me gusta alardear con el número pero también es lindo sentir que lo que uno hace le llega a mucha gente, sumé casi ochenta mil seguidores en Twitter. Me llegan mensajes de ánimo, entonces casi que todo lo que pasó en las redes sociales también está cambiando mi futuro respecto a este viaje. Es como que por momentos me siento cansado pero me digo que no puedo volverme ahora que la estoy pasando tan bien y que encima me está sirviendo o me va a servir, supongo, laboralmente, me está haciendo un nombre. Cada día estoy repensando mis decisiones a ver qué hago, teniendo en cuenta la circunstancia de lo que sucedió, este éxito, entre muchas comillas, que nunca me hubiera esperado.
–¿Qué es exactamente la Ruta de la seda?
-La Ruta de la seda es un sistema de rutas que durante muchísimo tiempo en la historia de la Humanidad, transportó todas las innovaciones tecnológicas que se hacían en Oriente hacia Occidente. El nombre viene del comercio de seda, que empezó a manufacturarse en China y desde allí llegaba hasta Roma y el resto de Europa. Obviamente no había caminos como los que conocemos ahora. Eran camellos, gente, caravanas que iban desde un lugar a otro pasando por Kabul, Teherán, Asia Central, Turquía, la India. Al final no solo se llevaban productos, sino también conocimientos. Hay cosas que nos resultan completamente occidentales pero que en realidad llegaron desde oriente por esos caminos. Por ejemplo la cerveza, la pizza y el fútbol. Resulta que las tres cosas nacieron en China. Fueron caminos que recorrieron personalidades históricas como Marco Polo, Genhis Khan, Atila, Alejandro Magno. Era conocimiento, pero también podía ser enfermedades porque se transmitían bacterias. O guerras, o conquistadores. Básicamente era el puente de la Humanidad durante la antigüedad.
“La Ruta de la seda es un sistema de rutas que durante muchísimo tiempo en la historia de la Humanidad, transportó todas las innovaciones tecnológicas que se hacían en Oriente hacia Occidente”
–¿Cuesta explicar lo que estás viendo respecto al sentido común que se tiene en Argentina sobre Medio Oriente?
-No estoy hablando tanto con argentinos, pero sé que existe una idea premoldeada, premeditada, prefabricada no inocentemente por los medios de comunicación. Mientras menos se conoce al otro más se le teme. Mientras menos se lo conoce en sus aspectos íntimos y cotidianos, como qué música les gusta, qué hacen, si trabajan, si leen… En fin, lo que uno hace todos los días, lo que es como persona al cabo. En ese sentido el desconocimiento es total. Yo hace seis años hice otro viaje largo por África. La gente me preguntaba ‘¿Y? ¿Cómo es África?’. Bueno, África son cincuenta y cuatro países. Es como preguntar cómo es América. Es muy diferentes si estamos hablando de Nueva York, La Habana o Buenos Aires. Existe, lamentablemente, el preconcepto de que son todo lo mismo, en particular en esta zona del mundo. Y es porque los medios de comunicación, nos vienen machacando desde que nacemos. Se piensa que desde Turquía hasta China todo lo que hay son terroristas parecidos a Osama Bin Laden. Dentro de todo lo que estoy tratando de hacer, con mi alcance poco y nulo, es mostrar un poco de la vida. No me interesa hablar de la guerra. Obviamente el contexto me lleva a mencionarla, pero me parece más ‘peligroso’ para los que nos venden la unidireccionalidad del mensaje, que se sepan las cosas que mencioné recién en vez de, por ejemplo, qué armas tiene Irak.
–¿Qué recomendarías para alguien que pueda conocer estos lugares?
-Siempre llegar conociendo algo previamente, habiendo leído, habiendo escuchado algo de la música. Ir con la cabeza abierta, sabiendo un par de palabras para demostrarle a la gente que estás dispuesto a hablar su idioma, eso ayuda muchísimo. Mientras uno más sabe del lugar más cosas va a descubrir, o las va a ver desde un diferente punto de vista. Cada país tiene su magia, es muy subjetivo. Los viajes son también las personas. Yo puedo decir que Georgia es el mejor país del mundo y a vos te puede pasar que te roben allá, porque son cosas que pueden pasar. Si tengo que recomendar digo Medio Oriente. Se habla tan mal en nuestros países del Islam y se sabe tan poco de los musulmanes. Y lo cierto, no lo digo yo, lo dice cualquier viajero, es que son por escándalo los más hospitalarios. En cualquiera la gente te trata de maravillas. Obviamente hay diferencias culturales, no es lo mismo para un hombre que para una mujer. Pero para un musulmán un invitado es un invitado de Dios, entonces para ellos es, que no se malentienda, ‘hacerse un favor a ellos mismos’ ante los ojos de Dios al brindarte hospitalidad.
“Se habla tan mal en nuestros países del Islam y se sabe tan poco de los musulmanes. Y lo cierto, no lo digo yo, lo dice cualquier viajero, es que son por escándalo los más hospitalarios”
–Escribiste una nota en la Revista Anfibia y ahí hablabas de la hospitalidad y del ‘taarof’. ¿Qué significa eso?
–El taarof es un mecanismo que se usa en Irán, es como una actuación permanente de la cordialidad que al final termina a la sociedad acerca de cómo se ve a sí misma y cómo actúa. Al principio es confuso para los viajeros. Por ejemplo, yo voy en un taxi, termina el viaje y le pregunto al conductor cuánto es. Él me dice nada, yo respondo que quiero pagar, él responde que para él es un orgullo llevar a un extranjero y uno agradece pero insiste porque al fin y al cabo la persona está trabajando, y ella acepta y nos dice el precio. Eso es el taarof. Yo ya sabía que al final iba a pagar y él también. Pero hubiera estado muy mal que él no lo hubiera propuesto y a la vez hubiera estado pésimo si yo simplemente aceptaba. Así es con todo. Es una cultura del refinamiento de las palabras que para nosotros, ‘occidentales pragmáticos’, es casi una pérdida de tiempo. Pero también hay que salirse de los ojos occidentales para entender la vida. Es difícil pero hay que hacerlo. Y desde el punto de vista de ellos es muy lindo, porque implica insistir, mejorar las palabras, siempre entablar una relación y un diálogo que por más que sea ‘fingido’ no deja de ser cordial todo el tiempo. Está todo el tiempo presente en la sociedad. En Isphahán fui a comer a un buen restaurante, con comida abundante, y al pedir la cuenta el mozo me dijo muy seriamente que era gratis por ser extranjero, y aclaró que no era taarof. Lo dijo al principio para que yo no entre en ese juego. Cuando me dijo eso agradecí y me saqué una foto con él. Pero de todas formas es algo que está muy presente en la sociedad iraní.
–Estuviste hace poco en Irán. ¿Qué pudiste sentir, vivir e interpretar respecto a lo que está sucediendo a partir del asesinato del general Qasem Soleimani, y todo el revuelo internacional que causó la discusión entre Estados Unidos e Irán?
-Es un tema muy complejo. Yo no soy un académico y solo transmito mis sensaciones personales. Estuve tres meses en Irán y hablé con la gente de a pie. El artículo de Anfibia por el que me preguntaron antes me trajo muchas felicitaciones pero también muchísimas críticas, algunos bien y otros mal. Si escribo sobre Omán sería raro que alguien me marque que me olvidé de tal o cual cosa. En cambio cualquier cosa que se escriba sobre Irán está en foco. Obviamente es enemigo de Estados Unidos y de Israel. Es una trama geopolítica muy compleja. Yo estaba afuera de Irán cuando ocurrió lo de Soleimani, así que no puedo transmitir sensaciones en primera persona sobre cómo se vivió, pero sí puedo imaginarlo. Particularmente puedo ‘combatir’ con mis casi nulas herramientas, esta idea de que los iraníes son los enemigos de la humanidad, algo que surge cuando pasan estas cosas, y que el ‘Mundo libre’ viene a rescatarlos de esas terribles garras en las que se encuentran. Y la idea de que todos los iraníes son malos, son terroristas. A eso sí lo combato y me molesta mucho cuando aparece. Porque además siempre que se habla sobre Irán en nuestros medios está el trasfondo de ‘tiene que cambiar el gobierno, tienen que dejar de ser una teocracia, tienen que cambiar el régimen’. Por ejemplo con el derribo del avión ucraniano. Nadie puede reivindicarlo, es una aberración y un desastre. Ahora, todas las críticas, o muchísimas, dicen ‘este es el régimen que tumbó el avión ucraniano, Irán tiene que volver a ser etc., etc.’. Pero cuando Estados Unidos mata por error a diez bebés en un bombardeo nadie va a decir que tiene que cambiar el régimen o el gobierno de Estados Unidos. Simplemente se dirá ‘qué mal que estuvo’ habrá notas de condolencia, pero no está de trasfondo esa cuestión de ‘tiene que cambiar’. Entonces con Irán es muy difícil, porque cualquier crítica que uno haga se lee en ese punto de vista porque la situación ya se llevó a esos términos. Como digo en la nota publicada en Anfibia, cuanto más complejo más real, y cuanto más real más Irán. Es un país donde las cosas suceden.
“La idea de que todos los iraníes son malos, son terroristas. A eso sí lo combato y me molesta mucho cuando aparece”
–¿Cuánto va a durar el viaje? ¿Tenés pensado un destino?
-Como les dije, esto se va rehaciendo día a día. Hay días que me siento mejor, otros peor. Más allá de los hilos de Twitter y todo lo lindo, sigo siendo una persona sola que está lejos y viajando. A veces extraño más, a veces menos. Salí el 29 de enero y sí voy a cumplir un año de viaje. Creo que es día no solo va a ser de festejo sino de pensar qué hago, cómo sigo y a dónde voy. Por lo menos hasta fin de mes sigo, y después la vida me viene dando tantas sorpresas que ya es casi sentarse a esperar.
MG/GF/RG
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