Por la tarde del martes, Trump le solicitó su renuncia a uno de los miembros de su círculo íntimo, John Bolton, quien desde abril de 2018 se desempeñaba como asesor de seguridad nacional de la casa blanca y junto a Mike Pompeo direccionaban la política exterior norteamericana.
Por Valeria Rodríguez*
El anuncio de su partida como funcionario fue por parte de Trump que como de costumbre lo hizo través de su red social Twitter en donde explicó que esa decisión la había tomado por tener diferencias de puntos de vista.
Parecería que esta partida de alguna manera, marca un volantazo en la política exterior norteamericana ya que tanto Bolton como Pompeo eran las figuras que abogaban por una incursión armada contra Irán además de estar en contra de la firma de un acuerdo político con Afganistán, evitar un acuerdo con China y otras cuestiones que resultan importantes para la economía norteamericana que de poco comienza a sentir una desaceleración.
A su vez puede ser un show mediático, cosa que a Trump le gusta mucho, ya que las últimas acciones de lo Estados Unidos, respecto a los bombardeos en la zona de distensión en Siria y las sanciones impuestas arbitrariamente a países, funcionarios y empresas de diferentes países han disparado fuertes críticas de la opinión pública internacional y esto genera la necesidad de limpiar su reputación.
Trump ganó las elecciones con el lema hacer “América grande otra vez”, utilizando la memoria emotiva de la administración de Reagan, ignorando el contexto político actual de multipolaridad. El capricho de Trump lo llevó varias veces a chocarse contra una pared y a tener que hacer marcha atrás y volver a arrancar lo cual terminó con varios frentes abiertos que lo llevan a tener que pensar la forma de surfear los problemas que eso acarrea quedando lo más estoico posible.
Al presidente norteamericano no le interesa la paz, la guerra ni siquiera la diplomacia, se mueve cual niño caprichoso y cambia de estrategia sin pensar las consecuencias que eso puede acarrear y la renuncia de Bolton demuestra el fracaso de sus políticas.
Durante éste año fueron muchas las veces que dio la sensación que estallaría una guerra armada, principalmente en medio oriente, también se intentó una intervención militar en Venezuela que cambió de rumbo luego de que se demostrara que no había quórum para ello. Tales impulsos militaristas fueron dirigidos por lo que el canciller iraní, Mohammad Javad Zarif llama el grupo de la triple B (Bolton, Bibi Netanyahu y Bin Salman) que en una tríada asesina buscan conseguir la hegemonía de oriente medio.
No se puede pasar por alto que Donald Trump es un empresario y piensa como tal, es posible que ante los enormes gastos económicos en armamento y en la mantención de reservas militares en diferentes puntos el globo haya comenzado a rever la estrategia y haya elegido los acercamientos “diplomáticos” y la guerra económica a través de la utilización de las sanciones económicas que funcionan parcialmente ya que la desaceleración económica en Estados Unidos en cada vez más notoria.
Tales sobresaltos en la política de Trump llevaron a que se generen chispas entre el círculo íntimo del presidente norteamericano que finalizó una vez más, en el despido de un nuevo funcionario, esto deja en claro el fracaso de la administración Trump y la crisis política en la cual se encuentra.
Un revés para Netanyahu
Es de público conocimiento que Israel es el “amigo fiel” de Estados Unidos, tal es así que fue Trump quien trasladó su embajada de Tel Aviv a Jerusalén y quien sostuvo que apoyaría la anexión de los Altos del Golán, decisión que culminó con la construcción de una colonia con su nombre, pero en realidad quien estuvo detrás de todo esto fue Bolton que ante la decisión de Trump de retirar soldados norteamericanos de Siria, fue el encargado de apagar la ira de Netanyahu.
Israel está pasando por un momento de inestabilidad política que se evidenció en las elecciones parlamentarias de abril donde el partido de “Bibi” Netanyahu, el Likud, perdió varios escaños que no permitieron conformar gobierno, la próxima semana serán las elecciones para determinar el primer ministro y podrían convertirse en la primera gran derrota de Netanyahu que ya está bastante manchado por el enorme caso de corrupción familiar que impactó en las últimas encuestas.
El hecho de que la noticia de la “renuncia” del asesor de seguridad de la casa blanca se diera justo unas horas después de que Benjamín Netanyahu declarara que en caso de ganar las elecciones de la semana que viene anexaría, junto al apoyo de Trump, las zonas de Judá y Samaria, fue un enorme golpe y podría ser un tiro por la culata para Netanyahu que la semana pasada tuvo que volver a sobrellevar una nueva derrota militar por parte del movimiento de resistencia islámica Hezbollah que derribó un dron israelí e incluso se valió la burla de Nasrallah que con motivo de la conmemoración de la ceremonia de Ashura, brindó un discurso en el cual dijo que “El legendario ejército invencible (refiriéndose al ejército israelí) se ha convertido en un ejército de Hollywood y se ha vuelto incapaz sobre el terreno”.
Irán, de la incursión militar a la disuasión
Desde principios de año, las relaciones con Estados Unidos se volvieron cada vez más tensas, de hecho se respiraba en varios momentos la pólvora que tanto Bolton como Pompeo intentaban dinamitar en la región pero al ver la negativa de la opinión pública y la búsqueda de tanto Europa como China de continuar las relaciones con Irán, Trump decidió cambiar la estrategia por el endurecimiento de las sanciones económicas.
La respuesta de europa ante esto fue la construcción de un sistema de comercio diferente denominado Intex para evitar sortear las sanciones y continuar comprando el petróleo iraní, lo cual demostró que Estados Unidos no dirige la política internacional y que en este momento debe primar la diplomacia por sobre todo.
Es así que durante la reunión del grupo de los 7 en Barritz, organizada por el presidente francés Emmanuel Macron, Trump tuvo que sentarse con el presidente chino Xi JinPing, con quien tiene una enorme guerra económica por las sanciones impuestas unilateralmente a empresas tales como Huawei que trajo como consecuencia la respuesta china de sanciones a los Estados Unidos que impactan de lleno en su economía, y además de ello tuvo que afrontar la presencia de un invitado especial por parte de Francia, el primer ministro iraní Mohammad Javad Zarif.
Esta visita en un primer momento vista de manera negativa por Trump terminó convirtiéndose en un símbolo ya que en un segundo momento Trump aseveró que hablaría con Irán en caso de que éste reduzca su programa nuclear. Esta es al menos la segunda vez que intenta un acercamiento de la mano de un país europeo ya que en mayo, después de las declaraciones de Bolton sobre el envío de un portaaviones al estrecho de Ormuz, fue Suiza el encargado de mediar allí.
¿Podría la salida de Bolton cambiar las relaciones con Irán?
Estamos frente a una nueva etapa de una relación tirante entre dos países de gran importancia a nivel mundial, si bien es posible que no lleguen a un acuerdo, las tensiones militares dejarán de hacerse presentes y es probable que las tensiones económicas continúen.
El martes, Ruhani le dijo a Macrón que no habrá diálogo bajo las sanciones económicas por lo cual está en manos de la decisión de Trump que cuenta con cada vez más críticas respecto a las sanciones económicas y uno de los militantes contra las sanciones es Putin, seguido por el presidente chino Xi JiPing.
Si Trump decide cambiar la política de guerra económica es posible que haya dialogo, caso contrario tanto las potencias asiáticas, así como europa continuarán las tratativas para la conformación de nuevas formas de comercio para saltear las sanciones, lo cual no le conviene a los Estados Unidos ya que perdería la hegemonía tanto del manejo económico como de la moneda de intercambio comercial.
Es hora de detenerse, pensar y elegir un verdadero volantazo a la política de diplomacia dialoguista o continuar con el show mediático que puede terminar en grandes pérdidas políticas por parte de Trump que el año próximo enfrentará elecciones presidenciales.
(*) Co-conductora de Feas, Sucias y Malas
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