Por Leila Bitar
El secretario de Estado de Biden, Antony Blinken, se reunió con López Obrador con el objetivo de desactivar la llegada masiva de migrantes en la frontera sur de EEUU. El diplomático, busca coordinar estrategias para combatir el tráfico de fentanilo, que según la DEA se produce en México con precursores importados de China. AMLO rechaza esa teoría y sostiene que el problema es la demanda norteamericana.
El martes pasado, un grupo de republicanos cercanos al ex presidente Donald Trump, logró destituir al presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, tras acusarlo de ser complaciente con el gobierno demócrata. Los legisladores argumentan que Joe Biden “despilfarra” el dinero de los estadounidenses en Kiev mientras el país sufre una epidemia de fentanilo y una crisis migratoria descontrolada.
El proyecto de ley que salvó a Estados Unidos de caer en un cierre federal pudo aprobarse a último momento gracias a la gestión de McCarthy, sin embargo, la presión de los republicanos MAGA –Make America Great Again–, logró excluir del presupuesto el paquete de ayuda a Ucrania.
“Aunque podemos seguir apoyando la capacidad de Ucrania para defenderse a corto plazo ya hemos agotado gran parte de los fondos de ayuda para seguridad. La gran mayoría de los fondos destinados a Kiev han caducado. Seguimos estudiando lo que podemos seguir proporcionando a ese país, pero es importante que el congreso tome medidas”, advirtió Matthew Miller, vocero del Departamento de Estado.
Biden, ante la desesperación de la Unión Europea que continúa pagando los platos rotos del alineamiento con Zelenski, tranquilizó a sus aliados en el viejo continente asegurando que la asistencia llegará en pocos días.
Cabe destacar que EEUU ya financió a Zelenski con más de 77 mil millones de dólares desde que comenzó el conflicto. Sin embargo, hace tiempo que tanto el gobierno como la oposición tienen dudas respecto de la transparencia del régimen de Kiev en el manejo de esos fondos.
Los republicanos rechazan la estrategia de Biden en Ucrania y buscan capitalizar el creciente descontento social que existe respecto de la falta de criterio de los demócratas para ordenar las prioridades gubernamentales.
El senador Mike Lee y el representante Warren Davidson, del partido republicano sostuvieron en una nota de opinión publicada en ‘Fox News’, que “ha llegado el momento de entablar un debate nacional sobre una verdadera estrategia para Ucrania. El pueblo estadounidense merece respuestas antes de que se envíe más dinero a Ucrania”. “El Congreso le debe al pueblo estadounidense, que está cansado de décadas de guerra en Oriente Medio, escuchar de boca de su presidente, y no del presidente Zelenski el plan para la implicación de Estados Unidos en Ucrania de cara al futuro”, explican.
“El pueblo estadounidense merece respuestas antes de que se envíe más dinero a Ucrania”
Si bien es muy probable que Biden logre aprobar un nuevo paquete de asistencia a Kiev dentro los próximos 30 días, no deja de ser novedoso el hecho de que, por primera vez, se expresen de manera tan clara la falta de consenso político respecto del rol norteamericano en la guerra.
Epidemia de Fentanilo y crisis migratoria
Más allá de la impaciencia europea para que se resuelva el financiamiento de la guerra, el gobierno de Biden decidió focalizarse en dos temas que según varias encuestas, son los que más preocupan a sus ciudadanos; la epidemia de fentanilo y la llegada masiva de inmigrantes ilegales.
Estados Unidos anunció que ampliará el muro en la frontera sur para frenar la entrada de migrantes. Ante la protesta de Obrador, Biden, argumentó que no puede impedir que se usen fondos para ampliar la construcción del muro en la frontera con México, porque estaban destinados a ese fin durante el mandato de Donald Trump.
“No pensamos que sea la solución al problema migratorio. No resuelve nada, es una medida publicitaria”, sentenció AMLO. “Autorizan muy rápido 30 o 40 millones para Ucrania y nos vienen a decir a nosotros que nos van a quitar 60 millones de dólares. Es ridículo”, protestó en una de sus cotidianas conferencias de prensa. Y es que los republicanos, aprovechando su mayoría en la Cámara de Representantes, aprobaron un recorte en programas de ayuda a México con el argumento de que no se ha hecho lo suficiente para desactivar la migración y el narcotráfico.
“¿Saben cuánto destinamos nosotros para apoyar a países de Centroamérica y el caribe? 150 millones de dólares. Y ellos hacen escándalo por U$ 50 millones. Nosotros no les pedimos nada. Es pura politiquería. Una recomendación respetuosa es que aprueben un plan de apoyo”, lanzó el presidente mexicano, al tiempo que agregó: “Lo segundo, que atiendan a sus jóvenes garantizándoles estudio, trabajo y amor, para que no consuman fentanilo, eso es lo que deberían estar haciendo, no echándonos la culpa a nosotros”.
“Atiendan a sus jóvenes garantizándoles estudio, trabajo y amor, para que no consuman fentanilo, eso es lo que deberían estar haciendo, no echándonos la culpa a nosotros”
El fentanilo es un potente opiáceo sintético (apenas 2 miligramos pueden ocasionar una sobredosis mortal), 100 veces más potente que la morfina y 50 veces más potente que la heroína. Está indicado para pacientes que cursan post operatorios muy dolorosos, o para enfermos oncológicos terminales. Sin embargo, varias farmacéuticas (hoy bajo investigación judicial), han promovido su consumo masivo, desencadenando la crisis actual.
La mercantilización de la salud, (y por ende la expulsión de amplios sectores de la atención primaria), y la falta de regulación estatal a las corporaciones farmacéuticas, facilitaron el proceso epidémico.
El presidente mexicano asegura que “en México no se produce la materia prima para el fentanilo. Se trae de Asia y llega también de manera directa a EEUU y a Canadá; precursores y todo lo que se utiliza para la elaboración de estas drogas”. Tras desmarcarse, apuntó contra China y en abril envió una carta a Xi Jinping, pidiendo ayuda para que se controlen “los envíos de fentanilo que puedan remitirse de China a nuestro país”. “Con ello tendríamos un mayor control sobre el ingreso de la sustancia”, aseguró.
La respuesta de China llegó un par de días más tarde: condenó “las prácticas hegemónicas y de acoso contra el lado mexicano”, al tiempo que sostuvo que “no existe el llamado tráfico ilegal de fentanilo” entre ambos países. “El problema del abuso de fentanilo en EE UU tiene sus raíces en sí mismo, y el problema es totalmente ‘Made in the USA’, de fabricación estadounidense”.
Resta esperar para analizar el alcance de los eventuales acuerdos entre ambas naciones. Lo cierto es que, más allá de la retórica contestaria de Obrador, el mexicano encuentra en su vecino del norte un aliado estratégico, y su política exterior consiste en reforzar las relaciones bilaterales. Al mismo tiempo, busca fortalecer su papel articulador entre EEUU y el resto de América Latina, apostando a una integración sin intervencionismos y posicionándose como un líder claro en el continente.
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