Eva y Perón quedaron inmortalizados en la cima del Aconcagua. Fue en 1954, cuando un grupo de 20 oficiales argentinos decidieron llevar sus bustos en una expedición que denominaron “Sargento Miguel Farina”, en conmemoración a un ex suboficial peronista asesinado durante el intento de golpe de Estado de 1951.
“Un grupo de suboficiales se proponían entronizar en la cumbre del Aconcagua un busto de Perón y de Eva. Se lo dicen al General y él les responde que están locos. En ese año era muy difícil subir al Aconcagua, pero organizan la expedición y entronizan el busto del General y su esposa Evita. La expedición estuvo comprendida en dos partes. Un grupo llegó a la cumbre y dejó depositada las piezas y unos días después el otro grupo logró llegar a la cumbre y los ensambló. Un montaje logístico importante. La historia quedaría como una más de tantos homenajes que le hicieron a Perón en vida“, contó el montañista peronista Julián Prato en diálogo con Radio Gráfica.
Sin embargo, dos años después con la llegada de la Revolución Libertadora – o llamada también Revolución Fusiladora- a cargo del General Pedro Eugenio Aramburu los bustos fueron bajados. “En 1956 la Revolución Fusiladora manda a otro grupo de suboficiales a bajar los bustos. Otro grupo de oficiales del ejército arriesgaron, nuevamente, su vida. Esta vez no inspirados por el amor, sino por el odio. Lo que le agrega un enorme simbolismo y una gran importancia. Este haciendo y deshaciendo, lo podemos decir en un montón de políticas”, relató.
El paredero de las piezas que hizo desaparecer Aramburu se desconoce. Pero eso no intimida la locura de los más pasionales: este año Eva y Perón volverán a ser entronizados en lo más alto de la Aconcagua. “En los últimos tiempos un compañero, Alfredo Álvarez, me convocó para intentar hacer una expedición y volver a llevar el busto de Perón y Eva al Aconcagua. En estos días vamos a emprender la marcha, vamos a intentarlo. Uno cuando encara una montaña de esas dimensiones tiene que decir que lo va intentar, porque no depende de uno que el objetivo se cumpla”, expresó.
El Parque Provincial Aconcagua está abierto en verano desde noviembre a abril, y para hacer una expedición fuera de esas fechas se requiere un pedido especial. “Durante el verano tiene servicio de guardaparques, servicio médico y también empresas prestadoras de servicio que te alquilan las mulas. Parte del recorrido, desde que dejamos el colectivo hasta un campamento base, lo hacemos a pie. Pero podemos contratar una mula para que lleve la carga más pesada. De ahí, vamos nosotros por nuestros propios medios. El tiempo sería entre 15 y 20 días, para poder hacer el proceso de aclimatación y llegar a los 7000 metros con alguna seguridad, sino sería riesgoso para la salud“, explicó el montañista.
Respecto a los bustos que serán entronizados en la cumbre del Aconcagua, Prato concluyó: “Están terminados gracias a los compañeros de ATE Capital, que nos dieron una mano. Los hizo un artista en una especie de fibra de vidrio que va resistir la intemperie. Son livianos y huecos. Tienen un peso razonable, aproximadamente 2 kilos cada uno. El plan es – que cuando estemos arriba- rellenarlos con la misma grava de la montaña, esto los va hacer pesados. Después los atornillaremos a una base de aluminio que vamos a llevar y que funcionaría como una especie de altar. Vamos a intentar encontrar un lugar para ponerlo dentro de la superficie que no es grande”.
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