Como lo habíamos adelantado, las presunciones asentadas en la medición rápida de una empresa privada eran provisorias e incompletas. Ahora tenemos datos más firmes. La victoria de Evo es más importante de lo que se pre anunció y está cerca de vencer sin ballotage. Con el 95,63% de las actas contabilizadas, el presidente obtiene el 46,85% y Carlos Mesa queda segundo con 36,74%.
Los datos que se difundieron el domingo a la noche eran provisorios, además de incompletos. El conteo rápido estuvo en manos de una empresa, Viaciencia SRL, que no suplanta los resultados oficiales.
Las fuentes consultadas en el altiplano por La Señal Medios señalan que la compañía relegó el conteo de sufragios emitidos en zonas muy favorables a Evo Morales para construir ante la opinión pública la certeza de una segunda vuelta electoral.
Si esto ha sido así, cabe preguntarse qué llevó al gobierno nacional y popular a contratar una privada para el escrutinio en vez de anunciar que se esperaría, como siempre, el sano y lento conteo manual de los sufragios.
Los motivos de una victoria
La evolución boliviana con el gobierno de Evo es perceptible. Desde 2010 dejó de ser ubicado como país de bajos ingresos para escalar hacia la mitad de la tabla. Este año su Producto Bruto Interno ascenderá a 43.087 millones de dólares. Los ejes de su desarrollo se asientan en la explotación y exportación de productos gasíferos y mineros, pero con impulso a la diversificación.
De hecho, Bolivia avanzó en la producción de alimentos, y en la generación y exportación de energía, siempre bajo tutela estatal aunque en el marco de una economía mixta. A pesar de las variaciones de precios mundiales y los desastres naturales, logró acrecentar su desarrollo, estabilizar la moneda e instalarse en lo que se ha llamado “Década de Oro” boliviana.
¿Y el “campo”? Bueno, el sector agroindustrial ha tenido un impacto importante en la economía, debido a la tecnificación y optimización de productos agropecuarios. También creció el turismo y, claro, la construcción. Fíjense: según las mediciones internacionales, ya ocupa el cuarto lugar en el “clima favorable para emprendimiento de negocios”, al llegar a los 124 puntos.
Durante cuatro años de la década vigente, Bolivia lideró el crecimiento económico de América latina. Para que los datos señalados tengan semejante despliegue, el gobierno boliviano ha operado como contralor de los dos extremos de la escala económica.
Prestemos atención al sector financiero. En el año 2000 tan sólo el 5% de los depósitos estaban en moneda nacional frente al 95% nominados en dólares. Por su parte, si atendemos a los créditos en moneda nacional tan sólo alcanzaban el 3% del total.
Actualmente la política de crecimiento económico inclusivo y sostenido redujo la desigualdad y los grandes resultados alcanzados en los últimos años permiten que el 97% de los préstamos en el sistema bancario sea en Bolivianos, mientras que el 84% de los depósitos se encuentre también en moneda nacional.
Tomando como parámetro a la población económicamente activa, las tasas de desocupación en Bolivia son sólo del 2,9% para los hombres y del 4,1% para las mujeres. Durante el tramo Evo, el salario mínimo aumentó de 500 a 2.060 Bolivianos, un aumento de 312%. Si se considera una inflación anual de 5,5%, se evidencia un fuerte crecimiento del salario real.
El índice de salario nominal aumentó un 85%, durante el período analizado, para el total de los grupos ocupacionales. Sin embargo, si se desagregan los oficios, la variación fue mucho más importante para aquellas profesiones que habitualmente perciben un salario menor. Esto ha sido regulado por el Estado: una clara apuesta a mejorar la distribución del ingreso.
Contra toda la propaganda mediática liberal, la reducción de la pobreza y la desigualdad tuvo que ver con la política de gasto e inversión pública desarrollada durante la última década por el gobierno. En este sentido, se destacan los programas sociales de transferencias directas como el bono Juancito Pinto (que alcanza al 19,6% de la población), el bono Juana Azurduy (que alcanza al 18% de la población) y el programa Renta Dignidad (que alcanza al 12% de la población).
Así están las cosas en ese (ahora) gran país. Por eso, tantos años después, la fuerza política nacional popular en el gobierno puede aspirar a un período más. El pueblo no está cansado de Evo ni de su andar; una buena parte de los bolivianos intentó, este domingo, que el respetado volante ofensivo del Sport Boys, el referente orgulloso de sus orígenes, el compañero, gobierne hasta el 2025.
GF/LSM/RG
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