El gobierno de facto de Bolivia pidió ayer la captura del presidente depuesto Evo Morales Ayma, que se encuentra refugiado en Argentina. La orden la emitió la Fiscalía Especializada en Anticorrupción y Legitimación de Ganancias Ilícitas en carácter de “sedición, terrorismo y financiamiento al terrorismo”. “No tengo miedo a las detenciones. Fui confinado muchas veces por mi militancia antiimperialista. Aquí es patria o muerte”, expresó Morales en la conferencia de prensa que brindó esta mañana en el Centro Cultural de la Cooperación para los medios argentinos.
Los procedimientos judiciales en Bolivia requieren de un juicio de responsabilidad, un proceso previsto por la Ley 044/2010 para evaluar las acciones del presidente y/o vicepresidente, de las altas autoridades del Tribunal Supremo de Justicia, Tribunal Agroambiental, Consejo de la Magistratura, Tribunal Constitucional Plurinacional y del Ministerio Público en ejercicio de funciones. Y ahí es donde pone foco el sector golpista. “Las acciones a ser objeto de investigación han sido posteriores al 10 de noviembre, cuando ha dejado la función presidencial“, afirmó el fiscal General de Bolivia, Juan Lanchipa. Sin embargo, se olvidó de un detalle no menor: la renuncia de Evo Morales nunca fue aprobada ni rechazada.
“Hasta ahora la Asamblea Legislativa no aprobó ni rechazó mi renuncia”
“En Bolivia no se respetan normas. Todos los actos del gobierno de facto son nulos del pleno derecho”, aseguró el mandatario depuesto. Y agregó: “Hasta ahora la Asamblea Legislativa no aprobó ni rechazó mi renuncia. Los constitucionalistas afirman que, por esto mismo, sigo siendo presidente. La Asamblea debería haber cumplido el reglamento de convocar en 24 horas a la sesión para debatir mi renuncia, pero no se dio”.
El golpe de Estado en Bolivia tuvo lugar después de las elecciones generales del 20 de octubre, que dieron de ganador a Evo Morales Ayma por sobre Carlos Mesa. Al día siguiente fueron incendiadas las sedes del Tribunal Superior Electoral de Sucre, Potosí y Cobija. Luego, tuvieron lugar las violentas convocatorias realizadas por Mesa y Luis Fernando Camacho, líder del Comité Cívico de Santa Cruz. Hubo persecución y hostigamiento a dirigentes del MAS y una fuerte arremetida hacia la comunidad indígena. Finalmente, el 10 de noviembre, tras varios intentos de llamados al diálogo, el presidente presentó su renuncia con el objetivo de pacificar el país.
“Hemos derrotado varios golpes de Estado. A veces gracias al UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas), a veces con el pueblo boliviano”, declaró Evo.
La Asamblea Legislativa de Bolivia conformó un nuevo Tribunal Supremo Electoral para convocar a elecciones. En tanto, la Organización de los Estados Americanos (OEA) ratificó su compromiso de acompañar el proceso en 2020. “No creo en la OEA como cabeza de esa regulación. Les digo a los políticos latinoamericanos que la OEA es una herramienta para la dominación de nuestros pueblos. Vamos a convocar a los organismos latinoamericanos que tengan respeto por la democracia”.
“La dictadura de Añez, Camacho y Mesa quieren ‘elecciones libres y transparentes’. Para eso tiene que terminar la persecución política”
“Este golpe se parece al que derrocó a Salvador Allende en Chile”, expuso Morales Ayma. Y sentenció: “Cuando el imperio muerde, no suelta. Con la conciencia del pueblo y su sabiduría, vamos a ganar las elecciones. En las encuestas, con o sin candidato, seguimos primeros”.
LFE – EC/EC/RG
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